Messimanía: aficionados viajan a Miami para ver de cerca al fenómeno del fútbol

Una joven pareja de California que celebraba su aniversario de boda. Un niño de Maryland que entrará en octavo grado, pero no sin antes ver a su ídolo deportivo. Dos oriundos del sur de la Florida, uno de ellos listo para ver su primer partido de fútbol en persona.

Ellos estaban entre las miles de personas que se congregaron el martes por la tarde en el DRV PNK Stadium antes de que uno de los mejores jugadores de fútbol de todos los tiempos se pusiera por primera vez la camiseta rosa del Inter Miami.

¿Es el efecto Messi en el sur de la Florida? Desde luego que lo parece, y demuestra que los aficionados creen que está dando un empujón muy necesario a un equipo de la MLS que va en último sitio.

Antes del partido, cientos de personas comieron sabrosos choripanes ofrecidos por un vendedor de alimentos. La música de cumbia sabanera sonaba por los altavoces de un camión de pizzas napolitanas propiedad de una pareja uruguayo-inglesa.

Esta era parte de la escena en el exterior, antes del segundo partido de la estrella del fútbol Lionel Messi con su nuevo equipo de Estados Unidos. Dentro del estadio, Messi marcó dos goles en la primera parte, los que propiciaron la victoria por 4-0 del Inter Miami en la Leagues Cup contra el Atlanta United, otro equipo de la MLS.

En el exterior, antes de las emociones en el campo, la expectación y la emoción por ver a Messi en persona iban en aumento.

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El tráfico intenso que salía del downtown de Miami por la I-95 me preocupó por lo que se avecinaba: multitudes, molestias, seguridad, largas filas para la comida. Llegué a Fort Lauderdale en una hora.

El auto que me llevó me dejó justo delante del DRV PNK Stadium, en 1350 NW 55 St., unos 90 minutos antes de la patada inicial.

Supe que estaba en el lugar adecuado cuando vi un puesto de comida que ofrecía un hot dog Big Messi. “Es de ternera con mostaza, mayonesa, chimichurri, salsa y papas fritas”, dijo Kathrin Panos, de 52 años, quien maneja el puesto con su esposo, Bill Panos, de 54.

Los aficionados ya estaban entrando en el estadio más de una hora antes del partido, obviamente con la esperanza de echar un vistazo al fenómeno futbolístico argentino de 36 años que ha convertido el sur de la Florida en el centro del universo del fútbol profesional. Muchos de ellos llevaban camisetas con el número 10 de Messi, ya fuera el rosa brillante del Inter o el azul y blanco de Argentina.

El partido contó con la presencia de numerosos espectadores: nativos y recién llegados del sur de la Florida, estadounidenses y argentinos, entre otros. La mayoría, si no todos, acudieron al estadio atraídos por Messi, que aumentó la intensidad y la emoción con su desempeño ganador del viernes en su primer partido con el Inter Miami.

Frente al Che Grill, que prepara choripanes, la estadounidense Jenny Maselli, de 37 años, y el argentino Gustavo Maselli, de 42, se presentaron en lo que dijeron fue “un viaje de muy última hora” desde su casa de California para celebrar su reciente sexto aniversario de boda en Miami.

“Le dije: ‘Para mi aniversario, quiero ir a ver a Messi’”, contó Jenny. Gustavo respondió: “De acuerdo, vamos a Miami”.

Cada uno pagó unos $250 la semana pasada por las entradas para el partido del martes. Trajeron a su hija de tres años y a otros miembros de la familia.

“Tenemos mucha suerte de poder verlo en vivo”, dijo ella. “Para mí, es el mejor de todos los tiempos”.

Gustavo dijo que el acceso al partido era más fácil que en Barcelona o Argentina.

Mientras tanto, otro visitante de la región, Adithya Abhilash, de 12 años, de Maryland, hizo fila entre un mar de aficionados para entrar en el estadio. Mientras estaba de vacaciones, su familia se dio cuenta de que podían conseguir entradas para el partido, para que él pudiera ver jugar a Messi por primera vez. Su abuelo, originario de India, estaba a su lado. “Es algo muy grande”, dijo Adithya, claramente eufórico.

José Cardona, de 31 años, y su pareja Jahsmania Cáceres, de 24, estaban entre los nacidos y criados en el sur de la Florida.

Cardona ha asistido a los partidos del Inter Miami en los últimos años, pero para Cáceres era la primera vez.

“Nunca he visto un partido del Inter Miami por televisión”, admitió.

Sin embargo, llevaba una camiseta del Inter Miami con el nombre de Messi en la espalda. Y José también.

Cardona predijo que la adquisición de Messi por parte del equipo local aumentaría la calidad de los jugadores de la Major League Soccer, del Inter Miami y, por supuesto, dispararía el interés del sur de la Florida por el fútbol y por Messi.

“Va a haber más apego al equipo”, dijo, quedándose corto.

Para Joey Mauriello, de 23 años, el del martes por la noche fue el primer partido de fútbol al que asistía. Se mudó a Miami desde Nueva Jersey hace un par de meses por motivos de trabajo.

“Creo que voy a volver”, dijo. Ver jugar a Messi “es [algo] único en la vida”.

Habiendo pasado parte de su infancia en Miami, estaba deseando ver cómo Messi –el ancla de $150 millones del Inter Miami– desempeña un papel en la comunidad del sur de la Florida.

Mauriello y su amigo James Dvorak, de 24 años, pagaron unos $200 cada uno por las entradas para ver su juego mágico.

“Probablemente ahora compraré abonos para la temporada del año próximo”, dijo Dvorak, quien se mudó de Chicago a Miami a principios de junio.

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