En Montana, los jóvenes demandan al estado en un caso histórico sobre el clima

Badge, a la izquierda, y Lander Busse, demandantes adolescentes en un pleito contra el estado de Montana por considerar que este viola la Constitución estatal la cual garantiza “el derecho a un medioambiente limpio y saludable”, cerca de su casa en Kalispell, Montana, el 6 de marzo de 2023. (Matthew Hamon/The New York Times)
Badge, a la izquierda, y Lander Busse, demandantes adolescentes en un pleito contra el estado de Montana por considerar que este viola la Constitución estatal la cual garantiza “el derecho a un medioambiente limpio y saludable”, cerca de su casa en Kalispell, Montana, el 6 de marzo de 2023. (Matthew Hamon/The New York Times)

KALISPELL, Montana — Badge y Lander Busse marcharon hacia el bosque detrás de su casa un domingo nevado de marzo, en compañía de sus tres perros de caza. Fue en este bosque, justo afuera del Parque Nacional Glacier, que estos adolescentes aprendieron a cazar, pescar, desollar venados y recoger perdigones de perdices húngaras.

También fue aquí que los chicos Busse se sensibilizaron a las señales de un planeta que se está calentando con rapidez: lluvias torrenciales que erosionaron sus rutas de senderismo, incendios forestales que dejaban cicatrices en la tierra, un humo tan denso que los obligaba a encerrarse en casa.

Ver cómo su preciada naturaleza sucumbía a los efectos del cambio climático enfureció a los chicos Busse, y hace tres años decidieron hacer algo al respecto. Junto con otros 14 jóvenes de la zona, se unieron a un grupo de defensa del medioambiente y demandaron al estado.

En su demanda, presentada en 2020, los jóvenes activistas se basaron en el texto de la Constitución de Montana que garantiza a los residentes “el derecho a un medioambiente limpio y saludable” y estipula que el estado y los individuos son responsables de mantener y mejorar el medioambiente “para las generaciones presentes y futuras”.

En virtud de esas pocas palabras, argumentan, el apoyo generalizado de Montana a los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas es inconstitucional porque la contaminación resultante está calentando peligrosamente el planeta y les ha robado un medioambiente sano.

Se trata de un desafío legal conciso pero no probado a un gobierno estatal que en los últimos años ha dado un giro brusco a la derecha y que se está defendiendo de manera agresiva. El juicio, que según los juristas es el primero sobre un caso constitucional relacionado con el clima, comienza el 12 de junio en Helena, la capital del estado.

Incendios forestales cerca de Augusta, Montana, el 9 de septiembre de 2017. (Matthew Hamon/The New York Times)
Incendios forestales cerca de Augusta, Montana, el 9 de septiembre de 2017. (Matthew Hamon/The New York Times)

“Casi no ha habido juicios sobre el cambio climático”, dijo Michael Gerrard, director del Centro Sabin de Derecho sobre el Cambio Climático de la Facultad de Derecho de Columbia. “Este es el primero que se adentrará en el fondo del cambio climático y en lo que hay que hacer, y en cómo el estado quizá tenga que cambiar sus políticas”.

Los orígenes del caso se remontan a casi una década. En 2011, una organización sin fines de lucro llamada Our Children’s Trust solicitó a la Corte Suprema de Montana que dictaminara que el Estado tiene la obligación de hacer frente al cambio climático. La corte se negó a pronunciarse y le dijo al grupo que empezara en los tribunales inferiores.

Así que los abogados de Our Children’s Trust empezaron a armar su caso. Trabajaron con la comunidad ecologista para identificar posibles demandantes. Catalogaron las formas en que el estado se veía afectado por el cambio climático. Y documentaron el amplio apoyo del estado a la industria de los combustibles fósiles, por ejemplo, con permisos, subvenciones y regulaciones favorables.

Our Children’s Trust, financiada en gran parte por fundaciones, ha demandado a gobiernos estatales en nombre de jóvenes de los 50 estados y está detrás de Juliana contra Estados Unidos, un caso climático muy seguido que enfrenta a jóvenes contra el gobierno federal y que está pendiente en el tribunal de distrito de Oregón. Pero Held contra Montana es el primero de estos casos que llega a juicio.

“Realmente estamos tratando de llevar a la generación de jóvenes a los tribunales y hacerlo a través de una perspectiva de derechos humanos”, afirmó Julia Olson, la abogada que fundó Our Children’s Trust.

En 2020, Olson volvió a centrarse en Montana, esta vez con un equipo legal más grande, un grupo de expertos y 16 demandantes diversos, incluidos los chicos Busse.

La demandante de mayor edad, Rikki Held, tenía 18 años en ese momento y creció en un rancho de 2832 hectáreas en Broadus, donde el clima cada vez más impredecible ha hecho que su familia tenga dificultades para abastecer de agua a su propiedad. El demandante más joven fue Nathaniel K., un niño de 2 años de Montana City con problemas respiratorios cuya salud se ve amenazada por los incendios forestales, agravados por el cambio climático, según sus padres.

Sariel Sandoval tenía 17 años cuando se presentó la demanda y creció en la reserva india de Flathead, en el norte de Montana. Recuerda que ahora es más difícil encontrar los arándanos que recogía a principios de verano y que la disminución de la capa de nieve ha reducido el nivel del lago Flathead, lo que ha afectado la pesca de su tribu.

“Cuando tienes esta relación con la tierra, te sientes mal al cómo la está afectando el cambio climático, el daño que se está haciendo”, dijo.

Para los chicos Busse, desafiar a la autoridad les viene de familia. Su padre, Ryan Busse, es un antiguo ejecutivo de armas de fuego que se desilusionó con la industria y desafió a la Asociación Nacional del Rifle. Y aunque el maestro de Biología que tuvieron en el octavo grado cuestionó en una clase la ciencia que explica el cambio climático, los chicos al final entendieron que un planera que se está calentando con combustibles fósiles es malo incluso para su patio trasero.

“Mucho de esto tiene que ver en cuántos montaneses, incluyendo nosotros, vivimos nuestra vida diaria, y lo enraizada que está la vida silvestre y la tierra y la naturaleza en quiénes somos”, explicó Lander Busse, quien ahora tiene 18 años, descansando en el sofá de su sala, rodeado de piezas de fauna taxidermizadas de los bosques circundantes.

Los demandantes se unieron a un creciente movimiento mundial de jóvenes que dan la voz de alarma sobre el cambio climático, representado sobre todo por la sueca Greta Thunberg, de 20 años.

Pero su activismo ha tenido un costo social. “No podemos hablar abiertamente de este caso sin que nuestros amigos de la escuela nos vituperen”, afirmó Badge Busse, de 15 años.

No obstante, muchos de los demandantes, incluidos los chicos Busse y Sandoval, esperan testificar en el juicio.

En su respuesta a la demanda, el estado cuestionó el abrumador consenso científico de que la quema de combustibles fósiles está provocando el cambio climático y negó que Montana esté experimentando un clima cada vez más severo relacionado con el aumento de las temperaturas.

Las oficinas del gobernador de Montana, Greg Gianforte, y del fiscal general del estado, Austin Knudsen, ambos republicanos, declinaron hacer comentarios sobre el caso. “Debemos centrarnos en la innovación y el ingenio estadounidenses, no en costosos y excesivos mandatos gubernamentales, para hacer frente a nuestro clima cambiante”, declaró la portavoz del gobernador, Kaitlin Price. “Estados Unidos también debe tener una política energética integral, como la tiene Montana, para que nuestro país vuelva a ser independiente y seguro desde el punto de vista energético”.

Fue en 1972 cuando se enmendó la Constitución de Montana para incluir el lenguaje que garantiza a los ciudadanos “el derecho a un medioambiente limpio y saludable”, en una convención constitucional en la que se hicieron revisiones a fin de reducir la influencia de las industrias del cobre y el carbón, grandes protagonistas de la política de Montana desde la década de 1880. La constitución original, redactada en 1889, estuvo muy influida por los ejecutivos mineros, y las leyes resultantes eran muy deferentes con los intereses industriales.

Independientemente de quién gane, es probable que el caso se apele ante la Corte Suprema del estado. E incluso si los jóvenes montaneses ganan con una apelación, no esperan cambios inmediatos.

Más bien, los demandantes buscan una “reparación declaratoria”. Es decir, quieren que el juez reconozca que los combustibles fósiles contaminan y calientan el planeta y declare inconstitucional el apoyo del estado a la industria.

Una sentencia así tendría otro objetivo importante. Ahora mismo, apenas hay jurisprudencia que afirme que la quema de combustibles fósiles está calentando rápida y peligrosamente el planeta. Una victoria de los jóvenes de Montana ayudaría a sentar las bases para otros casos relacionados con el clima. Pensilvania y Nueva York tienen garantías constitucionales similares para un medioambiente sano, y hay un grupo que intenta añadirlas a la Constitución de todos los estados.

“Podría establecer muchos hechos y principios de aplicabilidad general”, afirmó Gerrard, de la Universidad de Columbia.

También existe la posibilidad de que si la política energética del estado se considera inconstitucional, los reguladores de Montana se vean obligados a tener en cuenta el cambio climático a la hora de aprobar proyectos industriales.

“Cuando se celebre el juicio en junio, los demandantes y nuestros expertos podrán testificar en audiencia pública y contar lo que el gobierno ha estado haciendo y cómo eso está afectando al medioambiente de Montana”, declaró Nate Bellinger, abogado principal de Our Children’s Trust en el caso. “En un tribunal, la verdad no deja de importar”.

c.2023 The New York Times Company