"A mí me pasó algo similar, por eso te creo 100%": las nuevas denuncias de pederastia contra sacerdotes católicos en Medellín que BBC Mundo conoció tras publicar un testimonio en 2023
"Hola Natalia cómo estás
También fui acólita en tu misma época
A mí me pasó algo muy similar con ese asqueroso; por eso te creo 100%".
Natalia Restrepo recibió ese mensaje, junto a una solicitud de amistad en Instagram, el domingo 23 de julio de 2023.
Dos semanas antes, el 6 de julio, BBC Mundo había publicado su denuncia en contra de un sacerdote, a quien acusa de haberla violado y obligado a abortar en 2004, cuando tenía 14 años, en Envigado, un municipio ubicado al sur de Medellín.
Lee aquí la historia y denuncia de Natalia Restrepo
El artículo fue replicado por la prensa local y en redes sociales. Fue así como le llegó a Liliana*, quien reconoció a Natalia y decidió buscarla y escribirle.
No fue la única persona que se sintió identificada.
Además de las de Natalia y Liliana, BBC Mundo conoció otras cinco denuncias por abusos ocurridos en Envigado.
Viajamos a la zona para hablar con denunciantes, autoridades locales, expertos en derecho penal, derecho canónico y salud mental. También consultamos a la Fiscalía y la Iglesia católica colombiana.
Lo que sigue es el relato de esas indagaciones hechas durante 20 meses.
*Por temor a represalias o al castigo social, todas las personas que decidieron denunciar públicamente haber sido víctimas cuando eran menores de edad, así como las que accedieron a verificar esos testimonios, solicitaron que su identidad fuera protegida.
Advertencia: este texto contiene descripciones detalladas de abusos.
Carisma y mecato
Liliana, Luisa, Paula y Giselle, al igual que Natalia Restrepo, crecieron en familias católicas y fueron monaguillas en la parroquia Santa Gertrudis, en Envigado, hacia finales de los años 90 y principios de los años 2000.
Las cinco conocieron al sacerdote Iván Darío Restrepo Salazar cuando eran menores de edad y lo describen como un hombre muy carismático, divertido, amigable, que tocaba la guitarra y tenía buena voz. También coinciden en que le gustaba consumir alcohol.
Este es el testimonio de Giselle, que hoy tiene 37 años:
Giselle: A Iván lo conocí antes de que fuera sacerdote y lo apreciaba mucho porque él era muy alegre y tenía mucha chispa.
Éramos cercanos porque también trabajó en el colegio en donde yo estudié.
Una vez salí con él cuando ya era sacerdote. Yo tenía unos 15 años.
Él tomaba mucho y esa vez se pasó de tragos.
Cuando me llevó a mi casa en su carro intentó sobarme (toquetearme) la pierna.
Fue un momento incómodo que no me pareció normal, pero cuando uno quiere a una persona empieza a justificar y yo pensé: "es porque está borracho".
Giselle, Natalia y las otras tres mujeres cuentan que, como los demás niños y jóvenes que frecuentaban la parroquia en aquella época, solían quedarse en la casa cural después de las actividades pastorales.
Fue en ese contexto en el que se dieron las situaciones que denuncian las amigas Paula y Luisa, hoy ambas de 35 años:
Luisa: Paula y yo íbamos juntas para todo lado.
Paula: Un día estábamos con Iván en su cuarto y él comentó que era normal que los padres tuvieran novia porque son hombres y sienten.
También dijo por eso mismo igual se tienen que masturbar, que eso era como muy normal.
Luisa: En algún momento empezó pasadito a tocarnos mucho la rodilla y la pierna, una se corría, pero él volvía a cogerla como con ganas. Muy fuera de tono.
Una no sabía qué hacer.
A Liliana, de 33 años, le pasó algo similar junto a Carla, de quien es amiga desde pequeña. Ella denuncia varios episodios:
Liliana: Iván era el padre más carismático, nos ayudaba a hacer tareas y como él tenía un computador, nos lo prestaba para imprimir o buscar en internet.
En un principio era un ambiente muy agradable; fuimos cogiendo confianza y se volvió normal entrar a su habitación.
Él siempre nos invitaba a mecato (golosinas), pero había que ir a buscarlo a la cocina, así que él mandaba a alguna y se quedaba con la otra.
Un día estábamos los tres en la casa cural. Él le dijo a Carla que fuera a la cocina y yo de inmediato dije:
-Yo también voy
A Carla le llamó la atención que yo insistiera en ir con ella y a la salida me preguntó:
-¿Por qué saliste corriendo y no quisiste quedarte con el padre?
Decidí contarle que siempre que me quedaba, él intentaba acercarse como con mucho tocamiento.
Carla me dijo que con ella hacía lo mismo. No sabíamos qué hacer.
Cada vez subía más la intensidad.
Hasta que la última vez, él empezó a tocarse sus genitales. Luego me arrinconó contra una pared, al lado del baño, e intentó tocarme, pero yo logré soltarme y ahí mismo llegó Carla.
Nosotras no le contamos a nadie, pero decidimos alejarnos de él. A mí me empezó a dar miedo.
BBC Mundo tuvo acceso a un mensaje en el que Carla confirma el relato de Liliana, aunque ella prefirió no compartir su testimonio públicamente.
En cuanto a la versión del sacerdote acusado, la oficina de prensa de la Arquidiócesis de Medellín le indicó a BBC Mundo en 2023 que él estaba en autonomía de decidir si respondía o no solicitudes de un medio de comunicación.
Todos los intentos hechos por obtener su versión, ese año, cuando publicamos el testimonio de Natalia Restrepo, y ahora en 2025 sobre las nuevas denuncias que recibimos, fueron infructuosos.
Su nombre y algunas fotografías de su rostro han sido publicadas por medios locales.
Otros sacerdotes
BBC Mundo también recibió dos denuncias de presuntos abusos por parte de otros sacerdotes en Envigado.
Marcela hoy tiene 45 años y pertenece a la primera generación de mujeres acólitas del citado municipio.
"Antes eran solo niños y los llamaban monaguillos, hasta que nos empezamos a consagrar también las mujeres".
Cuenta que hacia 1994 el párroco de una iglesia -también ubicada en Envigado- la invitó a colaborar en su parroquia, entre otras cosas porque le quedaba más cerca de su casa.
Fue allí donde dos años después ocurrió lo que denuncia. Tenía 16 años.
Marcela: El padre se cayó y se fracturó la mano derecha; entonces me dijo que si le podía colaborar en la casa cural porque estaba inmovilizado. Yo le dije que claro e incluso me ofreció unos pesitos.
El primer y único día que fui, llegué en la mañana porque yo estudiaba en la jornada de la tarde.
El padre estaba solo y me dijo que necesitaba que lo ayudara a bañarse.
Yo me sorprendí, pensaba que la idea era ayudarle con tareas sencillas, porque igual uno con una sola mano es capaz de hacer varias cosas.
Era la primera vez que iba a entrar a su habitación.
Yo estaba afuera cuando me llamó: "Venga pues para que me ayude".
Cuando entré al baño, me sorprendí más porque estaba desnudo. Yo nunca había visto a un hombre mayor sin ropa.
A mí me dio mucha vergüenza y como susto. Él me insistió en que lo ayudara y yo lo intentaba, pero mirando para otro lado.
Ahí él me agarró la mano y me la puso en sus genitales.
-Estriéguemelo pues bien, así, me decía.
Cuando todo terminó, me despedí y jamás volví a ese lugar. Quedé como traumatizada.
Como Marcela, Orlando, quien hoy tiene 39 años, fue acólito y denuncia un hecho que le ocurrió en un colegio católico de Envigado con un sacerdote diferente.
Fue en 1996, cuando él tenía 10 años.
Orlando: El capellán del colegio era un sacerdote más bien mayor.
Una vez me castigaron y me mandaron donde él, seguro para que me confesara.
El padre empezó a tocarme y luego me masturbó.
No fue la única vez, denuncia.
Siete años después, siendo yo ya adolescente, estaba en la entrada de mi casa cuando ese mismo padre pasó caminando.
Nos saludamos, él me preguntó que si estaba mi mamá, yo le dije que no.
-Pero muéstreme pues la casa, me contestó.
Entramos y otra vez empezó a tocarme y me practicó sexo oral. Incluso se vanagloriaba de cómo lo hacía.
Yo no dije nada a nadie, me dio miedo que no me creyeran.
Tuvieron que pasar más de 20 años para que yo comprendiera que lo que me pasó fue un abuso.
BBC Mundo intentó contactar a los dos sacerdotes implicados en estas denuncias, pero no fue posible ubicarlos.
Ambos aparecen en la base de datos pública de la Arquidiócesis de Medellín sin asignación de ministerio actual.
Por el año de su ordenación como sacerdotes, más de 40 años atrás, es posible inferir que, si están vivos, hoy deben rondar la tercera edad.
¿Qué pasa en Antioquia?
Saber el número exacto, ni siquiera de abusos, sino de denuncias contra sacerdotes católicos no es una tarea simple.
Ni la Iglesia ni las autoridades civiles tienen registros públicos de acceso directo.
Para obtener los datos que se publican en este artículo, BBC Mundo tuvo que radicar cinco derechos de petición y recurrir a varias acciones de tutela, un mecanismo legal que, de ser acogido, obliga a las instituciones a entregar la información requerida.
Además, como le explicó a BBC Mundo monseñor José Mario Bachi, obispo y miembro de la Comisión Episcopal para la Cultura del Cuidado, las cifras de acusaciones las maneja cada jurisdicción eclesiástica y la Conferencia Episcopal Colombiana no cuenta con un consolidado nacional.
Bachi reconoce que es necesario "avanzar en el diálogo y el encuentro con las víctimas y desde luego eso pasa por saber quiénes son y cuántas son".
"Sabemos que no es solamente poner números, es ver la dimensión dramática del problema, de la situación vivida. De hecho, es un pedido del Vaticano a Colombia en un informe de 2024", indica.
Y aunque el obispo no se comprometió con una fecha para que la Iglesia consiga agrupar las cifras, dice que debe ocurrir en el corto plazo porque es un trabajo que ya están adelantado.
Lo que sí muestran los datos compartidos por las autoridades colombianas es que Antioquia es el departamento que concentra la mayor cantidad de acusaciones contra miembros de la Iglesia católica.
La imagen que sigue muestra denuncias nacionales desglosadas por departamentos:
Antioquia es el único departamento del país que cuenta con dos provincias eclesiásticas y dos Arquidiócesis, la de Medellín y la de Santafé de Antioquia.
Solo en la de Medellín, según su página web, se concentran 341 parroquias y 662 sacerdotes, un número significativamente mayor que en los demás departamentos de Colombia.
Según expertos, esta dimensión es una de las razones por las que la mayoría de las denuncias por delitos sexuales contra sacerdotes católicos se han interpuesto justamente en esa región.
Los nombres de algunos de los acusados se conocen públicamente desde el 25 de agosto de 2022, día en que el arzobispo de Medellín, monseñor Ricardo Tobón Restrepo, publicó en redes sociales una lista de 36 sacerdotes que habían sido denunciados por pederastia ante la Arquidiócesis entre 1992 y 2022.
Entre ellos, estaba el sacerdote denunciado oficialmente por Natalia Restrepo, y ahora señalado por cuatro mujeres más.
La publicación se produjo luego de que la Corte Suprema de Justicia aceptara la tutela interpuesta por el periodista colombiano Juan Pablo Barrientos, quien investigaba el tema, y le exigiera a la Iglesia entregar los datos por ser considerados de interés público.
(Al final de este artículo encuentras dos gráficos sobre la evolución de los abusos denunciados en Antioquia ante la Arquidiócesis y la Fiscalía).
La denuncia de Natalia
De las siete personas que compartieron su testimonio con BBC Mundo, Natalia Restrepo fue la única que además de hacer público su nombre, presentó una denuncia formal ante la curia de Medellín y otra ante la Fiscalía.
Ante la curia, lo hizo en dos ocasiones.
La primera un par de años después de ocurridos los hechos que acusa, pero como nunca recibió respuesta, decidió volver a hacerlo en agosto de 2022.
En 2023, la Arquidiócesis de Medellín le confirmó a BBC Mundo la existencia de las dos denuncias, y reconoció que en el momento en que se interpuso la primera, "no existía la formalidad de procesos que existe hoy, que se escuchó al acusado y a algunos testigos" y que luego de analizar, decidieron archivar la investigación "hasta conseguir pruebas que nunca obtuvieron".
Sin embargo, en la lista publicada por la Arquidiócesis en 2022, el caso de Natalia aparecía "en investigación".
Sobre la segunda denuncia, la Arquidiócesis le informó a BBC Mundo que, en agosto de 2023, un año después de recibida, terminó la investigación previa del caso canónico y las conclusiones fueron enviadas al Dicasterio para la Doctrina de la Fe en Roma, como lo indica el protocolo interno.
El tribunal católico en Roma autorizó que se continuara con el proceso en la misma Arquidiócesis de Medellín y en abril de 2024 se dio inicio a la siguiente etapa.
En cuanto a las labores que Iván Darío Restrepo Salazar ejerce, la Arquidiócesis confirmó que fue nombrado párroco de una iglesia en Medellín en agosto de 2021 y que ha seguido ejerciendo esa función desde entonces.
Durante la investigación canónica, que ya completa más de dos años, la institución religiosa ha citado a Natalia Restrepo en dos ocasiones en la Arquidiócesis de la ciudad a la que se mudó en Chile para que responda preguntas sobre su denuncia en Medellín.
En la última, ocurrida el pasado 13 de marzo, el padre que la interrogó le dijo que "le parecía extraño que el sacerdote denunciado estuviese ejerciendo el sacerdocio porque acá en Chile a los sacerdotes no los dejan ejercer mientras son investigados", afirma Natalia.
Ella le pidió una copia del nuevo interrogatorio porque lo consideró inapropiado, pero el sacerdote se negó a entregársela y tampoco le permitió tomar fotografías a los documentos.
"Me dijo que iba a consultar con Medellín si podía entregarme copia y que me contactaría al día siguiente, pero eso no ocurrió, aun no me contactan", agrega.
Lo último que supo es que el caso seguía en investigación canónica.
En cuanto a su denuncia ante la Fiscalía, interpuesta en septiembre de 2022, recibió respuesta oficial en abril de 2023.
Le notificaron por correo electrónico que no se llevaría a cabo una investigación penal porque los delitos que denuncia habían prescrito, según la ley que estaba vigente en la época en la que ocurrieron.
El dilema de las víctimas
Otro factor que dificulta la claridad sobre las cifras exactas de abusos cometidos por sacerdotes es que muchas víctimas de violencia sexual deciden no denunciar ante las autoridades, aseguran expertas consultadas por BBC Mundo.
Para la psiquiatra Lucrecia Ramírez, "lo raro es que las víctimas denuncien. Pueden pasar años e incluso décadas antes de que hablen".
La norma es el silencio.
Es, de hecho, la decisión que tomaron Liliana, Paula, Orlando, Gisele, Luisa y Carla.
Uno de los motivos tiene que ver con el autorreconocimiento como víctimas.
"Lo primero que la víctima se pregunta es si hizo algo que provocara, entre comillas, esa situación y se demora un tiempo, muchas veces años, en comprender que no hay culpa en nada de lo que haya hecho, porque la decisión de agredir siempre es del agresor", coincide en conversación con BBC Mundo Patricia Hernández, abogada experta en derechos humanos de las mujeres.
Además, agrega, "como la violencia sexual es un acto tan reprochable, siempre se comete en espacios privados o donde se evitan al máximo los testigos".
Esto se agrava aún más cuando el victimario es alguien de confianza.
"Ahí es doblemente aterrador. Porque además del tabú del tema sexual, el agresor es una persona muy significativa emocionalmente que se supone nunca te va a someter, nunca te va a hacer daño, nunca te va a transgredir", señala Ramírez.
En el caso de los sacerdotes, agrega la especialista, se da una tercera herida: la de la divinidad.
"Son tan divinos que te absuelven, te consuelan, te cuidan o te castigan cuando te confiesas, pero no estoy hablando solamente de la religión católica, sino de la cosmogonía. Por eso es tan grave la pederastia dentro de las iglesias por personas que representan a Dios", dice.
La Iglesia, le dijo a BBC Mundo monseñor Bachi, reconoce esa gravedad.
"Que un sacerdote abuse de una persona no es solamente causar la destrucción como persona, sino arrebatar la fe", indicó.
Un punto adicional que destacan los expertos es que incluso cuando la víctima logra concretar la denuncia, se enfrenta comúnmente con el fenómeno de revictimización, que se da tanto en los procesos canónicos como en los civiles.
"Es lo que ocurre cuando, por ejemplo, quienes investigan ponen en duda lo que la persona está contando o le hacen un reproche.
"Es un tema que se da porque quienes están al frente de las investigaciones carecen de toda la idoneidad técnica para hacerlo o se basan en sus prejuicios personales", explica Hernández.
Natalia Restrepo cuenta que vivió esa revictimización de la que habla Hernández.
"No me sentí cómoda con el funcionario de la Fiscalía que me atendió.
"Primero porque se notaba que era una persona muy religiosa, tenía varias imágenes de santos en su despacho; segundo, porque sin ni siquiera leer mi denuncia empezó a hacerme preguntas inapropiadas del abuso, específicamente de la penetración; y tercero porque hacía comentarios poniendo en duda mi relato como si no creyera lo que le estaba contando", relató.
Con la curia le ocurrió algo similar, afirma.
"La última vez, sentí de nuevo mucha impotencia (…) Además de pedirme que repitiera una vez más lo que me pasó me hicieron preguntas muy duras que me dejaron descompensada; por ejemplo, que si algún tercero había visto el sangrado de mi aborto y que si hubo feto tras el embarazo", relata.
En ninguna de las ocasiones que ha debido declarar le han ofrecido acompañamiento legal o psicosocial.
Todas las personas que compartieron su testimonio con BBC Mundo coinciden en que además denunciar a miembros de la Iglesia supone un riesgo social muy alto por el poder que ostenta la institución religiosa.
En muchas ocasiones ni siquiera sus familias los apoyan. Sus miembros temen ser apuntados o aislados por la comunidad.
Spotlight
En los más de 20 años que han pasado desde los hechos que denuncian Natalia, Liliana, Paula, Gisele, Luisa, Carla y Orlando, numerosos casos de pederastia en la Iglesia católica han salido a la luz en todo el mundo, golpeando duramente su credibilidad.
No solo ha sido señalada de permitir que sacerdotes acusados sigan ejerciendo, sino de encubrirlos y de no colaborar a tiempo con la justicia civil para que sean investigados como cualquier otro ciudadano.
Curiosamente, una de las acusaciones más emblemáticas se dio a conocer a través del cine.
En 2016, Spotlight, inspirada en el trabajo del periódico Boston Globe sobre el escándalo de pederastia en la Iglesia católica de Boston, EE.UU. ganó el Oscar a mejor película.
En los créditos finales aparece una lista de 206 lugares alrededor del mundo, entre ellos varios latinoamericanos, en donde se asegura que se han encubierto casos similares al que denuncia la cinta.
Medellín es la única ciudad colombiana en ese listado.
Ese mismo año, el papa Francisco publicó la carta apostólica "Como una Madre Amorosa", en la que indicó a todos los obispos que frente a denuncias de abuso sexual a menores, por conocimiento directo o por confesión, contra un sacerdote bajo su autoridad, deben hacer dos cosas:
"La primera es denunciarlo ante las autoridades civiles del Estado, en ese caso a la Fiscalía de Colombia, y la segunda iniciar de manera inmediata el proceso canónico en contra del sacerdote acusado (sin importar cuando haya sucedido)", explica Sergio González, abogado con maestría civil en derecho canónico.
Es uno de los pasos que ha dado la Iglesia católica para abordar el problema.
A nivel interno, Colombia también ha hecho esfuerzos por organizar mejor los procesos.
Desde 2013, la Conferencia Episcopal Colombiana se ha encargado de gestionar los lineamientos para dar respuesta al fenómeno de la pederastia a nivel nacional.
"Son guías destinadas a la promoción de la cultura del cuidado y la prevención y atención de situaciones de abuso en ambientes eclesiales", le explicó a BBC Mundo monseñor Bachi.
Aunque esos lineamientos, que incluyen la colaboración con la justicia ordinaria, sólo pueden implementarse de manera autónoma por cada Arquidiócesis y dependen de los recursos con los que cada una cuente, deben cumplirse sin excepción.
"Tenemos claridad de cómo proceder ante una víctima, qué se debe hacer ante una denuncia. Es decir, ahora cualquier omisión e incumplimiento de los protocolos de prevención es francamente inaceptable", agrega Bachi.
La situación es similar en el sistema acusatorio colombiano.
"La Fiscalía entendió que investigar este tipo de delitos, requiere de una atención integral a la víctima y que no se le puede atender única y exclusivamente para la judicialización, así que articuló con otras entidades una ruta de atención", explica Victoria Salazar, abogada especializada en derecho penal, criminología y género, ex fiscal y ex coordinadora del Centro de Atención Integral a Victimas (CAIVAS) de Medellín.
Además, agrega, la Fiscalía ha venido capacitando a sus funcionarios para hacerle frente a la revictimización por medio de protocolos internos.
Por otra parte, la jurisprudencia colombiana ha evolucionado para responder a las denuncias por pederastia que se formalizan cuando la víctima llega a la adultez.
Por esa razón y como muestra este gráfico, a partir de 2021 los delitos sexuales cometidos contra menores son imprescriptibles, es decir, pueden ser investigados sin importar cuánto tiempo haya pasado.
Pero la ley en Colombia no es retroactiva, y los abusos cometidos antes de esa fecha sí prescriben.
Es el caso de la denuncia de Natalia Restrepo ante la Fiscalía, y de los nuevos testimonios conocidos por BBC Mundo.
Fue por ese contexto que Liliana no denunció su caso ante la justicia colombiana.
Llegó a esa decisión luego de consultar con expertos.
Liliana: "Yo quería hacer todas las denuncias posibles para que el responsable reciba un castigo y para que no vayan a existir más víctimas suyas.
"Pero entendí que no hay muchas garantías para este tipo de casos, dado que ocurrieron hace varios años. Además no quiero enfrentarme a una batalla legal en donde lo más probable es que me revictimizen y me genere más estrés y ansiedad".
Y es por eso, indica, que optó por la denuncia pública.
Liliana: "A mí lo que más me movió a contar mi historia públicamente es que tengo una hija y me da mucho miedo que le pueda pasar a ella también.
"Con esto espero que la Iglesia al menos trate de proteger a los niños, que no los ponga en bandeja de plata para que una persona que ya ha cometido delitos de abuso los siga cometiendo".
Paula y Gisele también le explicaron a BBC Mundo sus motivaciones:
Paula: "Yo espero que destituyan a los padres que han sido abusadores porque no pueden seguir teniendo contacto con niños".
Gisele: "Es inaceptable que sigamos viendo a los sacerdotes acusados dando misa aquí en Antioquia.
"Y es que siempre se defienden diciendo que hay una persecución a la Iglesia, pero no es así. Lo que esperamos es que como institución tomen medidas para que esto no se repita y que los acusados sean juzgados como cualquier otro ciudadano. Denunciar no es perseguir".
¿Qué pasó con los casos denunciados ante las autoridades?
Las dos vías oficiales para denunciar abusos de sacerdotes son la Iglesia y la Fiscalía locales.
El gráfico que sigue tiene como referencia la lista publicada por monseñor Tobón en 2022, y muestra qué ha ocurrido con las acusaciones mencionadas en ella.
En cuanto a la Fiscalía de Medellín, tras varios requerimientos entregó un listado detallado con todas las denuncias que vinculan a un religioso católico como posible agresor sexual en un periodo iniciado hace 40 años: tiene 71 nombres en total.
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