Los Medias Blancas hacen historia con cuatro entrenadores cubanoamericanos de Miami

Dos antiguos compañeros de equipo en la secundaria Columbus —el catcher Pedro Grifol y el segunda base Mike Tosar— estuvieron una vez tan enfadados el uno con el otro que no se hablaron durante un año.

Ahora Grifol, de 53 años, es el recién nombrado manager de los Medias Blancas de Chicago, y Tosar, de 54, es una pieza clave de su personal como coordinador de campo de la MLB.

De hecho, de los nueve miembros de la plantilla de los Medias Blanca de 2023, entre ellos el manager, cuatro son cubanoamericanos criados en Miami. Los otros miamenses son el entrenador de tercera base Eddie Rodríguez, de 63 años, y el entrenador de bateo José “Nachi” Castro, de 64 años. Rodríguez jugó en la secundaria Miami y Castro compitió con él en Jackson.

Los cuatro siguen viviendo a menos de seis millas de distancia en West Dade/Kendall. Son tan de Miami, de hecho, que Castro describió el lugar donde reside Tosar de esta manera:

“Cerca de La Carreta, junto a Bird Road”.

El resto del personal de Grifol incluye al entrenador de banca Charlie Montoyo; el entrenador de primera base Daryl Boston; el entrenador de pitcheo Ethan Katz; el entrenador del bullpen Kurt Hassler y el entrenador asistente de bateo Chris Johnson. Boston, Katz y Hassler se quedaron en el equipo anterior, dirigido por Tony La Russa.

Es una plantilla impresionante para 2023, incluyendo al puertorriqueño Montoyo, que fue el entrenador de Toronto los últimos cuatro años. Montoyo fue recomendado por Eduardo Pérez, de ESPN, quien jugó con Grifol en la Universidad Florida State.

La experiencia de Montoyo debería ser vital para Grifol, que es un manager novato en la MLB.

Pero lo que salta a la vista con respecto al personal es tener el 44 por ciento de él criado en el 305.

Se le preguntó al cazatalentos de los Mellizos de Minnesota, John Manuel, que fue redactor e historiador clave de Baseball America durante 21 años, sobre el cuarteto de los Medias Blancas procedente de Miami.

“Ese tipo de familiaridad en un cuerpo técnico me parece extremadamente rara”, le dijo Manuel a The Herald. “Debería facilitar la comunicación y la confianza, y esos son dos elementos clave en un cuerpo técnico”.

La comunicación entre Grifol y Tosar casi siempre ha sido excelente. Se conocen desde hace más de 40 años, y comenzaron a competir entre sí en Miami en el equipo de la escuela secundaria St. Peter & Paul.

En 1986, llevaron a Columbus a las semifinales estatales de la Clase 4A, donde los Explorers perdieron ante González Tate, 10-2.

Su amistad se puso a prueba cuando Tosar se unió a los Huracanes de Miami y Grifol eligió a su mayor rival, los Florida State Seminoles.

Las cosas llegaron a un punto crítico el 3 de mayo de 1991, cuando los equipos se enfrentaron en Coral Gables en un partido de temporada regular televisado por ESPN.

Ese año, Tosar usaba un bate con mango plano.

“Se lo mostré a Ron Fraser [entrenador de los Canes], y él se lo llevó a algunos árbitros antes de la temporada”, dijo Tosar. “Los árbitros dijeron que mientras el cañón funcionara no pasaba nada”.

Tosar bateó 3 de 3, con tres líneas, en su primer partido con ese bate, y no iba a dejarlo pasar.

Pero justo antes de ese partido de la ESPN, una compañía rival, Easton, intentó que Tosar cambiara a uno de sus bates. El representante de Easton quería que sus bates aparecieran en ESPN, pero Tosar se negó.

De izquierda a derecha: los entrenadores de los Medias Blancas de Chicago Mike Tosar, José Castro, el manager Pedro Grifol y Eddie Rodríguez. Walter Villa Miami Herald Writer
De izquierda a derecha: los entrenadores de los Medias Blancas de Chicago Mike Tosar, José Castro, el manager Pedro Grifol y Eddie Rodríguez. Walter Villa Miami Herald Writer

Desafortunadamente para Tosar y los Canes, el representante de Easton le dijo al entrenador de la FSU, Mike Martin, que el bate de mango plano era ilegal.

Armado con esa información, la FSU esperó a ver si Tosar iba a conseguir un hit importante, lo que nos lleva de nuevo al 3 de mayo. Con el marcador empatado 2-2 en la octava entrada, Tosar bateó un doblete con las bases llenas.

Fue entonces cuando Grifol se abalanzó.

“Pedro toma el bate y se lo enseña (a los árbitros)“, dijo Tosar. “Señalan a segunda y me pitan -- se acabó la entrada.

“No hablé con Pedro durante un año después de aquello”.

Lo que finalmente reavivó su amistad fue una conversación.

“Todavía recuerdo sus palabras”, dijo Tosar. “Me dijo: ‘Todo vale entre líneas’. En cuanto dijo eso, lo entendí”.

“Como receptor, Pedro era muy listo con sus lanzamientos. Siempre buscaba un out rápido”.

Tres décadas después, los Medias Blancas contrataron a Grifol —quien pasó las últimas tres temporadas como entrenador de banca de los Reales de Kansas City— por esa misma atención al detalle.

Grifol, que hereda un equipo que fue 81-81 la temporada pasada, se había entrevistado con siete equipos de la MLB a lo largo de los años antes de conseguir finalmente una oportunidad en Chicago.

El gerente general de los Medias Blancas, Rick Hahn, y el dueño del equipo, Jerry Reinsdorf, permitieron a Grifol una gran libertad para elegir a su personal, lo que es raro, especialmente para un gerente novato.

“Por eso me gusta tanto este trabajo (con los Medias Blancas)“, dijo Grifol. “Poder traer a mis tres muchachos [Tosar, Castro y Rodríguez] y agregar a Charlie es una bendición.

“Jerry Reinsdorf es probablemente el mejor propietario cuando se trata de confiar y empoderar a la gente”.

Los Medias Blancas confían en Grifol debido a un currículo que incluye ganar un anillo de la World Series como entrenador asistente de los Reales en 2015. Grifol también ha servido en numerosas otros cargos en el béisbol, como scout, director de desarrollo de jugadores, entrenador de bateo, entrenador de recepción, entrenador de banca, gerente en las ligas menores y gerente en las ligas de invierno.

Grifol se entrevistó con otros dos equipos esta temporada baja —los Marlins y los Reales— antes de aterrizar en los Medias Blancas.

En Chicago, la lista de Grifol incluye tres titulares nacidos en Cuba: el tercera base Yoan Moncada, el jardinero central Luis Robert y el ex receptor de los Canes Yasmani Grandal. Un cuarto titular de origen cubano, el primera base José Abreu, dejó Chicago después de la temporada pasada y se fue a Houston.

En cuanto a los cubanoamericanos de la plantilla de Grifol, cada uno ha tenido un viaje fascinante hasta llegar a Chicago.

Castro, por ejemplo, jugó 14 años en las ligas menores —incluyendo una década en Triple-A— sin llegar nunca a las mayores.

De hecho, ninguno de los cuatro entrenadores miamenses del personal de Chicago llegó a las mayores como jugador, aunque tuvieron carreras distinguidas.

A Castro, por ejemplo, le retiraron el número “9” en la secundaria Jackson, y no jugó en la universidad para ser reclutado por los Phillies en la 27ma ronda del draft. Finalmente llegó a las grandes ligas en 2008, como entrenador de bateo interino de Seattle.

Regresó a las mayores como asistente con los Cachorros en 2014 y durante los últimos ocho años formó parte del personal de los Bravos, ganando un anillo de la Serie Mundial con Atlanta en 2021.

“Implacable”, dijo Castro sobre su carrera como entrenador. “Sigo luchando”.

En 2008, Grifol era el director de desarrollo de jugadores de Seattle, y allí fue donde comenzó a trabajar por primera vez con Castro.

“Los Medias Blancas contrataron a la persona adecuada”, dijo Castro sobre Grifol. “Es muy inteligente y detallista, muy trabajador. Saca lo mejor de los jugadores”.

De los cuatro entrenadores miamenses, Castro y Rodríguez son los dos que nacieron en Cuba.

Rodríguez llegó a Estados Unidos con su familia a los 6 años, y vivió en Ohio y Nueva Jersey antes de establecerse en Miami cuatro años más tarde.

Tras iniciarse como infielder en la secundaria Miami y Miami Dade College, Rodríguez fue elegido en primera ronda por los Orioles de Baltimoreen la fase secundaria del draft de la MLB e 1978. Fue un sueño hecho realidad, sobre todo porque Rodríguez creció al otro lado de la calle del antiguo Miami Stadium, que era la sede de los entrenamientos de primavera de los Orioles.

“Yo era el cargabates de los Orioles”, dijo Rodríguez. “Crecí admirando a tipos como Frank Robinson y Boog Powell”.

En 2004, Rodríguez fue entrenador de banca de Robinson con los Montreal Expos.

“Círculo completo”, dijo Rodríguez.

La carrera como jugador de Rodríguez llegó hasta Doble-A en 1984.

Rodríguez finalmente llegó a las mayores en 1995 como entrenador de tercera base de los Angelinos. En el 2000, Rodríguez fue el entrenador de Tommy Lasorda cuando el equipo de Estados Unidos venció a Cuba por la medalla de oro olímpica. Al año siguiente, Rodríguez fue el entrenador de primera base de los Arizona Diamondbacks, que vencieron a los Yankees en la World Series.

En 2007 fue como gerente en el sistema de ligas menores de Seattle —para la filial de Doble-A West Tennessee— que es cuando empezó a trabajar con Grifol.

“Que [Grifol] nos elija a dedo es raro”, dijo Rodríguez, quien fue coordinador de campo de ligas menores de Kansas City los últimos tres años. “Pero también sé lo que aportamos como entrenadores”.

Al igual que Rodríguez y Grifol, Tosar llega a los Medias Blancas desde los Reales, donde los últimos tres años fue entrenador de bateo de asignación especial. Desempeñó el mismo papel con los Dodgers de 2012 a 2019, dejando esa organización un año antes que ganaran la Serie Mundial.

“Es difícil decir que (entrenar en las mayores con Grifol) no es un sueño hecho realidad porque lo es”, dijo Tosar, quien es el único de los cuatro hombres en esta historia que aún no ha ganado un anillo de la World Series. “Es una bendición trabajar todos los días con tu mejor amigo y con tipos en los que confías”.

“Pedro está muy bien preparado. Hace que la gente rinda cuentas, es un gran comunicador, polifacético y un pensador creativo. Siempre busca mejorar”.

Es obvio que Grifol, Tosar, Rodríguez y Castro son leales entre sí. Pero también son leales a sus familias.

Grifol, por ejemplo, lleva 37 años casado con Ali.

“Ella dice: ‘Me casé con Pedro. Pero también me casé con el béisbol’”. “Hay que tener esa actitud para sobrevivir a nuestro estilo de vida”.

“Pero ella conoce el juego. Cuando llego a casa, normalmente me manda 20 mensajes de texto. ¿Por qué usaste ese pitcher?

“Yo le digo: ‘Debería contratarte como mi entrenadora de banquillo’”.

De ser así, ya serían cinco los entrenadores de Miami en la plantilla de los Medias Blanca.