Yahoo Noticias Mayo de 1968, la última vez que ardió Francia. ¿Qué pasó entonces y qué pasa ahora?
París en llamas, el arco del triunfo profanado. Francia arde y toda Europa está a la expectativa.
Las protestas contra el aumento de los impuestos al combustible de los llamados ‘chalecos amarillos’, parece haberse salido completamente de control, y amenaza con extenderse -más- por todo el país sin que de momento el gobierno de Macron pueda hacer algo por evitarlo.
La escalada es tal que la misma alcaldesa de Paris, Anne Hidalgo, ha dicho al diario Le Parisien: “La crisis que vivimos es muy grave (…) Es algo nunca visto desde mayo del 68”.
Y tal cual pasa con Hidalgo, para muchos resulta imposible no volver en el tiempo y recordar el mayo francés, la última vez que el país ardió, la última vez que se vieron barricadas, violencia, heridos… como ahora, y además -esta vez- saqueos que son asociados con el pillaje y el vandalismo.
Salvando las distancias, temporales y causales, la protesta que pone ahora a tambalear al gobierno de Macron trae esos ecos del pasado, solo que aquella dejó una estela de cambios que repercutieron en todo el planeta, transformaciones -en distintos ámbitos: sexual, ecológico, feminista- que marcaron a toda una generación. De esta protesta, la de ahora, -con tintes más anárquicos- aun es temprano predecir sus consecuencias. Lo único cierto es que el gobierno de Macrón se tambalea.
¿Qué fue lo que pasó entonces?
Muchas veces el mayo francés del 68 se asocia solo al poder del movimiento estudiantil, al romanticismo hippie de paz y amor, pero en realidad también fue un movimiento político que desencadenó la mayor huelga general en la historia de Francia cuando a la revuelta se sumaron más de 10 millones de obreros. El país se paralizó. No había transporte, ni aviones, ni trenes, ni nada, las calles estaban desiertas durante ese ensayo de revolución de izquierda que aparentemente no llegó a ninguna parte -duraría entre mayo y junio de 1968- pero cuyos ecos se sintieron durante décadas en el mundo.
Los jóvenes rebeldes del mayo francés no buscaban el poder político, protestaban por la desilgualdad, contra la guerra, especialmente la guerra de Vietnam, y mostraban su indignación contra las políticas colonialistas de EEUU y Europa. Muchos analistas coinciden en que fue una protesta más reformista que revolucionaria. Henri Weber, ex líder de la Liga Comunista y después eurodiputado socialista dice que “fue una acometida democrática y liberal, hedonista”, en su obra Rebelle jeunesse (Juventud rebelde), al hablar sobre el impacto del movimiento.
¿Qué detonó la revuelta?
El descontento por las estrictas reglas universitarias en medio de un contexto mundial de cambios políticos importantes generó en marzo del 68 protestas en la Universidad de Nanterre -ubicada en la periferia de Paris-. Ya había mucho descontento por la reforma universitaria del año anterior. Pero la detención de un joven terminó con la ocupación del recinto después de que el 22 de marzo más de 100 estudiantes tomaran la torre central de la Unversidad. Así comenzó el llamado Movimiento 22 de marzo -liderado entre otros por el alemán Daniel Cohn-Bendit, quien -cosas del destino- acabaría como eurodiputado apoyando la candidatura a la presidencia de Enmanuel Macron. El movimiento 22 de marzo -que no duraría demasiado- posteriormente jugaría un papel clave en mayo de ese año.
¿Qué ocurrió en mayo?
La protesta se trasladó a la principal universidad de Francia, la Universidad de La Sorbona de París que fue tomada el 3 de mayo. El descontento se agudizó cuando los ocho líderes principales del movimiento fueron llevados al comité disciplinario de la Universidad. Al final la ocupación generó la acción de la policía. Para el 6 de mayo ya se habían producido fuertes enfretamientos con los agentes, y las protestas ya se habían asentado en el Barrio Latino y los Campos Elíseos.
El 10 de mayo la policía lanzó un ataque para recuperar el control y en el intento más de mil personas, resultaron heridas, 400 de ellas graves. A partir de entonces los sindicatos convocaron la huelga general que paralizó al país durante varios días.
Algunas frases reivindicativas famosas se dieron a conocer en esos tumultuosos días: “Prohibido prohibir”. “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. “Bajo los adoquines, la playa”, el más popular de todos.
¿Cómo acabó todo?
El 30 de mayo el general Charles De Gaulle decide disolver la Asamblea Nacional y convocar a nuevas elecciones. De Gaulle, quien era considerado héroe nacional, confirma al Gobierno de Pompidou y da un discurso histórico donde pide por televisión el apoyo de los franceses “contra la amenaza del comunismo totalitario”. Según explica La Vanguardia, “la jugada política le salió bien ya que impidió la unión de los partidos de izquierda. El presidente supo tejer una alianza entre el gaullismo y partidos de derecha que habían sido hostiles hasta ese momento e invocar los miedos del comunismo, los elementos antinacionalistas y el riesgo de los agitadores para ganar por un estrecho margen las elecciones”.
Tras el anuncio de De Gaulle millones de franceses salen a las calles para apoyar al gobierno y la huelga comienza a diluirse. Al final comienzan aplicarse los acuerdos, conocidos como Los acuerdos de Grenelle, que incluía un aumento de 35% de los salarios. La Sorbona se mantuvo ocupada hasta el 16 de junio, fecha en la que fueron desalojados los últimos ocupantes.
A pesar de ganar ‘la batalla’ del mayo francés, la imagen de De Gaulle quedó muy resentida y el general tuvo que dimitir en 1969.
¿Y ahora?
La protesta de los chalecos amarillos tiene causas muy distintas a las que originaron el mayo francés. Y no tiene precisamente el halo romántico de la ‘rebelión’ que la antecedió. Un grafiti lo dice todo: En lugar del célebre “Bajo los adoquines, la playa” de mayo del 68, se lee ahora “Bajo los adoquines, la rabia”.
Lo que si seguro tienen en común es la capacidad para paralizar al país y poner al borde del abismo a su presidente, entonces fue De Gaulle, ahora es Macron, que ya se ve cercado por los extremos, Le Pen y Melanchon.
¿Guerrilla urbana, pillaje y saqueos?, como dice la alcaldesa, o una ‘batalla’ más profunda que aun no se puede calibrar? Habrá que esperar para evaluarlo.
