Primer ministro haitiano pide a Policía, Ejército y fuerzas kenianas que se concentren en zonas de pandillas

El primer ministro de Haití, Garry Conille, pidió a la Policía haitiana que, con el apoyo de las pequeñas fuerzas armadas del país y de la fuerza multinacional de seguridad encabezada por Kenia, comience a lanzar operaciones de forma gradual en las zonas controladas por pandillas armadas.

Conille hizo el anuncio a última hora del miércoles en un discurso a la nación en el que también comunicó que 14 comunidades actualmente bajo el control de grupos armados delictivos serán puestos bajo estado de emergencia. La decisión, dijo, se tomó de común acuerdo con el Consejo Presidencial de Transición.

“El objetivo final es recuperar todas las zonas controladas por las pandillas, casa por casa, barrio por barrio y ciudad por ciudad”, declaró Conille.

La concentración en las comunidades controladas por las pandillas, la mayoría de ellas en las regiones del Oeste y Artibonite, forma parte de una serie de medidas que, según el primer ministro, el gobierno tiene previsto poner en marcha en los próximos días “para hacer frente a la inseguridad y establecer la paz en el país”. El anuncio ocurrió un día después que 200 policías kenianos llegaron a Haití para reforzar la misión multinacional de apoyo a la seguridad, respaldada por Naciones Unidas y financiada en gran parte por Estados Unidos.

A primera hora del día, algunos de los policías kenianos se unieron a los agentes del SWAT haitiano en un patrullaje por la capital que les llevó desde los Campos de Marte, frente al palacio presidencial, hasta el centro de una ciudad desierta. El mismo día, las autoridades penitenciarias del país reubicaron a más de 150 reclusos de una prisión de la ciudad de Carrefour, al sur de Puerto Príncipe.

Pandillas armadas controlan actualmente más de 80% de Puerto Príncipe y partes de la región de Artibonito, al norte de la capital. Aunque han estado relativamente tranquilas en la capital, siguen representando una amenaza. La policía informó esta semana sobre la incautación de 5,000 balas después de que dos hombres intentaran transportarlas desde Mirebalais, en la Meseta Central, hasta la capital. Uno de los hombres murió en un tiroteo con la policía y el otro huyó, declaró el portavoz de la Policía Nacional de Haití, Michel-Ange Louis-Jeune.

Un intento por parte de pandillas armadas de tomar una estación de Policía el lunes en la ciudad de Moro, en Artibonito, dejó cuatro muertos y 11 heridos, dijo Bertide Horace, portavoz del grupo Comisión para el Diálogo y la Concienciación para Salvar Artibonito. En una entrevista en la emisora de radio Magik 9, Horace pidió el despliegue de agentes de policía y equipamiento en la región. Las pandillas son cada vez más agresivas y los habitantes han recurrido a hacerse cargo de su propia seguridad debido a la falta de presencia policial en la región arrocera.

“Pido a la población de estas comunas que permanezca vigilante y tranquila”, declaró Conille, señalando que en los próximos días lanzará una campaña nacional sobre seguridad dirigida a conseguir que los haitianos se unan a la lucha. “Cada ciudadano debe sentirse implicado y responsable de sus zonas”.

“El proceso que hemos iniciado aquí no será fácil”, añadió. “Y les diré que no será rápido”.

Conille dijo que El Salvador, Colombia y Jamaica son ejemplos de países que tienen “10 veces más recursos que nosotros”, pero que han demostrado con sus esfuerzos para perseguir a los grupos armados que “la batalla para poner a un país en su estado normal exige tiempo y la participación de toda la sociedad”.

Conille también pidió a los periodistas que “eviten dar reportes en vivo o diferidos que puedan proporcionar información a las pandillas” sobre las operaciones de las fuerzas del orden. También prometió reforzar el sistema judicial y luchar contra la corrupción para garantizar que “cada ciudadano, independientemente de su estatus, sea igual ante la ley”.

La comunidad internacional ha pedido a Haití y a sus socios que aborden la corrupción y los problemas del sistema judicial. Ninguna de las dos cosas es tarea fácil, dado el actual entorno de seguridad, la falta de supervisión de las acciones de los gobernantes y el hecho de que Conille y los siete presidentes y dos observadores del país deben ceder el poder en febrero de 2026.

En un duro recordatorio de los peligros que enfrentan los funcionarios judiciales, el 23 de abril fue asesinado un juez del tribunal de distrito de Pilatos, en la región norte, cuando se dirigía a su trabajo. El 13 de mayo también fue asesinado un juez en L’Estère, en la región de Artibonito. Todavía no se ha identificado a los autores, según informó recientemente la oficina política de la ONU en Haití al Consejo de Seguridad.

Conille no entró en detalles sobre cómo llevarán a cabo las operaciones las fuerzas de seguridad del país. El ejército tiene incluso menos equipamiento que la policía haitiana y su despliegue en el aeropuerto y en Campos de Marte durante la reciente crisis de las pandillas para ayudar a la policía ocurrió después de mucha labor de persuasión debido a las tensiones históricas entre los dos grupos y debido a una política estadounidense que reconoce a la Policía Nacional de Haití pero no al Ejército.

Mientras tanto, la policía haitiana y las fuerzas kenianas siguen intentando encontrar la manera de colaborar eficazmente.

El miércoles, policías kenianos y haitianos realizaron un patrullaje conjunto por la capital. Se observó a los kenianos, que ahora son unos 400 tras la tras la llegada de un segundo contingente el martes, salir de la parte trasera de varios vehículos blindados de color canela en el centro de la ciudad.

No se trataba de una operación, sino de “un patrullaje para permitir a los kenianos hacerse una idea, más o menos, de las distintas zonas en las que tendrán que intervenir”, explicó Louis-Jeune, portavoz de la Policía.

Poco después que los policías llegaron a la Rue Pavé, en el centro de la ciudad, se oyeron disparos. Louis-Jeune dijo que, contrariamente a las informaciones que apuntaban a un intercambio de disparos entre pandilleros armados y los kenianos, a los que se vio en video disparando sus armas, no hubo enfrentamiento con las pandillas. La Policía, dijo, hizo disparos de advertencia.

“Saben que estamos en una situación tensa, y la presencia de la policía ya no sienta bien a las pandillas”, dijo.

La llegada de la patrulla al centro fue un acontecimiento poco habitual. Esta zona, antaño repleta de comerciantes ambulantes, se ha convertido en una zona prohibida y es hoy una tierra de nadie desierta, marcada por autos quemados y edificios abandonados, tras los incesantes ataques de las pandillas que comenzaron el 29 de febrero.

Durante su excursión, los kenianos se encontraron cara a cara con otra realidad de la labor policial en Haití: los vehículos inoperativos. Uno de los nuevos vehículos blindados que conducían los kenianos sufrió una falla mecánica y tuvo que ser remolcado, según confirmó al Miami Herald un portavoz de la misión dirigida por Kenia.

No está claro si el vehículo averiado forma parte de los nuevos vehículos blindados que Estados Unidos proporcionó recientemente a Haití.

Pero mantener los vehículos en funcionamiento puede ser el menor de los retos de la misión.

En otra señal de lo tensa e impredecible que sigue siendo la situación, la administración penitenciaria del país trasladó el miércoles a los reclusos de la instalación de Carrefour a una en la zona rural de Petit-Goave, en otra región y jurisdicción.

Marie Yolene Gilles, activista de derechos humanos que supervisa las prisiones de Haití, dijo que no se dieron razones para el traslado. Sospecha que el traslado puede ser un intento del sistema penitenciario de evitar otra fuga masiva como las de principios de marzo, que provocaron que escaparan más de 4,000 reclusos, la mayoría de los cuales siguen en libertad. Carrefour, uno de los mayores suburbios de Haití, carece en la actualidad de una fuerte presencia policial después de que sus fuerzas sufrieran recientemente repetidos ataques de pandillas.

A finales del mes pasado, el Sindicato Nacional de la Policía de Haití declaró que dos inspectores de policía de división y un civil habían sido asesinados en el barrio de Arcachon 32 de Carrefour. En abril, dos policías estuvieron entre las siete personas asesinadas por las pandillas cuando la estación policial central de la ciudad y una subestación fueron atacadas y saqueadas por miembros de pandillas.

Gilles dijo que, aunque comprende el deseo de las autoridades de proteger la prisión de un ataque, y que el traslado de tantos reclusos por calles controladas por las pandillas presenta dificultades, no puede aprobar la forma en que se infringieron los derechos de los reclusos durante el transporte.

Imágenes de video mostraban a los reclusos desnudos y de pie, cuello con cuello, en la parte trasera de un camión abierto que suele usarse para transportar ganado.

“Cuando la administración penitenciaria reacciona así, nos demuestra claramente que no respeta los derechos de las personas que tiene la responsabilidad de custodiar dentro de las prisiones”, declaró Gilles, directora ejecutiva de la Fondasyon Je Klere/Eyes Wide Open Foundatios, con sede en Puerto Príncipe. “Se están infringiendo sus derechos”.

“Hasta ahora las autoridades del país no han adoptado ninguna medida para dejar de perder territorio”, dijo. “Hoy, a pesar de los cambios que se han producido en la policía... están tomando presos de una jurisdicción y enviándolos a otra en contra de la ley”.