Algunas mujeres ‘autogestionan’ su aborto mientras se recupera el acceso al procedimiento

Hannah, una mujer de Oklahoma que autogestionó su aborto el año pasado, cuando las clínicas locales se saturaron de pacientes de Texas. (Melissa Lukenbaugh/The New York Times).
Hannah, una mujer de Oklahoma que autogestionó su aborto el año pasado, cuando las clínicas locales se saturaron de pacientes de Texas. (Melissa Lukenbaugh/The New York Times).

En los estados donde se prohibió el aborto, algunas mujeres con embarazos no deseados están recurriendo a una solución poco convencional: “autogestionan” su aborto, buscan la información necesaria en internet y consiguen los medicamentos sin la supervisión de una clínica o un médico.

A primera vista, puede que esta práctica recuerde los días en los que no existía el precedente que sentó el caso Roe contra Wade, cuando con frecuencia las mujeres se veían obligadas a tomar medidas riesgosas para interrumpir un embarazo no deseado. Sin embargo, la llegada del aborto con medicamentos —que se realiza con fármacos, en lugar de procedimientos en un consultorio— transformó la atención reproductiva, lo cual supone un desafío importante para la legislación contra el aborto.

Incluso antes de la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de revocar este precedente, los abortos con medicamentos representaban más de la mitad de las interrupciones del embarazo en Estados Unidos. Durante la pandemia, las autoridades federales facilitaron aún más el acceso a las pastillas abortivas al eliminar el requisito de la consulta en persona y permitir que los medicamentos se enviaran por correo a las pacientes tras una cita virtual.

Pero muchos estados nunca permitieron el aborto por telemedicina y las nuevas leyes que prohíben el aborto aplican para todas las formas del procedimiento, incluidos los medicamentos. Así que las mujeres que viven en zonas cada vez más restrictivas del país están consiguiendo los medicamentos como pueden, en muchas ocasiones por internet, a pesar de las prohibiciones estatales.

Según el Instituto Guttmacher, que investiga y apoya el acceso al aborto, no existen cálculos fidedignos sobre el número de mujeres que consiguen los medicamentos para abortar por su cuenta.

Con la anulación del caso Roe contra Wade, el aborto está ahora prohibido en al menos una decena de estados, según una base de datos de The New York Times. El martes, los electores de Kansas rechazaron una medida electoral que habría eliminado de la Constitución estatal la protección del derecho al aborto.

Empaques de misoprostol y mifepristona para pacientes de Planned Parenthood en Fort Myers, Florida, el 9 de mayo de 2022. (Gabriela Bhaskar/The New York Times).
Empaques de misoprostol y mifepristona para pacientes de Planned Parenthood en Fort Myers, Florida, el 9 de mayo de 2022. (Gabriela Bhaskar/The New York Times).

No obstante, se prevé que haya algún tipo de límite en al menos la mitad de los estados del país, por lo que ambos lados de la división se preparan para un aumento de abortos autogestionados.

Quienes critican el aborto en cualquiera de sus formas insisten en que los abortos con medicamentos son más riesgosos de lo que se dice y más aún sin supervisión médica. Señalan que el procedimiento no debería llevarse a cabo más allá de las diez semanas de gestación ni sin consulta médica, porque no siempre es posible determinar con exactitud la fecha de un embarazo.

También es posible que se pasen por alto otras complicaciones médicas, como el embarazo ectópico, en el que el óvulo fecundado se implanta fuera del útero.

Las afirmaciones de que el aborto con medicamentos es seguro “se basan en datos defectuosos e incompletos, que dan prioridad a la comodidad y los costos por encima de la salud y la seguridad de las pacientes”, afirmó Christina Francis, presidenta de la Asociación Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos Provida, que se opone a todos los abortos, excepto para evitar daños permanentes o la muerte de la madre.

Los médicos que apoyan el aborto explican la situación de otra manera: existen muchas pruebas de que el aborto con medicamentos es seguro y las mujeres ya llevan a cabo este procedimiento casi por su cuenta en casa, incluso si acuden a un médico para obtener los medicamentos. La autogestión no es tan diferente, argumentan sus partidarios.

“Es bastante seguro y eficaz según los estudios que hemos realizado, los datos nacionales proporcionados por los estados y el Instituto Guttmacher, así como la experiencia de otros países”, afirma Beverly Winikoff, fundadora de Gynuity Health Projects, que realizó gran parte de la investigación sobre el aborto con medicamentos que condujo a su aprobación en Estados Unidos hace más de veinte años.

El procedimiento suele consistir en la toma de dos fármacos: la mifepristona, que detiene el embarazo al bloquear una hormona llamada progesterona, seguida uno o dos días después por el misoprostol, que provoca la contracción del útero.

En 2020, más de medio millón de mujeres abortaron con medicamentos en Estados Unidos y menos de la mitad del uno por ciento experimentó complicaciones graves, según los estudios. En menos del 0,4 por ciento de las pacientes fue necesario hacer intervenciones médicas, como las hospitalizaciones o las transfusiones de sangre, según una revisión de decenas de estudios relacionados con miles de pacientes que se llevó a cabo en 2013.

Una revisión de 2018 a cargo de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina descubrió que los fármacos para abortar pusieron fin a los embarazos en un 96,7 por ciento de las gestaciones de hasta nueve semanas. La Organización Mundial de la Salud avala el aborto autogestionado y dice que puede utilizarse hasta las doce semanas de gestación.

Sin embargo, en Estados Unidos los medicamentos están regulados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) y deben tomarse bajo la supervisión de un médico. En un comunicado, la agencia desaconseja la compra de mifepristona por internet, ya que las pacientes “pasan por alto importantes medidas de seguridad”.

La FDA no se opone a la compra en línea de misoprostol (cuya marca comercial en Estados Unidos es Cytotec), que se utiliza para tratar diversas enfermedades. El misoprostol puede interrumpir el embarazo por sí mismo, según han demostrado estudios recientes.

Aunque ningún tratamiento es cien por ciento seguro, tomar las píldoras “por cuenta propia en casa no influye en el riesgo de tener complicaciones”, afirma la doctora Carolyn Westhoff, ginecóloga obstetra y profesora de la Universidad de Columbia y redactora jefe de la revista Contraception.

No obstante, la autogestión también significa que la mujer no cuenta con un profesional médico de confianza al que llamar en caso de emergencia o complicaciones. Westhoff y otros expertos temen que las mujeres que se realizan sus propios abortos estén renuentes a buscar ayuda médica en los estados donde se ha penalizado el aborto.

Cassie, de 20 años, que utiliza el pronombre neutro y pidió que solo se utilizara su nombre de pila porque reside en Texas, donde la mayoría de los abortos están prohibidos después de las seis semanas de embarazo, se hizo cargo de su aborto en enero.

Cassie, que ya tenía un hijo y pasaba por dificultades económicas, completó un formulario para solicitar píldoras abortivas a Aid Access, cuya sede está en Europa. Los fármacos tardaron más de lo previsto en llegar y, cuando lo hicieron, Casie ya tenía 12 semanas de embarazo.

“Me las tomé y recé para que todo saliera bien”, dijo Cassie. Tuvo una fuerte hemorragia, náuseas y “los cólicos más fuertes que he tenido en mi vida”.

“Lloraba, entumida por el dolor en mi cama”, comentó.

Cuando la hemorragia no cedió, la pareja de Cassie le llevó al hospital, donde le extirparon el tejido restante.

“Pasé por una experiencia horrible, rezando porque no se dieran cuenta o sospecharan que había hecho esto por mí misma”, comentó Cassie.

Cada vez es más fácil acceder tanto a la información como a las herramientas para realizar un aborto.

Las mujeres que viven en estados en los que el aborto es legal pueden recurrir a proveedores de telemedicina con sede en Estados Unidos, como Abortion on Demand y Hey Jane, que ofrecen información detallada a las mujeres que desean abortar y proporcionan pastillas abortivas por correo tras una consulta por video en los estados en los que estos servicios son legales.

MYA Network cuenta con médicos que responden preguntas sobre el aborto autogestionado y Abortion Pill Info ofrece consejos para mantener la privacidad de la investigación en línea.

Para las mujeres que se encuentran en estados donde está prohibido interrumpir el embarazo, Plan C ofrece una serie de soluciones, incluida una lista de farmacias en línea que venden medicamentos para abortar autorizados por la organización, así como tutoriales sobre cómo configurar el reenvío de correo en otro estado para recibir los medicamentos.

El sitio también remite a las personas a Aid Access, que aplica filtros en línea a las mujeres y encarga píldoras abortivas a farmacias extranjeras que se envían en sobres sin remitente, incluso a estados donde el aborto es ilegal. El grupo cobra 150 dólares o menos, según los ingresos.

El aborto con medicamentos es muy similar al aborto espontáneo y no es posible descubrir los rastros de los medicamentos si se toman por vía oral, explica Rebecca Gomperts, doctora neerlandesa fundadora de Aid Access.

Si una mujer necesita atención después de tomar las píldoras, “siempre le comentamos que diga que ha tenido un aborto espontáneo”, señaló. “Son exactamente los mismos síntomas y el tratamiento es idéntico”.

Un estudio realizado entre miles de mujeres en Estados Unidos que recibieron pastillas abortivas de un proveedor sin consulta en persona durante la pandemia concluyó que la práctica era segura.

Las complicaciones son una rara excepción. Otro estudio reciente analizó los abortos autogestionados en Nigeria, donde el aborto está prohibido excepto para salvar la vida de la madre, así como en Argentina (que legalizó el aborto hasta las 14 semanas a finales de 2020).

El 20 por ciento de las casi 1000 mujeres que participaron en el estudio acudieron a hospitales después del procedimiento, pero la mayoría solo quería confirmar que el aborto se hubiera completado. Alrededor del cuatro por ciento informó que seguía teniendo dolor, fiebre o hemorragia. Diecisiete requirieron procedimientos para completar el aborto, doce pasaron la noche en el hospital y seis necesitaron transfusiones de sangre, según el estudio, que se publicó en The Lancet Global Health a finales de 2021.

El mayor hallazgo fue que, aunque algunas de las mujeres tomaron la combinación de mifepristona y misoprostol, la tasa de éxito de las que tomaron solo misoprostol (un fármaco ampliamente utilizado que se puede comprar sin receta en países como México y es bastante barato) fue mayor que la de la combinación de ambos fármacos.

La mayoría de las leyes estatales que restringen el aborto establecen que la práctica del mismo es un delito para los médicos, no para los pacientes. Solo tres estados —Carolina del Sur, Oklahoma y Nevada— tienen leyes que de manera explícita establecen que es un delito provocarse un aborto.

No obstante, otros estados hacen alusión a leyes que protegen a los menores u otras leyes contra las mujeres sospechosas de haber interrumpido su embarazo.

En Indiana, Purvi Patel fue sentenciada a 20 años en prisión en 2015 por interrumpir su embarazo por su cuenta; su sentencia fue revocada en 2016. En Texas, se acusó del delito de homicidio a Lizelle Herrera a principios de este año por hacer lo mismo, pero los fiscales dijeron que no seguirían adelante con el caso.

c.2022 The New York Times Company