El mensaje que alentó el asalto a la victoria de Verstappen en el GP de España
El salto sobre el grupo de mecánicos, apenas descendió el auto, un desahogo para Max Verstappen. La estadística señala cuarta victoria, tercera consecutiva, del neerlandés en el Gran Premio de España y ocho podios en los últimos nueve años en el circuito de Montmeló. Las fabulosas cifras lo imponen como el tercer piloto con más éxitos y celebraciones en el trazado catalán, por detrás de Michael Schumacher (20, en total) y de Lewis Hamilton (18), aunque los números no reflejarán las dificultades que debió sortear MadMax para sellar su victoria 61 con Red Bull Racing, escudería que festejó 120 primeros puestos en la Fórmula 1. El mensaje por radio del ingeniero Gianpiero Lambiase para desatar el asalto sobre George Russell (Mercedes) fue decisivo para llegar a la cabeza de la carrera, controlar el desarrollo y las estrategias para desalentar la recuperación de Lando Norris (McLaren), que el sábado le arrebató por 0,020 segundos la pole position y presentó credenciales para pulsear por la victoria.
Anotarse el mejor cajón en la grilla de largada en Montmeló simplifica el sendero para el triunfo. Los espacios de sobrepasos no abundan y ensayar una sólida partida abre el camino. Verstappen perdió en un parpadeo ese espacio de privilegio y, además, el RB20 quedó posicionado en el sector de la pista con menos grip, lo que dificulta el lanzamiento y hasta aumenta el riesgo de ceder posiciones. Pero fue Norris quien tuvo un flojo movimiento al apagarse los cinco semáforos y desató una batalla de tres autos: el británico en la desesperación por defenderse apretó al neerlandés, que pisó con una rueda la tierra, y por la cuerda externa asomó como una exhalación Russell para avanzar desde el cuarto a la primera posición. Un inicio desbordante en emociones, con maniobras ejecutadas al límite.
El compacto del triunfo de Verstappen en el GP de España
La secuencia obligó a una veloz recuperación, porque las prestaciones del RB20 están lejos de enseñar la arrolladora superioridad de su antecesor, el RB19, de 2023. Verstappen era consciente de que quedar por detrás de los dos británicos –Norris y Russell- dinamitaba la oportunidad de ganar. Doblegó al rival de McLaren tras la ajustada largada y apenas se habilitó el DRS recibió la recomendación de Lambiase y se lanzó con furia para avanzar sobre el piloto de Mercedes. “Piénsalo, puede ser nuestra mejor oportunidad”, lo animó el ingeniero desde el muro. Con el sobrepaso, abrochó una parte del éxito; el resto de la tarea consistió en vigilar el ritmo de Norris, que era superior en carrera, y la degradación de los neumáticos en un asfalto abrasivo.
“Conseguimos ser punteros en la segunda vuelta y en el primer stint pude aumentar la ventaja para después desarrollar una carrera a la defensiva, porque Lando y McLaren eran rapidísimos y no sufrían tanto el desgaste de las gomas”, analizó con rapidez MadMax, que luego ensayó dos detalles del triunfo: “En la largada tuve que hacer algo de rally, pisar el pasto y perder inercia… Fue crucial adelantar tan rápido a Russell, porque los neumáticos toman temperatura en las curvas de alta velocidad y son difíciles de gestionar. Es distinto cuando se corre en el cabeza de la carrera, con aire limpio”.
La victoria enseñó que Verstappen tiene algo más que el resto y ese plus no es el auto. Ese dominio abrumador dejó de existir y el neerlandés debe esforzarse para ganar. Un año atrás, en el mismo escenario, se anotó un Grand Chelem: lideró los ensayos, marcó la pole, se alzó con el triunfo y registró la vuelta rápida; además hizo una diferencia de 24 segundos a Hamilton, que fue segundo el año pasado y ahora completó el podio a menor distancia en el cronómetro. Sin la mejor herramienta, que actualmente es propiedad de McLaren, MadMax exhibe las virtudes de piloto de elite y ejecuta el plan. La voracidad del neerlandés suplanta la merma en la competitividad del RB20. “Para eso me pagan”, lanzó sonriente, aunque más allá de la humorada hizo un llamamiento al equipo: “Llevo semanas diciendo que necesitamos aportar más rendimiento, porque el resto trae más actualizaciones que nosotros. Tenemos que trabajar, porque si hay que manejar al 101% algún día saldrá mal”.
El aura de Verstappen es el que persigue Norris, que se encarama como el rival que más lo exige en el calendario, más allá de que el británico alcanzó un triunfo al igual que Carlos Sainz Jr. y Charles Leclerc, los pilotos de Ferrari. El rostro desbordante de felicidad de MadMax contrastó con el del joven del equipo de Woking. “No fue el mejor comienzo, aunque no creo que fuera una mala salida. Dos metros marcan la diferencia entre ganar una carrera o no ganarla y es una pena que en margen tan pequeño nos haya costado el triunfo. Éramos el auto más rápido y la carrera la perdí al principio, así que no hice un buen trabajo”, se lamentó Norris, que se demoró en dar el zarpazo sobre Russell, aunque lo hizo con clase, después de intercambiar la posición durante un par de curvas y provocar el estallido del público por las maniobras.
El auto más rápido no pudo con el mejor piloto de la grilla, aunque que se compriman los rendimientos de los equipos son buenas vibras para la Fórmula 1. Verstappen sigue sumando triunfos, lidera el Mundial de Pilotos con una brecha de 69 puntos sobre Norris, que desplazó a Leclerc del segundo puesto del campeonato. Los circuitos de Red Bull Ring, en Austria, y Silverstone, en Gran Bretaña, completaran la primera trilogía de grandes premios del curso, dos escenarios que por características asoman favorables a McLaren, dos pistas que pondrán nuevamente a prueba la capacidad de MadMax para enseñar que también puede ganar sin disponer del mejor auto.