Tras la muerte de un joven en una picada, refuerzan los controles de motos en Gesell

Luego de la tragedia, volvieron los controles de motos y cuatriciclos en Villa Gesell

VILLA GESELL.- "No aprenden, no aprenden", se lamenta un jefe policial mientras supervisa un operativo de urgencia para controlar el acceso de motovehículos al muy amplio sector de dunas que se extiende paralelo a las playas que van de esta localidad a la vecina Cariló. Chequean documentación de vehículos, permiso para conducir y uso de casco. Pero ya es tarde. La anarquía que hay arenas adentro ya se cobró la vida de un motociclista, que chocó contra otra moto mientras participaban de una "picada" a alta velocidad. El otro conductor y ambos acompañantes terminaron con lesiones importantes, pero están fuera de peligro.

Estas carreras informales son un clásico en las inmediaciones del circuito donde, desde el próximo viernes, se disputará otra edición de Enduro del Verano, competencia considerada la más importante del mundo en la categoría cuatriciclos y una de las cuatro o cinco más relevantes para los fanáticos del motocross.

La víctima mortal se llamaba Gabriel Carrizo. Tenía 21 años y era oriundo de Morón. En ese incidente resultaron heridos Pablo Coria, de 44; Lucas Itorno, de 23, y Joel Ávalos, de 24, que fueron derivados al hospital municipal con lesiones, pero ninguna de mayor gravedad.

Lo momentos previos quedaron registrados en grabaciones con teléfonos celulares de quienes eran testigos de una carrera de seis motos y un cuatriciclo. Se ponen en línea y salen lanzados en velocidad. A menos de 200 metros de la partida se rozan una de las motos y el cuatriciclo. Según fuentes policiales, Carrizo fue asistido allí por un equipo del SAME y bomberos. Pero, con evidencias de múltiples traumatismos, murió de un paro cardíaco. La investigación del caso quedó a cargo de la fiscal Verónica Zamboni.

"Es muy difícil de cubrir y controlar un predio tan grande", reconoció Hugo Piriz, titular de Defensa Civil de Villa Gesell. Y reconoce que en motos y cuatriciclos se repiten estas "picadas": "Muchos de sus protagonistas no tienen medidas de seguridad ni de protección adecuadas".

Las autoridades municipales y policiales habían previsto que a mitad de esta semana dispondrían un fuerte despliegue de personal y móviles para controlar el ingreso de motos y cuatriciclos y su circulación dentro del predio que limita con el estadio que se monta para esta competición. Pero el fin de semana largo llenó estas costas de turistas, entre ellos, miles que anticiparon a su manera un espectáculo que convoca a más de 10.0000 personas.

El drama no es una costumbre dentro del circuito por el que circulan los más de 1000 inscriptos que tiene cada edición de Enduro del Verano, sino que temporada tras temporada se hace lugar algo más allá de esos límites, donde el público sobrelleva la espera con aceleradores a fondo, poca pericia y escasa prudencia.

El antecedente trágico más reciente es de febrero pasado, siempre fuera del escenario de la competencia y en esa topografía difícil en la que conviven dunas, algo de vegetación y otros obstáculos. Gonzalo Freiría, de 36 años, de Ituzaingó, fue la primera víctima. Trepaba un médano a buena velocidad cuando chocó de frente con la pared de un médano. Sufrió lesiones internas letales a la altura del tórax.

Durante esa jornada, ya de noche, se conoció la muerte de Juana Buero, de 17 años y oriunda de Campana. Circulaba al volante de un cuatriciclo Yamaha Banshi cuando embistió un alambrado, que le provocó lesiones cortantes a la altura del cuello. Los médicos la encontraron sin vida.

"Hay un contexto de descontrol, no por falta de controles, sino porque es imposible cubrir un área tan importante y con tantos vehículos juntos", dijo entonces a LA NACION el fiscal Walter Mércuri. Estará de turno durante el movimiento previo y las instancias finales de esta nueva edición de Enduro del Verano. "Es tan grande el lugar que no hay forma de controlar a todos", admite, y se resigna un jefe policial que pide reserva de su nombre.

Lo que ayer se dispuso de emergencia, una vez conocido este nuevo caso, fue centralizar el acceso de vehículos al sector de dunas. Quedó vedado el ingreso por la calle 13 y Alameda 212, reservado exclusivamente para ambulancias y bomberos. El único paso que se habilitó fue a la altura de la discoteca Pueblo Límite.

Allí se apostaron policías e inspectores de tránsito de la comuna. Se supervisó documentación de cada motovehículo que ingresó. También se exigió registro habilitante y casco a cada conductor de moto o cuatriciclo en circulación.

Otros ingresaban por la ruta 11, donde carteles advierten que el circuito oficial recién estará habilitado a partir del próximo 29. Allí suben a sus motos y avanzan por senderos mínimos, entre los médanos.

"Es un circuito picante, exigente al máximo", reconoce Julián Rendina, mientras alista su moto para entrenar arenas adentro. Participará por primera vez del Enduro del Verano junto a Kevin Noto, Marcos Ferreyra y Augusto Molina, este último el único que ya tiene experiencia en esa prueba. Destacan el escenario como desafío y advierten que esta prueba debe seguir aquí, donde nació y creció como evento. "Es en Villa Gesell o nada", remarcan.