Miles de personas duermen a la intemperie tras el incendio del campo de Moria
Atenas, 10 sep (EFE).- Miles de personas han pasado la noche a la intemperie en los alrededores del devastado campo de refugiados de Moria, a la espera de ser trasladados a nuevas carpas o a los tres barcos que acogerán provisionalmente a los que se han quedado sin techo.
Las carreteras que rodean el campo, en el que hasta ayer malvivían 13.000 personas, están repletas de familias que con lo poco que les ha quedado se han instalado en la calzada o en alguna zona del olivar en torno al campo que no ha sido destruida por el incendio del martes por la noche.
Según los medios locales, las fuerzas policiales que han acordonado todos los alrededores del campo para evitar que los migrantes se desplacen hasta la capital, Mitilene, hicieron durante la noche varias veces uso de gases lacrimógenos para repeler a gente que intentaba salir de una zona que ya era un infierno antes de arder.
A últimas horas de la tarde del miércoles dos nuevos incendios se desataron en el campo, en zonas que no habían ardido hasta ese momento, menos de 24 horas después del primer fuego que asoló la mayor parte de este centro de migrantes.
Familias que se habían quedado allí porque sus carpas no se había incendiado salieron corriendo para escapar de las llamas y acabaron junto a las miles de personas que lo habían perdido todo la noche anterior.
Por la noche llegaron a Lesbos los tres barcos -un ferri comercial y dos embarcaciones de la Armada- que albergarán provisionalmente a alrededor de un millar de personas, las que pertenecen a los grupos más vulnerables.
Se espera que a lo largo del día estas personas empiecen a embarcar, si bien la experiencia muestra que este proceso es largo.
En marzo pasado, el Gobierno griego, en un amago de descongestionar el saturado campo que por entonces contaba con cerca de 20.000 habitantes, embarcó a 400 personas en un barco de la Armada que luego las transportó a otros campos del norte del país. La operación duró días.
Según informó ayer el Gobierno, en el gran incendio que destruyó el 80 % del recinto interno de Moria, se quedaron sin techo unas 3.500 personas. El resto vivía en carpas en el olivar que lo rodea, que hasta ayer por la tarde no había sido totalmente devastado.
Por ahora no hay informaciones sobre las consecuencias de este segundo incendio que se propagó en dos frentes por el olivar.
El campo llevaba una semana en cuarentena tras la aparición de un primer caso de COVID-19 en un refugiado somalí y la detección posterior de 35 personas que habían entrado en contacto con él.
El incendio estalló precisamente después de que las autoridades comunicaran a estas personas que debían ser aisladas, una circunstancia que el Gobierno heleno considera una prueba de que fue intencionado.
Según informó el ministro de Migración, Notis Mitarakis, hasta el momento las autoridades solo han dado con ocho de estas 35 personas. El resto está mezclado al parecer entre el resto de la población que huyó del campo.
(c) Agencia EFE