En Miami, Milei debería encontrar apoyo de argentinos ante giro a la derecha de electores hispanos

Cuando el presidente argentino Javier Milei llegue a Miami esta semana, estará en medio de miles de compatriotas que el año pasado votaron abrumadoramente desde el sur de la Florida para impulsar al populista de derecha al poder en su país.

En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de noviembre, Milei obtuvo el 94% de los votos emitidos por los argentinos que residen en Miami. Rechazando al oponente de centro-izquierda de Milei, los expatriados dieron su apoyo a un político que rompe las normas, a menudo comparado con el ex presidente de Estados Unidos Donald Trump, cuyo prestigio entre los hispanos del sur de la Florida se ha disparado en los últimos años.

En un momento en que Argentina atraviesa una gran agitación económica y política, el tsunami de apoyo a Milei —aunque provenga de los votos emitidos por una fracción de los 50,000 argentinos que viven en la región— sirve como ejemplo de cómo la política de América Latina puede influir en los votos de las decenas de inmigrantes que consideran el sur de la Florida su hogar.

“Miami es un lugar lleno de gente que huyó de los malos gobiernos, de la agitación en otros países, y creo que la gente recurre naturalmente a esa experiencia personal”, dijo Thomas Kennedy, un activista que nació en Argentina y es activo en los círculos antiMilei en el sur de la Florida. “Es parte de porqué la política de Miami es lo que es”.

Los argentinos representan solo una pequeña porción del vasto voto hispano del sur de la Florida, un electorado compuesto por diferentes oleadas de exiliados cubanos y llegados de Venezuela, Nicaragua, Guatemala y otros lugares de América Latina. Pero el populismo de derecha que está arraigando en varias naciones sudamericanas ha sido paralelo al ascenso de Trump.

En consecuencia, el sur de la Florida ha ocupado durante mucho tiempo un papel único en la política estadounidense. En ningún lugar del país la política en el extranjero y la política exterior han jugado un papel tan determinante, dijo Guillermo Grenier, profesor de Dociología en la Universidad Internacional de la Florida (FIU).

“Cuando los candidatos presidenciales vienen al sur de la Florida, es ahí donde dan el discurso de política exterior. No lo hacen en Ohio”, dijo Grenier. “Somos un producto de la política exterior”.

Aunque la mayoría de las encuestas muestran que los latinos de todo el país apoyan en gran medida a los demócratas y planean votar por el presidente Joe Biden en las próximas elecciones, los hispanos de la Florida se han desplazado hacia la derecha en los últimos años, sobre todo Miami-Dade, donde una sección transversal diversa de electores que remontan su herencia a América Latina se ha identificado cada vez más con Trump.

La historia y la cultura de Argentina pueden influir en la forma en que sus inmigrantes votan en las elecciones estadounidenses, según la profesora de ciencias políticas de la Universidad de Miami Laura Gómez-Mera, nacida en Argentina. Por ejemplo, la visión que algunos tienen de la política estadounidense está determinada por las políticas peronistas de Argentina, que consideran excesivamente intervencionistas.

“Al vivir en Miami y emigrar aquí, ya están mostrando quizás su desaprobación a la política nacional”, dijo Gómez-Mera, aunque señaló que muchos argentinos habían venido aquí por oportunidades económicas y no por su gobierno.

En su visita a Miami esta semana, Milei se reunirá con posibles inversionistas y funcionarios del Banco Interamericano de Desarrollo, y el miércoles recibirá un premio del Centro Comunitario Judío The Shul, en Surfside, por su apoyo a Israel. La visita también pone de relieve los lazos que los líderes latinoamericanos tienen con el sur de la Florida y las comunidades asentadas hace tiempo que abandonaron sus países de origen.

El abrazo de Trump y Milei

Aunque electores argentinos y expertos señalan que las comparaciones entre Trump y Milei pueden ser erróneas desde una perspectiva política, algunos paralelismos son claros más allá de sus notables peinados: ambos hombres ascendieron al poder político presentándose como forasteros decididos a desmantelar lo que consideraban burocracias corruptas y una clase política atrincherada. Son volubles y emplean una retórica política de confrontación.

Durante su campaña presidencial, Milei, un economista libertario que saltó a la fama gracias a sus presentaciones en programas de entrevistas y que más tarde fue elegido para el Congreso de Argentina, prometió acabar con el déficit público y devolver a Argentina su prosperidad anterior.

También pintó la imagen de una élite política que saquea al pueblo llano, lo que le aseguró el apoyo de muchos electores de clase obrera que normalmente han respaldado a los peronistas. La estrategia se hizo eco de la de Trump, que pretendía ganarse a los electores estadounidenses de clase obrera que tradicionalmente habían apoyado a los candidatos demócratas.

La semejanza entre Trump y Milei es más que implícita. En su campaña presidencial del año pasado, Milei y sus seguidores llevaban gorras y camisetas con el lema “Make Argentina Great Again” (Hagamos a Argentina grande de nuevo). Al margen de la anual Conferencia de Acción Política Conservadora en Washington en febrero, Milei saludó a Trump con un abrazo.

Una mañana reciente, Alberto Federico, de 77 años, se reunió con dos compatriotas argentinos en la panadería Buenos Aires Bakery en North Beach, un barrio de Miami Beach con una notable población argentina. Federico dijo al Miami Herald que la corrupción invadía Argentina, y que Milei se había comprometido a limpiar la casa.

“En tres meses no se puede arreglar lo que fueron 70 años de robo y corrupción”, dijo, refiriéndose al dominio del movimiento peronista de izquierda durante la mayor parte del siglo XX en Argentina. “Así que hay que darle una oportunidad”. Afirmó que Milei estaba “gestando una revolución cultural” y que era “más o menos de la misma escuela de pensamiento” que Trump y el presidente de El Salvador, Nayib Bukele.

Quienes apoyan tanto a Trump como a Milei ven a los candidatos como forasteros empeñados en drenar el pantano que pueden proporcionar estabilidad tanto a su patria como a su país de adopción en un mundo incierto.

“Con Trump no hubo guerra. Había prosperidad. La gasolina era barata. La comida era barata. Hoy tenemos guerra con todo el mundo. La comida es cara. La gasolina es cara”, dijo Federico.

Sigue habiendo diferencias clave entre Trump y Milei. Trump ha pasado de ser un forastero político a sinónimo del establishment republicano. Está inmerso en una maraña de causas penales e investigaciones civiles. Por su parte, Milei carece del apoyo del Congreso y de los gobernadores provinciales mientras intenta llevar a cabo una amplia reforma fiscal, y no carga con el mismo bagaje legal que Trump, dijo Gómez-Mera.

Kennedy dijo que el hecho de que alguien haya votado por Milei no es necesariamente un buen indicador de por quién votará en las elecciones estadounidenses. Trump, señaló, ha hecho campaña con un mensaje proteccionista: salvaguardar la propiedad intelectual estadounidense, devolver los empleos manufactureros a Estados Unidos e imponer aranceles elevados a los países que considera una amenaza.

Milei, en cambio, se ha mostrado abiertamente a favor del libre comercio y ha prometido atraer más inversión extranjera a su país.

“Creo que Milei y Trump pueden ser similares en estilo y retórica a nivel superficial”, dijo Kennedy. “Obviamente son aliados políticos porque forman parte de este movimiento global de extrema derecha. Pero sus políticas también son muy diferentes”.

‘Quería lanzar una granada a la clase política’

Aunque Milei arrasó en Miami el año pasado, con 4,256 de los 4,539 votos emitidos, su victoria en Argentina no fue tan abrumadora. Recibió alrededor del 56% de los votos en la segunda vuelta presidencial del país, frente al 44% de su oponente, el ex ministro de Economía Sergio Massa.

Los argentinos que hablaron con el Miami Herald dijeron que, en parte, la victoria de Milei pudiera deberse a que los argentinos están hartos de los líderes anteriores.

“El pueblo de Argentina —similar a muchos partidarios de Trump— estaba harto del statu quo. Estaban hartos de la corrupción sistémica y del discurso político del país”, dijo Kennedy, que anteriormente fue miembro del Comité Nacional Demócrata por la Florida. “Creo que un segmento de la población quería lanzar una granada contra la clase política y el sistema político, pero lo hicieron en nombre de un demagogo”.

El papel de Massa como ministro de Economía en funciones le colocó en desventaja entre muchas personas que consideraron que su actuación había sido deficiente, dijo Gómez-Mera.

Desde que llegó al poder, Milei ha devaluado el peso argentino, ha despedido a empleados del sector público y ha recortado la financiación gubernamental del transporte, las pensiones y otros servicios. La inflación se disparó en su primer mes en el cargo, aunque parece que desde entonces se ha desacelerado.

Sus políticas no han estado exentas de consecuencias: Según un estudio, la tasa de pobreza alcanzó el 57%, la más alta en dos décadas. Miles de argentinos han protestado contra las polémicas medidas de austeridad de Milei.

Pero sus partidarios, tanto en Argentina como en el extranjero, dicen que es una medicina amarga que el país debe tragar para enderezar la economía.

“Ahora él está pagando por la fiesta que se dio”, dijo Sergio Ceballos, que estaba en la panadería con Federico. “Ellos hicieron una fiesta... Y ahora se tiene que pagar la fiesta, que es lo más duro”.