Milicias de extrema derecha buscan ser parte del plan de deportación de Trump
Pocos días después de las elecciones, William Teer, quien dirige a los Texas Three Percenters, un grupo local de milicianos de extrema derecha, le escribió al presidente electo Donald Trump para hacerle una oferta: su organización podría ayudar a Trump a llevar a cabo su plan para deportar a millones de personas que se encuentran ilegalmente en Estados Unidos.
“En apoyo de los compromisos de nuestra nación con las prácticas de inmigración legal, quería extender mi voluntad de ayudar, en cooperación con los programas locales de procuración de justicia y de la comunidad, para promover la seguridad de nuestro estado”, escribió Teer. “Estoy disponible para hablar del tema con mayor detalle”.
Dijo que Trump aún no había respondido. Un portavoz del equipo de transición de Trump comentó que el plan de deportación masiva utilizaría recursos estatales y federales, no privados. Pero la oferta de Teer fue uno de varios esfuerzos recientes de organizaciones de extrema derecha, incluidas algunas que tienen un historial de encargarse de patrullar la frontera con México, para insertarse en el plan de deportación.
Richard Mack, fundador de un grupo de alguaciles de extrema derecha, dijo la semana pasada en televisión que si los miembros de su organización colaboraban en la iniciativa, sería “mucho más fácil, barata y eficaz”. Y el mes pasado, miembros de otros grupos de justicieros también ofrecieron sus servicios, y algunos comentaron en chats grupales privados su deseo de participar.
El impulso de algunos grupos paramilitares para ayudar a Trump refleja cómo una de sus propuestas políticas emblemáticas se hace eco de ideas que antes solo existían en los márgenes de la política estadounidense. Los grupos paramilitares, en especial en los estados fronterizos, tienen un largo historial de apoyo a las iniciativas de aplicación de la ley; en ocasiones, detienen a migrantes por su cuenta y los entregan a las autoridades legales en agencias como la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
Y aunque el gobierno entrante dice que no tiene planes de pedir ayuda a este tipo de grupos, la oferta de asistencia llega en un momento en el que Trump y sus asesores se enfrentan a un problema logístico costoso y complejo: deportar a millones de inmigrantes que se encuentran en Estados Unidos ilegalmente requeriría una inversión de recursos en la aplicación de la ley de inmigración que nunca se ha visto.
El mes pasado, Tom Homan, ex funcionario de inmigración designado para supervisar las medidas de deportación, parecía abierto a la idea de utilizar personal no tradicional para llevar a cabo el plan.
En una entrevista con Fox News, Homan habló con admiración de los mensajes que recibió de “miles de agentes de la Patrulla Fronteriza y militares retirados, que quieren venir y ofrecerse como voluntarios para ayudar a este presidente a asegurar la frontera y hacer esta operación de deportación”.
Los defensores de los inmigrantes han expresado su preocupación ante el hecho de que la política pudiera requerir la contratación de más de 30.000 nuevos agentes de inmigración y dar lugar a la separación de miles de familias con “estatus mixto”. El plan ha sido criticado por la sugerencia de Trump de que podría utilizar personal militar para llevarlo a cabo, con base en leyes arcanas como la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798.
Hay una larga historia de grupos privados de justicieros que patrullan los poco más de 3000 km de frontera de Estados Unidos con México, lo que a veces ha provocado problemas.
En 2011, el líder de un grupo antiinmigración de la patrulla fronteriza llamado Minutemen American Defense fue condenado por disparar y matar a una niña de 9 años y a su padre tras irrumpir en su casa en Arizona.
Este año, los fiscales federales acusaron a un miembro de una milicia de Tennessee de cargos relacionados con armas de fuego después de que le dijo a un agente encubierto que planeaba viajar a la frontera sur con un arsenal de armas y cometer actos de violencia contra los agentes porque Estados Unidos estaba “siendo invadido” por migrantes.
La participación de cualquier índole de grupos de milicianos en el plan de deportación, ya sea aprobada o no, también añadiría una capa extra de complejidad a la tarea de llevar a cabo la propuesta, sumándose a los complejos riesgos jurídicos y de seguridad en juego.
“Los peligros son considerables y podrían incluir grupos de justicieros armados que ejerzan violencia contra los inmigrantes”, afirmó Heidi Beirich, cofundadora del Proyecto Global contra el Odio y el Extremismo. “Además, estos grupos existen al margen del marco legal que tendrían que seguir los agentes federales. Así que, ¿bajo qué autoridad participarían en esto?”.
En una entrevista por mensaje de texto esta semana, Teer trató de restar importancia a tales preocupaciones. Haciéndose eco de Trump, dijo que su organización (cuyo nombre proviene del supuesto 3 por ciento de la población colonial estadounidense que se levantó para luchar contra los británicos) quería centrarse en los inmigrantes con antecedentes penales y no tenía ningún problema con que la gente “viniera a este país y lo hiciera de forma legal”.
Agregó que él y sus compatriotas podrían complementar a los agentes federales que serían llamados a ejecutar el plan de Trump y aportarían a la iniciativa su experiencia de trabajo en la frontera.
“Podemos suministrar mano de obra para ayudar al gobierno”, escribió Teer. “También hemos estado en la frontera y dirigido patrullas para proteger a los ciudadanos”.
Varios miembros de las secciones de Three Percenter en Florida y California han sido procesados en relación con el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021. Un miembro de la sección de Texas, Guy Wesley Reffitt, fue condenado en 2022 por llevar una pistola ilegal en la cintura mientras ayudaba a dirigir el ataque contra el Capitolio en el primer juicio penal derivado de los actos del 6 de enero.
En su carta a Trump, Teer dijo que había estado en contacto con otras organizaciones “en todo el sur” que también estaban comprometidas a ayudar con el plan de deportación. Se negó a identificar a los grupos, pero dijo que había varios en estados fronterizos como Texas y California que querían participar.
“Todos ellos estarían dispuestos a ayudar en la frontera y en las redadas de ilegales”, decía la carta de Teer.
c.2024 The New York Times Company