En su primer mensaje del año, el papa Francisco condenó un nuevo arresto de sacerdotes en Nicaragua

Franciso recibe una imagen del niño Jesús en la primera misa del año (Photo by Andreas SOLARO / AFP)
Franciso recibe una imagen del niño Jesús en la primera misa del año (Photo by Andreas SOLARO / AFP) - Créditos: @ANDREAS SOLARO

ROMA.- Además de desear a todos un Feliz Año Nuevo y hacer un llamado a la paz y reconciliación en el mundo, en el primer día de 2024, el papa Francisco manifestó su preocupación por lo que pasa en Nicaragua, “donde obispos y sacerdotes han sido privados de la libertad en los últimos días”.

“Expreso a ellos, a sus familias y a la entera Iglesia del país, mi cercanía en la oración”, dijo, al auspiciar “el camino del diálogo para superar las dificultades”.

“Oremos por Nicaragua”, pidió, cuando se asomó al mediodía romano para la tradicional oración mariana del Ángelus desde la ventana de su despacho del Palacio Apostólico.

El Papa aludió, así, al arresto, en la noche del jueves último, de monseñor Carlos Áviles, vicario de la arquidiócesis de Managua y colaborador muy cercano del cardenal Leopoldo Brenes, en la zona de Las Sierritas de la capital; pocas horas después de ese mismo día, al finalizar una misa, fue detenido el padre Héctor Treminio, párroco de Santo Cristo de Esquipulas; y el día anterior ocurrió lo mismo con el padre Pablo Villafranca de la Iglesia de Nuestro Señor de Veracruz de Nindirí. Todos ellos eran amigos del obispo Rolando Álvarez, que se encuentra desde hace más de 500 día en la cárcel La Modelo tras haber sido condenado a 26 años de prisión por “traición a la patria”. Los sacerdotes habían criticado al régimen de Daniel Ortega y de su vice y esposa, Rosario Murillo. Su arresto, que elevó a ocho el número de miembros del clero detenidos en las últimas semanas, representó una nueva escalada en el durísimo conflicto que lo enfrenta a la Iglesia católica.

Entre abril de 2018 y agosto de 2023, según un estudio de la investigadora Martha Molina citado por el diario Avvenire, se registraron 667 ataques en su contra: desde profanaciones a insultos, hasta agresiones, secuestros y detenciones arbitrarias de los que fueron víctimas 214 personas, entre curas, obispos y agentes de pastoral. Más de ochenta religiosas de diversos órdenes y congregaciones y 70 sacerdotes fueron enviados al exilio. Los últimos doce, detenidos bajo diversas acusaciones, fueron expulsados el 19 de octubre y enviados al Vaticano. Además, las cuentas de la Iglesia fueron bloqueadas, cuatro universidades y dos institutos superiores fueron confiscados y 15 radios y 11 proyectos sociales fueron clausurados. Después de haber expulsado al nuncio, Waldamer Stanislaw Sommertag, en marzo de 2022, Managua congeló al año siguiente las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, un gesto fuerte, como la cancelación de la personalidad jurídica de los jesuitas y la expropiación de su famosa Universidad José Simeón Cañas (Uca), en agosto pasado.

La suspensión de relaciones diplomáticas ocurrió después de que el Papa tildó al régimen de Nicaragua como de “una dictadura guaranga” en una entrevista con Infobae, en la que consideró que “con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que la dirige”, refiriéndose a Ortega.

Una multitud de fieles recibe la bendición papal en la Plaza de San Pedro, en el primer día del año (AP Photo/Andrew Medichini)
Una multitud de fieles recibe la bendición papal en la Plaza de San Pedro, en el primer día del año (AP Photo/Andrew Medichini) - Créditos: @Andrew Medichini

Más allá de expresar su preocupación por Nicaragua el Papa, que como siempre pidió no olvidar las guerras en Ucrania, Palestina e Israel, hizo un fuerte llamado a la paz y a la reconciliación en el mundo, destacó el rol de las mujeres y de las madres, al celebrarse la fiesta de María Santísima Madre de Dios.

“Hermanos y hermanas, al comienzo del nuevo año miremos a María y, con corazón agradecido, pensemos y miremos también a las madres, para aprender ese amor que se cultiva sobre todo en el silencio, que sabe dar espacio a los demás, respetando su dignidad, dejándolos libres para expresarse, rechazando toda forma de posesión, opresión y violencia. Hoy tenemos tanta necesidad de esto”, dijo.

Ante miles de fieles y turistas presentes en la Plaza de San Pedro, el papa Francisco recordó también que el 1 de enero se celebra la Jornada Mundial de la Paz y que en su Mensaje para esta fecha escribió que “la libertad y la convivencia pacífica se ven amenazadas cuando los seres humanos ceden a la tentación del egoísmo, del interés personal, del afán de lucro y de la sed de poder”. “El amor, en cambio, está hecho de respeto y de amabilidad: de este modo derriba barreras y ayuda a vivir relaciones fraternas, a construir sociedades más justas y humanas, más pacíficas”, agregó. “Oremos a la Madre de Dios y Madre nuestra, para que en el nuevo año crezcamos en este amor manso, silencioso y discreto que genera vida, y abramos caminos de paz y reconciliación en el mundo”, pidió.

Por la mañana, en la santa misa por el primer día del año, que presidió en la Basílica de San Pedro ante unos 7000 fieles, el Papa también destacó el papel de María y de la mujer.

“La Iglesia necesita de María para redescubrir su propio rostro femenino, para asemejarse más a ella que, como mujer, Virgen y Madre, representa su modelo y su figura perfecta; para dar espacio a las mujeres y para ser generativa a través de una pastoral hecha de cuidado y solicitud, de paciencia y valentía materna”, dijo. “También el mundo necesita mirar a las madres y a las mujeres para encontrar la paz, para escapar de las espirales de violencia y odio, y volver a tener miradas humanas y corazones que ven. Y toda sociedad necesita acoger el don de la mujer, de cada mujer: respetarla, cuidarla, valorarla, sabiendo que quien lastima a una mujer profana a Dios, nacido de mujer”, agregó, aludiendo a los abusos que muchísimas mujeres padecen en el mundo y a los femicidios.

“Nuestro tiempo, vacío de paz, necesita de una Madre que vuelva a reunir a la familia humana”, también subrayó, al llamar a mirar a María para ser constructores de unidad. “Y hagámoslo con su creatividad de Madre, que cuida de sus hijos, los congrega y los consuela, escucha sus penas y enjuga sus lágrimas”, recomendó. “Confiemos el nuevo año a la Madre de Dios. Consagrémosle nuestra vida. Ella, con ternura, sabrá revelar su plenitud; porque nos conducirá a Jesús, y Jesús es la plenitud del tiempo, de todo tiempo, de nuestro tiempo”, siguió, al rogar, finalmente “que este año esté lleno de la consolación del Señor; que este año esté colmado de la ternura materna de María, la Santa Madre de Dios”.