¿Por qué hay una mujer del siglo V enterrada en la necrópolis prehistórica de Panoría?

<span class="caption">Ortofotografía con la localización de las nueve tumbas excavadas en la necrópolis de Panoría.</span> <span class="attribution"><a class="link " href="https://mailchi.mp/ugr/ugrdivulga-hallan-los-restos-de-una-mujer-romana-enterrada-en-la-necrpolis-megaltica-de-panora-granada-que-fue-abandonada-2600-aos-antes-4895297?e=d75bc405a5" rel="nofollow noopener" target="_blank" data-ylk="slk:Universidad de Granada;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas">Universidad de Granada</a>, <span class="license">Author provided</span></span>

Tras miles de años desde su construcción y uso funerario, la necrópolis megalítica de Panoría (Granada) fue objeto de reutilización en época tardorromana. Durante las excavaciones realizadas en 2019 se produjo un hallazgo sorprendente. En el exterior de la cámara funeraria de la que conocemos como sepultura 15 se registró una fosa en la que se depositaron cuidadosamente los restos de un cráneo y sobre él dos huesos largos, un húmero y una tibia.

El estudio antropológico demostró que el cráneo pertenecía a una mujer que murió entre los 18 y los 25 años. La datación radiocarbónica evidenció que su fecha de muerte se situaba en el siglo V, en lo que conocemos como Antigüedad tardía.

La necrópolis de Panoría

La necrópolis de Panoría se localiza en el extremo más oriental de sierra Harana, en la localidad de Darro (Granada).

Consta de al menos diecinueve sepulturas, de las que nueve fueron excavadas en los años 2015 y 2019. Se trata de monumentos megalíticos formados por cámaras funerarias de forma trapezoidal construidas con grandes losas de piedra a las que se accede por cortos y estrechos pasillos. En su interior se han registrado numerosos restos antropológicos y ajuares funerarios. En concreto, se han estudiado más de 55 000 restos que pertenecen a hombres y mujeres de todas las edades, aunque la mayoría de ellos se incluyen dentro del rango de edad adulta.

Gracias a los estudios de isótopos de carbono y nitrógeno, que permiten conocer los alimentos consumidos durante varios años antes de la muerte, sabemos que la dieta de estas poblaciones se basó en el consumo de plantas, proteínas animales y productos lácteos.

Las sepulturas de Panoría fueron lugares de enterramiento colectivo, posiblemente familiar, donde la mayoría de los restos antropológicos han perdido sus conexiones anatómicas como resultado de la frecuentación del espacio funerario. En los casos en que aún se conservan restos articulados, éstos aparecen en posición flexionada, recostados sobre su lado izquierdo y alineados con el eje mayor de la sepultura.

Sorprende que tanto los enterramientos como los propios monumentos megalíticos presentan una clara orientación astronómica, hacia la salida del sol en el entorno de los equinoccios. Asociados a los restos humanos se documentaron diferentes tipos de objetos, como vasijas cerámicas, puntas de flecha, cuchillos de sílex, conchas marinas, una azuela de metal y elementos de adorno realizados en concha y hueso que formaron parte de los ajuares funerarios.

Temporalidad y cronología

La datación radiocarbónica es una de las principales herramientas que poseemos para situar temporalmente los acontecimientos del pasado. Mediante el procedimiento conocido como carbono-14 es posible calcular la fecha de muerte de cualquier organismo vivo en los últimos cincuenta mil años.

En Panoría se ha datado la fecha de muerte de 73 personas, lo que permite aproximarnos a su periodo de uso, posibles reutilizaciones y abandono. Así, sabemos que la actividad funeraria comenzó alrededor de los siglos XXXVI o XXXV a. e. c., hace 5 500 años, cuando muy probablemente se construyeron la mayoría de las tumbas.

Durante los siglos posteriores, los enterramientos fueron muy frecuentes, especialmente intensos en el siglo XXXIV a. e. c. A partir del siglo XXIX a. e. c. las prácticas funerarias cesaron durante varios siglos. Con posterioridad, las sepulturas fueron reutilizadas principalmente en los siglos XXV y XXI a. e. c. durante cortos periodos temporales de no más de unas pocas décadas. No es descartable que en alguna ocasión todos los enterramientos fueran depositados al mismo tiempo. En torno a 2100 a. e. c. la necrópolis fue abandonada, aunque no olvidada como demuestra la posterior reutilización durante la Antigüedad tardía.

La reutilización de monumentos megalíticos

La reutilización de monumentos megalíticos en épocas históricas alejadas de su momento de construcción y uso es un aspecto habitual en diferentes regiones europeas y mediterráneas. De hecho, su pervivencia a lo largo de extensos periodos temporales puede considerarse uno de sus aspectos más destacados. No obstante, el caso de Panoría es singular.

Habitualmente, las reutilizaciones que conocemos de época romana o de la Antigüedad tardía siguen los ritos característicos de esa época en lo que se refiere a la disposición del cadáver o al uso de ajuares funerarios o elementos constructivos culturalmente distintivos, como, por ejemplo tegulae (tejas romanas).

El caso de Panoría es diferente ya que en realidad no es una práctica funeraria propiamente dicha dado que los restos antropológicos fueron depositados ya esqueletizados, es decir, cuando ya eran solo huesos. El ritual consistió en un acto deliberado de deposición cuidadosa de un cráneo y sobre él dos huesos largos, un húmero y una tibia, que debieron ser traídos desde otro lugar en donde previamente estuvieron enterrados.

Realmente desconocemos las razones por las que los restos de esta mujer se enterraron en Panoría, una necrópolis de época prehistórica. Un asunto que se vuelve más complejo aún si tenemos en cuenta que en la Antigüedad tardía se produjo la cristianización de la mayor parte de la población y del territorio.

Lo que sí parece evidente es la importancia que Panoría debió tener como lugar sagrado a pesar de la antigüedad de sus construcciones y de la enorme distancia temporal con las últimas prácticas funerarias conocidas. Quizás este tipo de prácticas rituales pueda relacionarse con la atracción y deseo de diferentes grupos sociales de integrarse en un paisaje sagrado y ancestral como medio de legitimar determinados roles sociales. ¿Se convirtieron los monumentos megalíticos durante la Antigüedad tardía en lugares en los que reivindicar una identidad pasada?

Sea como fuere, la pervivencia de determinados lugares en la memoria colectiva nos invita a reflexionar sobre la variabilidad cultural humana y sus múltiples y complejas manifestaciones.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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