María Teresa Abreu


La Doctora María Teresa Abreu, Profesora de Medicina, Microbiología e Inmunología y Directora del Centro de Crohn y Colitis del Sistema de Salud de la Universidad de Miami no puede recordar un momento en el que no quisiera ser doctora.

Estadounidense de segunda generación, nacida de inmigrantes cubanos, aprendió de sus padres el valor de la educación y el trabajo. “Tuve el maravilloso e incansable apoyo de mi familia quienes valoraban la educación por encima de todo”, comparte desde su consultorio en Florida.

“Mi visión de la vida y mi relación con los demás está determinada por mi herencia y veo esto como un regalo que me dio mi familia a través de la de la historia que los trajo a los Estados Unidos”.

“Me enamoré de la medicina desde muy temprana edad por la necesidad de ser una pensadora crítica en todo momento y resolver el rompecabezas de la enfermedad de alguien”, recuerda. “Eventualmente decidí dedicarme a la gastroenterología y, en particular, especializarme en el estudio de la EII (Enfermedad Intestinal Inflamatoria). Mi pasión por esta especialidad se desarrolló como resultado de mi mentor, el doctor Stephan Targan. Él reconoció desde un principio que yo tenía lo que él llama el ojo del tigre, y eso significaba que tenía un enfoque y una determinación para hacer bien las cosas. Él me inspiro a seguir este camino”.

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“Es muy importante tener un pensamiento crítico en medicina y nunca aceptar algo al pie de la letra. Incluso cuando creemos que sabemos algo, probablemente sea solo el comienzo de la comprensión de un proceso”.

Ahora, en el Laboratorio Abreu de la Universidad de Miami, sus investigaciones se centran en los factores genéticos y ambientales que contribuyen al desarrollo de la EII en los latinos. Esta investigación inició al observar que muchos de sus pacientes de descendencia latina eran los primeros en su historia familiar en ser diagnosticados con EII. Con curiosidad por saber qué estaba impulsando este fenómeno, comenzó a PASIÓN POR LA MEDICINA construir la base de datos de fenotipos clínicos y repositorio de tejidos del Centro de EII de la Universidad de Miami, que ahora contiene una de las mayores cantidades de muestras latinas en el país. Su rigurosa recopilación de datos le permitió publicar la primera descripción del fenotipo, así como su caracterización genética.

“La cualidad más importante de un médico es ser meticuloso y asegurarse de no tomar atajos con la vida de otra persona”, es como explica el pensamiento detrás de su metodología. “También significa tener curiosidad intelectual para ir más allá de lo obvio. Siempre trato de estimular esta curiosidad en quienes me rodean, haciendo constantemente preguntas para las cuales no tengo la respuesta. Es muy importante tener un pensamiento crítico en medicina y nunca aceptar algo al pie de la letra. Incluso cuando creemos que sabemos algo, probablemente sea solo el comienzo de la comprensión de un proceso”.

Esta curiosidad incansable y su pasión por ayudar a los pacientes con EII a llevar una vida normal, explorando la ciencia que los lleva a estas soluciones, dio como resultado su reconocimiento en el 2019 con el Premio Sherman, la distinción más alta en su especialidad, otorgada a médicos, cirujanos e investigadores cuyas contribuciones excepcionales y pioneras están transformando la atención de la EII. La doctora Abreu será además la primera latina en presidir la Asociación Americana de Gastroenterología de los Estados Unidos en el 2024, y solo la quinta mujer en más de 100 años de historia en presidir la organización, lo que interpreta como el comienzo de un cambio importante en un campo predominantemente dominado por hombres.

Uno de los objetivos de la doctora Abreu es crear oportunidades equitativas para todos: “Creo que para aumentar la cantidad de médicos latinos y afroamericanos tenemos que ser intencionales desde un punto muy temprano en nuestro sistema educativo, y brindarle a estos estudiantes oportunidades libres de los prejuicios y negatividad que podrían frenarlos. Esto incluye programas en la escuela secundaria, la universidad e incluso en la escuela de medicina, para que las minorías tengan la misma oportunidad en función de su potencial para ingresar a programas de capacitación competitivos”.

La diversidad en su campo, asegura, es clave: “El hecho de que hablo español como idioma nativo y el haber vivido entre personas de América Latina me da la oportunidad de conectarme con los pacientes de una manera que quizás no podría si no entendiera la cultura. Me gustaría creer que esto me permite un pasaje secreto hacia sus preocupaciones, incluso cuando están inhibidos para compartirlas libremente”.

“Siempre he visto y seguiré viendo la práctica de la medicina como un privilegio”, concluye, “y espero inspirar esto a mis estudiantes. Veo con optimismo los avances tecnológicos en medicina como la inteligencia artificial, porque puedo ver la fragilidad de un sistema que depende de un médico que reúne información y trata de llegar al diagnóstico correcto. Increíblemente, parece funcionar la mayoría del tiempo, sin embargo uno puede imaginar que la IA va a contribuir a que los médicos puedan ayudar a sus pacientes más de lo que pueden actualmente. La capacidad de compaginar la medicina y la ciencia es la forma más poderosa de hacer una diferencia positiva en la vida de los pacientes.

Aunque me he dedicado a comprender y desentrañar la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, hay muchas preguntas importantes qué abordar en medicina. Tengo la esperanza de que seguirá habiendo personas con ese mismo impulso para tener una comprensión más profunda de la condición humana”. N