Michel Barnier reabrirá el debate sobre la reforma de las pensiones en Francia
En una entrevista concedida el viernes por la noche al canal de televisión 'TF1', Michel Barnier reveló muy poco sobre sus intenciones al frente del futuro Gobierno francés, actualmente en fase de formación.
A este respecto, el nuevo inquilino del Elíseo dejó claro que era consciente de que su misión sería peligrosa "debido a la situación sin precedentes" de la Asamblea Nacional, ahora dividida en tres grandes bloques. Sobre todo porque el Nuevo Frente Popular de izquierdas ya ha prometido presentar una moción de censura contra él.
Pero Michel Barnier insiste en que su equipo "no será sólo un Gobierno de derechas". También confirmó que los ministros salientes podrían formar parte de él, al tiempo que se mostró abierto al nombramiento de ministros de otras procedencias: "Nunca he sido sectario", insistió.
Como muestra de esta mano tendida, Michel Barnier anunció que quería reabrir el debate sobre la reforma de las pensiones, que la izquierda y la extrema derecha planean deshacer. Pero dejó claro desde el principio que "no vamos a cuestionarlo todo". En otras palabras, la ley se mantendrá. Por otra parte, el saboyano confirmó su intención de abrir el debate sobre la "mejora" de la reforma. E indicó que lo haría con los interlocutores sociales, a los que, en su opinión, hay que escuchar más. Y prometió reunirse con diputados y senadores para tratar el tema.
"El presidente debe presidir, el Gobierno debe gobernar"
Pero Michel Barnier trazó una línea roja en una frase:"Quiero emprender una mejora respetando el marco presupuestario" porque no quiere "aumentar la deuda" del país ni incrementar su déficit (en torno al 5,6% del PIB cuando debería estar por debajo del 3% del PIB según las normas europeas).
En un intento de calmar el enfado de la izquierda, que no ha digerido su nombramiento, el primer ministro también declaró que no se oponía a una "mayor justicia fiscal", dando a entender que no se opondría a subidas de impuestos.
Otra confirmación: el antiguo negociador del Brexit prometió comprometerse a "controlar mejor los flujos migratorios", como se había comprometido a hacer durante su breve carrera como candidato de cara a las elecciones presidenciales de 2022.
Aunque no repitió la palabra "moratoria" sobre la inmigración, el primer ministro, que ya ha sido acusado por sus adversarios de hacer guiños a la extrema derecha, prometió "medidas concretas", al tiempo que dejó claro que "nadie tiene el monopolio de las buenas ideas". "Vamos a abordar el problema de forma rigurosa y humanista", dijo.
En cuanto a una posible reforma de la ley electoral introduciendo un reparto proporcional, el presidente del Gobierno dijo que no tenía "ninguna línea roja", pero que necesitaba discutirlo previamente con "todos los grupos políticos".
Por último, preguntado por su relación con Emmanuel Macron y este nuevo capítulo de la cohabitación entre el Elíseo y Matignon, Michel Barnier dijo que respetaba el cargo presidencial y al hombre que lo encarna (Emmanuel Macron). Pero afirmó con firmeza que "el presidente debe presidir, el Gobierno debe gobernar". "He hablado de nuevos métodos, y lo haré en estrecha colaboración con el Presidente".