La movilización nacional para salvar ONG aún no se nota en la ciudad más pobre de Francia

Grigny (Francia), 6 sep (EFE).- La movilización nacional para salvar la ONG de donación de alimentos "Restos du Coeur" no se hace sentir todavía en la ciudad más pobre de Francia, Grigny, donde el número de beneficiarios de esta entidad ha aumentado un 25 % en un año.

"Restos du Coeur", una de las instituciones más queridas por los franceses, que fue fundada en 1985 por el carismático humorista Coluche (1944-1986), se declaró el pasado domingo casi en bancarrota, cuando su presidente, Patrice Douret, alertó de que la asociación no daba abasto ante el aumento de nuevos beneficiarios y la caída de las donaciones particulares por culpa de la inflación.

Con millones de franceses en "shock", se produjo una riada de gestos y anuncios de solidaridad para rescatar una entidad que distribuye el 35 % de toda la ayuda alimentaria en el país.

"Hace solo tres días de esos anuncios, aquí seguimos igual, siempre hemos sido solidarios entre nosotros y así seguiremos", cuenta a EFE Alain Ludman, responsable desde hace siete años de la unidad de "Restos du Coeur" de Grigny, ciudad al sur de París de casi 30.000 habitantes , de los que el 44 % vive por debajo del nivel de pobreza (1.102 euros por persona y mes), frente al 14 % de la media nacional.

El Gobierno francés, la selección de fútbol, varias multinacionales del CAC-40 y Bernard Arnault, uno de los hombres más ricos del mundo, han anunciado diferentes donaciones (la ONG dijo necesitar 35 millones de euros para funcionar normalmente). La de Arnault, de 10 millones de euros, ha sido especialmente criticada por la izquierda.

Las críticas llegan porque el dueño del grupo de lujo LVMH entregó, a través de dos de sus hijos, un cheque por ese montante en un acto divulgado con bombo y platillo en el Ministerio de Solidaridad Social.

"No comento esos asuntos", señala con una media sonrisa irónica Ludman, quien constató que quien "no llora, no mama".

Desde hace décadas, "Restos du Coeur" de Grigny es un importante punto de anclaje para miles de personas en situación de precariedad, cerca de la mitad de origen inmigrante y muchos de ellos sin papeles.

En los últimos años, la crisis del covid en 2020 y la de la inflación desde finales de 2022 agravada por la guerra en Ucrania han puesto a prueba la capacidad de esta unidad, que abarca a otras tres localidades limítrofes y que también brinda clases de lengua francesa y asesoría jurídica.

"El discurso (del presidente de la ONG Douret) ha sido útil e interesante, normalmente no salimos ni en radios ni en televisiones, pero no damos más abasto, si no lo arreglamos, podemos cerrar", reflexiona Ludman.

En el caso de Grigny, como en buena parte de los casi 2.000 centros de "Restos du Coeur", ha habido un aumento anual de beneficiarios del 25 %, de unos 3.000 hasta 4.000 al año.

¿Qué es lo que se encuentra en el local? De todo. Leche, latas de atún y sardinas, jabones, tomates frescos e incluso leche en polvo y pañales, entre otros productos.

"Cada vez hay más bebés, actualmente unos 200", constata, por su parte, José Brandely, otro voluntario jubilado, mientras apila kilos de tomates con la ayuda de una compañera.

Mientras "Restos du Coeur" confía en salir adelante gracias a la ola de solidaridad, otras ONG también han decidido hacer públicas sus dificultades para continuar con sus programas, como la Cruz Roja francesa y Secours Populaire, mermadas también por graves problemas económicos.

Antonio Torres del Cerro

(c) Agencia EFE