Los médicos siguen descifrando el TDAH en los adultos

(Yifan Wu/The New York Times)
(Yifan Wu/The New York Times)

Aunque es uno de los desórdenes psiquiátricos más comunes entre los adultos, aún no hay guías o diagnósticos en Estados Unidos para tratar a los pacientes después de la infancia.

Justo antes de abandonar la universidad, Katie Marsh empezó a preocuparse por la posibilidad de padecer un trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

“El aburrimiento era como una sensación de ardor en mi interior”, contó Marsh, quien ahora tiene 30 años y vive en Portland, Oregón. “Apenas iba a clase. Y cuando lo hacía, sentía que tenía mucha energía acumulada. Como si tuviera que moverme todo el tiempo”.

Así que pidió una evaluación de TDAH, pero los resultados, le sorprendió saber, no fueron concluyentes. Nunca volvió a la escuela. Solo cuatro años después, tras buscar ayuda de nuevo, fue diagnosticada por un especialista en trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

“Fue bastante frustrante”, dijo.

El TDAH es uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes en adultos. Sin embargo, muchos profesionales de la salud tienen una formación desigual sobre cómo evaluarlo, y no existen directrices de práctica clínica en Estados Unidos para diagnosticar y tratar a los pacientes más allá de la infancia.

Sin normas claras, algunos profesionales, aunque bienintencionados, “se lo inventan sobre la marcha”, afirmó David Goodman, profesor adjunto de psiquiatría y ciencias del comportamiento de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

Esta falta de claridad deja a los proveedores y a los pacientes adultos en un aprieto.

“Necesitamos desesperadamente algo que sirva de guía”, dijo Wendi Waits, psiquiatra de Talkiatry, una empresa de salud mental en línea. “Cuando todo el mundo practica de forma algo diferente, resulta difícil saber cuál es la mejor forma de abordarlo”.

¿Los síntomas del TDAH pueden aparecer en la edad adulta?

El TDAH se define como un trastorno del neurodesarrollo que comienza en la infancia y se caracteriza normalmente por falta de atención, desorganización, hiperactividad e impulsividad. Los pacientes suelen clasificarse en tres tipos: hiperactivos e impulsivos, desatentos, o una combinación de ambos.

Los datos más recientes sugieren que alrededor del 11 por ciento de los niños de entre 5 y 17 años en Estados Unidos han sido diagnosticados de TDAH. Y se calcula que alrededor del 4 por ciento de los adultos padecen este trastorno. Pero hace tan solo dos décadas, la mayoría de los profesionales de la salud mental “no creían realmente en el TDAH en adultos”, dijo Goodman.

Ahora, en su mayor parte, ya no es así. Y durante la pandemia, las prescripciones de estimulantes, utilizados principalmente para tratar el trastorno de déficit de atención, “aumentaron bruscamente”, sobre todo entre los adultos jóvenes y las mujeres, según un estudio publicado en JAMA Psychiatry en enero.

Para diagnosticar este trastorno, los médicos se basan en el DSM-5, el manual oficial de trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, que contiene un requisito un tanto arbitrario: para cumplir los criterios diagnósticos del TDAH, los síntomas significativos, como el olvido continuo y hablar fuera de turno, deben estar presentes en al menos dos situaciones antes de los 12 años.

Pero, a veces, los pacientes mayores no recuerdan los síntomas de la infancia o dicen que eran leves.A Judy Sandler, de 62 años, que vive en Lincolnville, Maine, no le diagnosticaron TDAH hasta la mitad de sus 50, tras jubilarse de su trabajo como profesora: fue la primera vez en su vida que sintió que no podía hacer nada. Quería escribir, pero cuando se sentaba a concentrarse, inmediatamente le entraban ganas de levantarse y hacer otra cosa: “Voy a lavar la ropa”, pensaba. “Y luego iré a pasear al perro”.

Durante sus años de trabajo, se benefició de un horario “hiperestructurado”, hasta que se jubiló. “De repente, me sentí como si me hubiera quedado sin piso”, dijo.

Los pacientes como Sandler se encuentran en una zona gris. Ella no recordaba haber tenido síntomas significativos en la escuela o en casa, más bien indicó que sus síntomas se volvieron más problemáticos más tarde en la vida. Sin embargo, su marido, que llevaba 33 años con ella, había notado los síntomas durante años: por ejemplo, era olvidadiza y le costaba calmarse.

“Hay muchas más sutilezas a la hora de hacer este diagnóstico —especialmente en personas brillantes y de alto rendimiento— que una simple lista de síntomas”, comentó Goodman.

¿Falta algún síntoma en el manual de trastornos mentales?

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM, por su sigla en inglés) enumera nueve síntomas de falta de atención y nueve síntomas de impulsividad-hiperactividad que se utilizan para evaluar si un adulto o un niño padece TDAH.

El DSM no incluye formalmente síntomas relacionados con la desregulación emocional, que es cuando alguien tiene dificultades para controlar su estado de ánimo. Tampoco menciona oficialmente los déficits del funcionamiento ejecutivo, es decir, los problemas de planificación, organización y autorregulación. Pero los estudios han revelado que estos son algunos de los síntomas más comunes que experimentan los adultos con TDAH, según Russell Ramsay, psicólogo que trata a adultos con el trastorno.

Cuando se publicó el DSM-5 en 2013 (la quinta edición del DSM), no había suficiente investigación de alta calidad para apoyar la adición de estos síntomas, explicó Goodman. Pero los expertos dicen que todavía son útiles para tener en cuenta al evaluar a alguien.

Goodman está trabajando con Ramsay y otros especialistas en TDAH de todo el mundo para desarrollar las primeras directrices de Estados Unidos para el diagnóstico y tratamiento de adultos con el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, en colaboración con la Sociedad Profesional Americana de TDAH y Trastornos Relacionados.

Es urgente hacerlo, en parte debido a las nuevas investigaciones que han surgido en la última década. Además, aunque el TDAH del adulto a menudo no se diagnostica ni se trata, es posible que se diagnostique a quien en realidad no padece el trastorno y que se le administre medicación que realmente no necesita, advirtió Goodman.

Las nuevas directrices, que se espera que estén disponibles para comentarios públicos a finales de este año, tendrán como objetivo crear un proceso más uniforme para el diagnóstico de adultos, pero el DSM seguirá siendo el “patrón de oro” para los proveedores, dijo Ramsay.

“No está mal”, añadió. “Simplemente está incompleto”.

¿Es TDAH u otra cosa?

Para los adultos, un diagnóstico adecuado de TDAH normalmente requiere varios pasos: una entrevista con el paciente, un historial médico y de desarrollo, cuestionarios de síntomas y, si es posible, conversaciones con otras personas en la vida del paciente, como un cónyuge.

“No hay atajos”, dijo Lenard Adler, profesor de psiquiatría de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, mientras hablaba ante cientos de proveedores en la conferencia de la Asociación Americana de Psiquiatría a principios de mayo. “Esto no es fácil”.

Aunque todo el mundo tiene algún problema para prestar atención o está inquieto de vez en cuando, añadió, lo que ayuda a los médicos a decidir si un diagnóstico de trastorno por déficit de atención e hiperactividad es adecuado es la intensidad y la importancia de los síntomas, así como su consistencia y su afectación a lo largo de la vida del paciente.

Pero hay varios factores que pueden dificultarlo.

Según las investigaciones, es más probable que las personas que se consideran grandes usuarias de la tecnología digital reporten síntomas de TDAH.

Existe el dilema del “huevo o la gallina”, según Waits. ¿Las personas con TDAH se sienten más atraídas por la tecnología digital que la persona promedio? ¿O su TDAH se desarrolló debido al uso que hacen de la tecnología?

También es probable que las personas con TDAH padezcan otras afecciones coexistentes, como trastornos por consumo de sustancias, depresión o ansiedad, lo que puede dificultar tanto a los médicos como a los pacientes la comprensión de si sus síntomas son consecuencia del TDAH, sobre todo si los síntomas se solapan.

A Marsh, a quien le habían diagnosticado depresión cuando era adolescente y había tomado hasta 10 medicamentos diferentes para tratarla sin mucho éxito, finalmente le diagnosticaron TDAH tras visitar a un psicólogo en su ciudad natal. Esta vez, el profesional se tomó el tiempo de hablar con sus padres y su pareja, y luego hizo un nuevo análisis de los resultados de las pruebas que se habían considerado no concluyentes cuatro años antes.

Después de que Marsh iniciara la terapia y empezara a tomar el estimulante Focalin, la diferencia en cómo se sentía fue “demencial”, dijo. También mejoró su depresión.

“Podía seguir la pista de las cosas en mi cerebro con más facilidad”, añadió. “He podido hacer muchas más cosas porque tengo motivación para ello”.


Christina Caron
es periodista del Times y cubre salud mental. Más de Christina Caron

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