Mientras Maduro amenaza con invadir Guyana, pocos creen que Venezuela pueda hacer mucho con el petróleo de su vecino

Venezuela, que afirma tener las mayores reservas probadas de petróleo del mundo pero que lleva décadas sin explotarlas, no estaría en condiciones de aprovechar el petróleo recientemente encontrado en Guyana, dicen expertos, aunque el régimen socialista de Caracas amenaza con invadir la región del Esequibo, rica en petróleo, de su vecino.

Dos días después de celebrar un referendo pidiendo poderes especiales para invadir Guyana, el hombre fuerte Nicolás Maduro anunció la creación de un nuevo estado venezolano que se escindiría del país vecino, y nuevas empresas estatales para explotar las vastas reservas minerales y petroleras de la región.

El anuncio fue el más reciente acontecimiento en una disputa fronteriza que se remonta a más de un siglo. Venezuela afirma que es la legítima propietaria de unas tres cuartas partes, o 61,600 millas cuadradas, del territorio actualmente controlado por Guyana.

La disputa fronteriza, que había permanecido en un segundo plano durante décadas en Venezuela, se acaloró en los últimos años, tras el reciente descubrimiento de hasta 20,000 millones de barriles de reservas de petróleo en la zona de Esequibo y el anuncio de que un consorcio dirigido por Exxon-Mobil explotará los campos petroleros.

Pero expertos afirman que hay pocas posibilidades de que Venezuela —que durante años ha visto un descenso constante de su producción de petróleo en medio de un colapso provocado por la corrupción y la mala gestión de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA)— pueda explotar de forma rentable otros 20,000 millones de barriles de petróleo bajo tierra, si consiguiera el control de la región.

“Venezuela no tiene ni el capital ni la empresa para desarrollar esas reservas”, dijo Antonio de la Cruz, presidente de la consultora Inter American Trends. “En el estado actual de la industria petrolera venezolana hay cero posibilidades de que pueda desarrollar esas reservas de petróleo”.

PDVSA, considerada en su día una de las mejores petroleras estatales del mundo, ha sido incapaz de producir suficiente crudo para cubrir siquiera las necesidades internas de combustible de Venezuela.

Años de negligencia y corrupción han desviado miles de millones de dólares de las arcas del Estado y han provocado un descenso constante de la producción de petróleo del país. De un máximo de más de tres millones de barriles diarios al inicio de la revolución socialista del país en 1999, Venezuela produce actualmente menos de 400,000 barriles diarios, la mayor parte de ellos en realidad obra de sus socios.

Venezuela afirma poseer unos 300,000 millones de barriles en el subsuelo, que superan por un pequeño margen las reservas reclamadas por Arabia Saudita, considerada actualmente la segunda potencia mundial en reservas de petróleo.

El experto petrolero Gustavo Coronel, ex miembro de la junta directiva de PDVSA, afirmó que la cifra de 300,000 millones es probablemente una exageración que surgió tras algunas artimañas llevadas a cabo por el régimen hace años para mejorar la calificación del país entre los exportadores de petróleo.

Pero aun así, Venezuela tiene vastas reservas de petróleo, pero no ha podido explotarlas, dijo. “Así que realmente no puede argumentar que necesita apoderarse de las reservas más pequeñas en el territorio de su vecino para expandir su industria petrolera”.

El colapso gradual de PDVSA significa que el grueso del petróleo que sale de Venezuela lo producen en realidad las petroleras internacionales que siguen operando en el país sudamericano a través de acuerdos de asociación.

El régimen de Caracas pudiera establecer nuevas asociaciones con petroleras internacionales para explotar los nuevos yacimientos que obtendría si se hiciera con el control de la región del Essequibo, pero esas empresas seguirían enfrentando las dificultades que ya encuentran cuando se plantean establecerse en Venezuela.

Según la legislación venezolana, las empresas extranjeras solo pueden entrar en el negocio petrolero estableciendo una asociación con PDVSA, que actuaría como accionista mayoritario, dijo Juan Fernández, ex director ejecutivo de planificación de la petrolera venezolana.

“Pero tomando en cuenta que PDVSA actualmente tiene nula capacidad en términos de producir o proveer recursos, financiamiento o incluso mano de obra calificada, entonces es fácil entender porqué tiene dificultades para encontrar socios dispuestos a entrar y desarrollar esas reservas”, dijo.

Para los socios potenciales, entrar en ese tipo de acuerdo significaría en esencia que tienen que poner todo en términos de inversiones y trabajo real y luego proporcionar más de la mitad de los ingresos a PDVSA.

A esta desventaja se añade el riesgo general de operar en Venezuela bajo un régimen que enfrenta sanciones petroleras por parte de Estados Unidos, y que en sus inicios lanzó una oleada de expropiaciones que hizo perder miles de millones de dólares a varias compañías petroleras.

Aunque la administración del presidente Biden aprobó hace unas semanas un levantamiento parcial de las sanciones petroleras, estas aún pudieran restablecerse si la relación entre ambos países, que está mejorando pero sigue siendo problemática, se agrava repentinamente.