Muere Hilario Candela, venerable arquitecto del emblemático Miami Marina Stadium. Tenía 87 años
Hilario Candela, el eminente arquitecto cubanoamericano que diseñó el Miami Marina Stadium y los dos primeros campus del Miami Dade College cuando era un joven exiliado, antes de dirigir uno de los estudios de arquitectura más influyentes de la Florida durante 30 años, falleció a los 87 años.
Candela murió el martes por la noche en el Hospital Mercy a causa del COVID, dijo su hijo Maurice Candela.
Candela se retiró de su firma, Spillis Candela and Partners, tras venderla a mediados de la década de 2000. Pero siguió trabajando de asesor, sobre todo en el esfuerzo de una década para restaurar el estadio marino, propiedad de la ciudad. Aunque está cerrado desde 1992, el espectacular estadio de concreto en bruto llegó a ser considerado en los últimos años una obra maestra de la ingeniería y la arquitectura con pocos iguales en el mundo.
Sin embargo, Candela no vivió para ver el inicio del proyecto de restauración de $45 millones.
El arquitecto Richard Heisenbottle, que trabajó para Candela al principio de su carrera y posteriormente contrató a su mentor para que lo ayudara a elaborar el plan de restauración del estadio para la ciudad, dijo el miércoles que espera que el proyecto salga finalmente a licitación para su construcción en unos meses, tras años de retrasos.
Se trata de un merecido hito que Candela llevaba tiempo esperando saborear, dijo Heisenbottle.
“Hilario era un hombre con clase en su forma de dirigir su negocio y un hombre con clase en su vida como arquitecto”, dijo Heisenbottle. Haber tenido la oportunidad de trabajar con él, tanto en el pasado como ahora, en la restauración de su obra maestra, el Miami Marine Stadium, ha sido uno de los grandes honores de mi carrera”.
“Deja un tremendo legado. Durante décadas, su firma fue la más importante del estado de la Florida, con más edificios premiados que casi ninguna otra. Y muchos de los arquitectos de nuestra comunidad trabajaron en algún momento para él y deben su carrera profesional a lo que aprendieron a su lado”.
La muerte de Candela ocurre casi un año después de la de su principal socio, Peter Spillis. Su hijo Mauricio Candela, también arquitecto, dijo que su padre se estaba recuperando de una operación de la espalda y que se estaba bien en casa y en rehabilitación ambulatoria cuando dio positivo al coronavirus.
“Estaba absolutamente al 100% y seguía teniendo ese entusiasmo por la vida que siempre tuvo”, dijo el menor de los Candela. “Tenía una pasión por la vida y el diseño que iba más allá de la arquitectura. Más allá de todo, era un caballero. Era capaz de llegar a la gente y de conectar con ella, y eso era muy importante para él. Creo que nunca le vi perder la calma. En última instancia, siempre se ganaba a la gente”.
El despacho que Spillis y Candela se convirtió en una potencia arquitectónica reconocida a nivel nacional y en su día tan dominante a nivel local que sus nombres eran prácticamente sinónimos de la arquitectura moderna de Miami.
La firma, la más antigua en funcionamiento en Miami-Dade, fue absorbida posteriormente por el gigante mundial AECOM. La oficina local permanece en el edificio Douglas Entrance que la firma diseñó en la década de 1980 en Coral Gables. Spillis se encargaba de la parte comercial y de producción del despacho, mientras que Candela era el jefe de diseño.
Nacido y criado en La Habana, Candela estudió Arquitectura en el Georgia Tech antes de regresar a su país para iniciar su carrera. Pero la revolución cubana de 1959 desbarató sus planes y lo obligó a exiliarse cuando el nuevo régimen empezó a confiscar empresas privadas, dijo Candela.
En Miami, Candela se incorporó en 1961 a la histórica firma Pancoast, Ferendino, Skeels & Burnham, fundada en 1926 por el pionero arquitecto de Miami Beach Russell T. Pancoast. Diez años más tarde, él y Spillis adquirieron las acciones de Pancoast y de otros socios al jubilars, y se convirtieron en los socios titulares.
Bajo su dirección, la firma diseñó numerosos edificios emblemáticos en todo Miami-Dade, especialmente en el momento de mayor influencia, en las décadas de 1970 y 1980. El comportamiento de Candela, de voz suave y elegante, escondía un gran talento y ambición a la hora de dejar huella en la arquitectura. Su habilidad para el diseño y la captación de talentos permitieron al despacho hacerse de un importante encargo tras otro en Miami y otros lugares de la Florida.
Entre ellos están las estaciones del Metromover del centro de Miami, el James L. Knight Center y el adyacente Hyatt Regency Hotel a orillas del río Miami, y los laboratorios de la Agencia Nacional del Océano y la Atmósfera en Virginia Key. El diseño del despacho para el edificio de oficinas Douglas Entrance formó parte de un proyecto que ayudó a salvar la histórica entrada de Coral Gables de 1920.
Muchos de los edificios de la firma llevan el sello del estilo arquitectónico tropical de concreto en bruto, que fue característico de Candela, más evidente en los campus de North y Kendall del Miami Dade College, y más tarde en el Miami Mailman Center for Child Development de la Universidad de Miami, en el campus del Hospital Jackson Memorial.
La originalidad de Candela como arquitecto residía en parte en la combinación del brutalismo —término derivado de un término francés que designa el concreto en bruto— con elementos del diseño moderno latinoamericano y tropical y de la arquitectura de mediados de siglo de La Habana, dijo el arquitecto Michael Kerwin, antiguo socio de Spillis Candela.
“Estaba obsesionado con los detalles finos de un edificio”, dijo Kerwin en un correo electrónico. “De joven, creó una serie de edificios que llamaban la atención por su uso del concreto. Durante un tiempo fueron los edificios progresistas que impulsaron el diseño de vanguardia en el sur de la Florida e inspiraron imitaciones”.
Casi tan importante para Candela era establecer relaciones con los clientes y los líderes de la comunidad y venderles sus ideas y proyectos, dijo Kerwin.
“Hilario era un presentador brillante”, dijo Kerwin. “Cuando hacía presentación de proyectos, ganaba el trabajo gracias a su intensidad y carisma, y los clientes a menudo simplemente se rendían ante su energía”.
En una entrevista grabada en video en 2015 con un investigador de la Colección del Patrimonio Cubano de la Universidad de Miami, Candela dijo que diseñó todos los edificios menos uno en los dos campus originales de la universidad. En la entrevista, Candela señaló que la institución superior surgió del sentido de obligación social de principios de la década de 1960 que influyó en la arquitectura de la época, incluyendo la suya.
También supuso una oportunidad de crecimiento espectacular para el despacho, que durante años diseñó la mayoría de los campus y edificios de la universidad a medida que esta se expandía rápidamente, dijo Candela.
“Fuimos parte de ese crecimiento”, dijo, refiriéndose a los proyectos de la universidad, que a final de cuentas condujeron al diseño de instituciones superiores en toda la Florida y otros estados. “Como arquitectos, no funcionamos a distancia de la universidad. Éramos parte integrante de la familia universitaria. ... Nos llevó a otro nivel”.
El despacho se dedicó entonces a diseñar edificios en la Florida y en otros lugares para grandes clientes corporativos como American Express, General Electric y Westinghouse, y campus de oficinas y fábricas de componentes para centrales nucleares. Con el tiempo, Spillis Candela abrió oficinas en Orlando y Washington DC y comenzó a diseñar edificios de tribunales y prisiones en todo el país.
El último gran proyecto de Candela fue la Iglesia católica de la Epifanía, en el sur de Miami.
Con Candela al frente del diseño, la firma amplió el uso del concreto, que entonces no era habitual en la construcción en Estados Unidos, aprovechando el clima tropical de Miami para usar el material de forma creativa, dijo el arquitecto e historiador de la arquitectura de Miami Allan Shulman, coautor de “Miami Architecture: An AIA Guide”.
“Su huella en Miami fue su pasión por el uso del concreto a nivel estructural. Muchos arquitectos lo usaron en Miami a lo largo de los años. Pero ese despacho e Hilario realmente llevaron la construcción con concreto a un lugar diferente, con mucha mayor expresión, en toda una generación de edificios de oficinas, escuelas y universidades de concreto”, dijo Shulman. “La firma, más que ninguna otra, puso a prueba los límites del material en nuestro clima y nuestro paisaje”.
Candela dejó lo que probablemente sea su marca más duradera antes de cumplir los 30 años. Cuando era un arquitecto junior en lo que entonces era un despacho de 12 personas, se le asignó la difícil tarea de diseñar un estadio público para las carreras de lanchas rápidas en una estrecha franja de tierra a lo largo del Viaducto Rickenbacker en Virginia Key.
Inspirándose en los arcos parabólicos de concreto del famoso cabaret Tropicana en La Habana y en el estilo arquitectónico de concreto en bruto de la época, Candela y el ingeniero Jack Meyer idearon un plan audaz: una estructura de concreto vertido con un enorme techo suspendido de forma espectacular sobre una grada asentada encima de pilotes sobre el agua, que ofrecía una vista panorámica de la bahía de Biscayne y el downtown de Miami.
Candela también fue responsable del diseño de la cuenca acuática en forma de U, creada en parte con relleno, para las carreras de lanchas rápidas.
El estadio se convirtió rápidamente en un lugar muy querido por los miamenses ya que acogía no solo carreras, sino también conciertos y servicios de la vigilia pascual en una barcaza flotante atada a la tribuna. Los Beach Boys, Ray Charles y muchas otras luminarias musicales actuaron en el estadio. Entre ellos, Jimmy Buffett, quien se lanzó al agua al final de su espectáculo en 1985 para unirse a los fans que lo veían desde barcos y balsas. Posteriormente, Buffett grabó un video de apoyo a la restauración del estadio. El estadio también fue escenario de la película de Elvis Presley de 1967 “Clambake”.
Pero el estadio nunca generó dinero para la ciudad. Las autoridades alegaron los daños causados por el huracán Andrew en 1992 para cerrar el lugar, que rápidamente se convirtió en un lienzo de grafiteros. La ciudad planeaba derribarlo cuando los conservacionistas, con la ayuda de Candela y otros arquitectos de Miami, reunieron apoyo internacional para convencer a la ciudad que declarara monumento histórico protegido.
El estadio estaba tan bien diseñado y construido que, a pesar de los años de deterioro y exposición al agua salada, los estudios de ingeniería determinaron que era fundamentalmente sólido. Los dirigentes de la ciudad se comprometieron hace más de una década a restaurar y modernizar completamente el estadio, y asignaron dinero para el proyecto. Los permisos de construcción han tardado años, en parte debido a los problemas medioambientales de la cuenca, que colinda con una reserva natural.
Heisenbottle dijo que la energía de Candela no decayó durante el largo proceso de cinco años para conseguir que el plan de restauración del estadio estuviera terminado y fuera aprobado por la Comisión de Miami.
“Su compromiso de ayudarme, de trabajar codo a codo conmigo para restaurar el estadio marino fue inquebrantable”, dijo Heisenbottle. “Podía recurrir a él en cualquier momento,para ver esto o aquello, para venir a otra reunión, para hablar con los comisionados, para hacer divulgación en las reuniones de la comunidad.
“Creo que reconocía la importancia del estadio para la arquitectura y para nuestra comunidad, y no solo por el hecho de elevar su propio nombre, sino por la expresiva y maravillosa pieza de arquitectura que es, y por el inigualable sentido de lugar que ocupa en la historia de Miami”.
A Candela le sobreviven su esposa, Eva; sus hijos Cecilia, Maurice, Mark y Hilary; y 15 nietos. No se conocen todavía los planes del funeral.