Miles de feministas marchan en Ciudad de México: 'Simplemente tengo miedo de ser mujer en México'
Miles de mujeres salieron a las calles de esta ciudad ayer martes, exigiendo el fin de los asesinatos por razones de género que, según dicen, están arraigados en la cultura del machismo, y para exigir al gobierno que haga más para protegerlas.
"¡Ni un asesinato más!", corearon mientras marchaban por el Paseo de la Reforma.
Un cartel típico que llevaban: "Marcho porque estoy viva y no sé por cuánto tiempo".
El movimiento feminista ha ido ganando terreno en toda América Latina en los últimos años. La protesta, celebrada en el Día Internacional de la Mujer se centró en el feminicidio, término que se utiliza para describir el asesinato de mujeres a causa de su género.
El gobierno mexicano registró 1.006 homicidios de este tipo el año pasado, frente a los 978 de 2020. Las activistas dicen que las cifras reales son mayores.
Un informe de Amnistía Internacional sobre el feminicidio en el Estado de México del 2021 encontró que las autoridades frecuentemente no realizan pruebas para determinar si una víctima también había sido agredida sexualmente, un factor que se considera importante para clasificar un asesinato como feminicidio.
Adriel Vázquez, de 20 años, marchó con un vestido blanco manchado con pintura roja, simbolizando lo que describió como "la sangre que ha corrido por México y a la que nadie ha prestado atención".
"Estamos cansadas de esto", dijo Vázquez, que estudia psicología y diseño industrial en la Universidad Nacional Autónoma de México. "Todos los días tengo miedo de salir. Simplemente me da miedo ser mujer en México".
Leslie Garín, una estudiante de arquitectura de 25 años, dijo que empezó a participar en las marchas anuales después de que una compañera de clase fuera asesinada por su novio hace varios años.
"Esto me hizo darme cuenta de que no es algo que afecta sólo a un sector de la población", dijo sobre la violencia mortal contra las mujeres. "Creo que tenemos que luchar por nuestros derechos".
Protestas similares se llevaron a cabo en todo México y América Latina. En San Miguel de Allende, Guanajuato, el agua de las fuentes se tiñó de rojo para representar la sangre de las mujeres asesinadas.
En Argentina, las protestas se produjeron en medio de los titulares nacionales de que una mujer de 20 años había sido violada en grupo el mes pasado en el moderno barrio de Palermo, en Buenos Aires. Elizabeth Gómez Alcorta, ministra de la Mujer, Género y Diversidad del país, tuiteó que los hombres "no son monstruos", sino personas que crecieron en una cultura machista.
"Es tu hermano, tu vecino, tu padre, tu hijo, tu amigo, tu colega", escribió.
Los colectivos feministas en México se han vuelto cada vez más aguerridos durante las protestas, con activistas que vandalizan monumentos y edificios.
En la primavera de 2020, una serie de asesinatos en la Ciudad de México, incluido el de una niña de 7 años, alimentó una protesta masiva que terminó en enfrentamientos con la policía.
Meses más tarde, los activistas irrumpieron en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, arrancando cuadros de héroes revolucionarios de las paredes y cubriendo la fachada con consignas anti policiales y carteles alusivos a mujeres asesinadas o desaparecidas.
En los días anteriores a la marcha del martes en Ciudad de México, las autoridades levantaron barreras frente a los edificios gubernamentales, incluido el palacio nacional, mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador advertía que las mujeres que pretendían atacar a su gobierno se estaban armando con martillos y preparando bombas molotov.
"Eso no es defender a las mujeres, ni siquiera es feminismo", dijo. "Es una posición conservadora reaccionaria contra nosotros, contra la política de transformación", como llama a la agenda política de su gobierno.
Cientos de mujeres policías caminaron junto a las manifestantes. Eso no impidió que las activistas, con el rostro cubierto con tela negra, pintaran las estatuas con el símbolo del género femenino.
Una vez que la multitud llegó al Zócalo, los manifestantes golpearon las barricadas de metal frente al Palacio Nacional y encendieron pequeñas hogueras.
"¡AMLO, no nos tengas miedo!", gritaban, utilizando las iniciales del presidente. "¡AMLO, mentiroso, no te importan las mujeres!".
Las madres que dijeron que sus hijas fueron asesinadas recibieron micrófonos para compartir su testimonio.
"No estás sola", coreó el público.
Las activistas dijeron que su táctica está justificada en un país donde los que matan a las mujeres rara vez rinden cuentas.
"La ciudad parece más importante que las mujeres", dijo una mujer de 24 años que sostenía un bote de pintura y que no quiso dar su nombre.
Señaló los edificios que la rodeaban. "¿Todo esto es más importante que yo?".
La corresponsal especial Cecilia Sánchez en Ciudad de México contribuyó a este informe.
Para leer esta nota en inglés haga clic aquí
Thousands of women march down Paseo de la Reforma in Mexico City on International Women’s Day. They shout, “tiemblen los machistas” — the machistas tremble. pic.twitter.com/Go4wPGRQUc
— Leila Miller (@leilamillersays) March 8, 2022
Leslie Garin, a 25-year-old architecture student at the university, said that she began participating in the annual marches after a classmate was killed by her boyfriend several years ago.
"This made me realize it's ... not only a section of the population," she said of deadly violence against women. "I think we have to fight for our rights."
Similar protests were held throughout Mexico and Latin America. In the Mexican city of San Miguel de Allende, the water in fountains was dyed red to represent the blood of women who have been killed.
In Argentina, the protests came amid national headlines that a 20-year-old woman had been gang-raped last month in Buenos Aires’ trendy Palermo neighborhood. Elizabeth Gomez Alcorta, the country's minister of women, gender and diversity, tweeted that the men “aren’t monsters” but people who grew up in a sexist culture.
“It’s your brother, your neighbor, your father, your son, your friend, your colleague,” she wrote.
Feminist collectives in Mexico have grown increasingly confrontational during protests in recent years, with activists vandalizing monuments and buildings.
In the spring of 2020, a series of killings in Mexico City, including the murder of a 7-year-old girl, fueled a massive protest that ended in clashes with police.
Months later, activists stormed the National Human Rights Commission, ripping paintings of revolutionary heroes off the walls and covering the facade with anti-police slogans and posters commemorating women who were killed or disappeared.
In the days before Tuesday's march in Mexico City, officials erected barriers in front of government buildings, including the national palace, as President Andr´es Manuel López Obrador warned that women intent on attacking his government were arming themselves with hammers and preparing Molotov cocktails.
“That’s not defending women, that’s not even feminism," he said. "It's a reactionary conservative position against us, against the politics of transformation,” as he calls his administration’s political agenda.
Hundreds of female police walked alongside the protesters. That didn't prevent activists whose faces were covered with black cloth from spray-painting government statues with the gender symbol for women.
Once the procession reached the Zocalo, the city's central square, protesters banged against metal barricades in front of the National Palace and lighted small bonfires.
"AMLO, don't be afraid of us!" they shouted, using the president's initials. "AMLO, you are a liar! You don't care about women!"
Mothers who said their daughters were killed were given microphones to share their testimony.
“You’re not alone,” the audience chanted.
Activists said their tactics are justified in a country where those who kill women are rarely held accountable.
"The city seems more important than women," said a 24-year-old woman holding a can of spray paint who declined to give her name.
She motioned to the buildings around her. “Is all of this more important than me?”
Special correspondent Cecilia Sánchez in Mexico City contributed to this report.
Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.