Presionado por los escándalos, Boris Johnson renuncia como primer ministro británico

El primer ministro británico Boris Johnson en Downing Street, en Londres

Por Kate Holton, Elizabeth Piper y Muvija M

LONDRES, 7 jul (Reuters) -Boris Johnson anunció el jueves que abandonará el cargo de primer ministro británico tras ser abandonado por los ministros y la mayoría de sus legisladores conservadores.

Un Johnson aislado e impotente cedió a lo inevitable después de que más de 50 altos cargos ministeriales renunciaran y numerosos diputados de su propio partido dijeran que debía irse.

"El proceso de elección de ese nuevo líder debe comenzar ahora", dijo Johnson, Downing Street para confirmar que renunciaría.

"Y hoy he designado un gabinete que estará en el cargo, como yo, hasta que haya un nuevo líder".

Tras varios días luchando para seguir en el puesto, Johnson, asediado por los escándalos, había sido abandonado por casi todos sus aliados, después que un nuevo escándalo acabara con su disposición a apoyar al mandatario.

"Su dimisión era inevitable", dijo en Twitter el vicepresidente del Partido Conservador, Justin Tomlinson. "Como partido debemos unirnos rápidamente y centrarnos en lo que importa. Son tiempos serios en muchos frentes".

Los conservadores tendrán ahora que elegir un nuevo líder, un proceso que podría durar meses o semanas.

Una encuesta rápida de YouGov reveló que el ministro de Defensa, Ben Wallace, era el favorito entre los miembros del Partido Conservador para sustituir a Johnson, seguido por la ministra de Comercio, Penny Mordaunt, y el exministro de Finanzas, Rishi Sunak.

Muchos dijeron que debería dejar el cargo inmediatamente y cederlo a su adjunto, Dominic Raab, diciendo que había perdido la confianza de su partido.

Keir Starmer, líder del opositor Partido Laborista, dijo que convocaría una moción de censura parlamentaria si los conservadores no destituían a Johnson de inmediato.

"Si no se deshacen de él, entonces los laboristas darán un paso al frente por el interés nacional y presentarán una moción de censura, porque no podemos seguir con este primer ministro aferrado al cargo durante meses y meses", dijo.

La crisis se produce en un momento en que los británicos se enfrentan a la mayor presión sobre sus finanzas en décadas, tras la pandemia del COVID-19, con una inflación galopante y con la previsión que la economía será la más débil entre las principales naciones en 2023, aparte de Rusia.

También se produce tras años de división interna provocada por el estrecho voto de 2016 a favor de la salida de la Unión Europea, y las amenazas a la unidad del propio Reino Unido tras las demandas de otro referéndum de independencia de Escocia, el segundo en una década.

Los apoyos de Johnson se han evaporado en unas de las 24 horas más turbulentas de la historia política británica reciente, llegando al extremo de que su ministro de Economía, Nadhim Zahawi, que no fue nombrado para su puesto hasta el miércoles, ha pedido a su jefe que dimita.

Zahawi y otros ministros del gabinete acudieron a Downing Street el miércoles por la noche, junto con un alto representante de los parlamentarios que no forman parte del Gobierno, para decirle a Johnson que se el juego se ha acabado.

Inicialmente, Johnson se negó a ir y parecía dispuesto a atrincherarse, despidiendo a Michael Gove, uno de los miembros más importantes de su equipo ministerial y uno de los primeros en decirle que tenía que dimitir, en un intento de reafirmar su autoridad.

Un aliado de Johnson declaró al periódico Sun que los rebeldes del Partido Conservador "tendrían que mancharse las manos de sangre" para deshacerse de Johnson.

Pero el jueves por la mañana, cuando se sucedieron las dimisiones, quedó claro que su posición era insostenible.

"Esto no es sostenible y sólo empeorará: para usted, para el Partido Conservador y, lo más importante, para el país", dijo Zahawi en la red social Twitter. "Debe hacer lo correcto e irse ahora".

Algunos de los que permanecieron en su puesto, entre ellos el ministro de Defensa, Ben Wallace, dijeron que sólo lo hacían ante la obligación de mantener la seguridad del país.

Se han producido tantas dimisiones ministeriales que el Gobierno se enfrenta al riesgo de parálisis. A pesar de su inminente salida, Johnson empezó a nombrar ministros para los puestos vacantes.

"Nuestro deber ahora es asegurarnos de que el pueblo de este país tenga un Gobierno que funcione", dijo al Parlamento Michael Ellis, ministro del departamento de la Oficina del Gabinete que supervisa el funcionamiento del Gobierno.

DE POPULAR A REPUDIADO

El heterodoxo Johnson llegó al poder hace casi tres años, prometiendo llevar a cabo la salida de Reino Unido de la Unión Europea y rescatar al país de las amargas divisiones que siguieron al referéndum del Brexit de 2016.

Desde entonces, algunos conservadores habían respaldado con entusiasmo al que fuera periodista y alcalde de Londres, mientras que otros, a pesar de sus reservas, lo apoyaban por su capacidad de atraer a partes del electorado que habitualmente rechazaban a su partido.

Ese talento se confirmó en las elecciones de diciembre de 2019. Pero el enfoque beligerante y a menudo caótico de su estilo de gobernar y una serie de escándalos han agotado la buena voluntad de muchos de sus legisladores, mientras que las encuestas de opinión muestran que ya no es popular entre la población en general.

La reciente crisis estalló después de que el diputado conservador Chris Pincher, que ocupaba un puesto relacionado con la disciplina de partido en el Parlamento, se viera obligado a dimitir por acusaciones de haber metido mano a hombres en un club privado.

Johnson tuvo que disculparse después que saliera a la luz que había sido informado que Pincher había sido objeto de anteriores denuncias por conducta sexual inapropiada antes que lo nombrara. El primer ministro dijo que lo había olvidado.

Este incidente llegó tras meses de escándalos y errores, incluyendo un informe condenatorio sobre las fiestas con alcohol en su residencia oficial y oficina de Downing Street, que infringieron las restricciones del país por el COVID-19 y acarrearon una multa para el primer ministro por una reunión para celebrar su 56º cumpleaños.

A todo ello se suman los bandazos políticos, una desafortunada defensa de un legislador que infringió las normas de los grupos de presión, y críticas que no ha hecho lo suficiente para atajar la inflación, mientras muchos británicos luchan para hacer frente a la subida de los precios de los combustibles y los alimentos.

"Debería haber ocurrido hace mucho tiempo", dijo el laborista Starmer. "Siempre fue inadecuado para el cargo. Ha sido responsable de mentiras, escándalos y fraudes a escala industrial".

(Escrito por Michael Holden y Elizabeth Piper; editado por Kate Holton, Frank Jack Daniel, Toby Chopray Mark Heinrich; editado en español por Darío Fernández y Benjamín Mejías Valencia)