Lula da Silva apuesta al G20 para recuperar prestigio internacional después de varios tropezones

Brazilian President Luiz Inácio Lula da Silva speaks during the closing meeting of the G20 Social Summit in Rio de Janeiro, Brazil, on November 16, 2024. (Photo by Daniel RAMALHO / AFP)
Brazilian President Luiz Inácio Lula da Silva speaks during the closing meeting of the G20 Social Summit in Rio de Janeiro, Brazil, on November 16, 2024. (Photo by Daniel RAMALHO / AFP) - Créditos: @DANIEL RAMALHO

BRASILIA.- El gobierno del presidente Lula da Silva busca aprovechar su gran momento en Río de Janeiro: Brasil presidirá, a partir del lunes, la reunión de jefes de Estado del G20, evento con el que, ante los ojos del mundo, intentará mostrarse como un socio confiable para trabajar en las agendas globales.

La presidencia brasileña planteó una agenda ambiciosa con tres principales objetivos para debatir: inclusión social, reforma de las instituciones internacionales y transición energética.

En el primero de los dos días, y tras recibir junto a la primera dama Janja da Silva a los líderes extranjeros en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro (MaM), Lula lanzará formalmente la Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza.

Xi Jinping, Lula da Silva y Javier Milei estarán entre los líderes de los 20 países miembros del grupo
Xi Jinping, Lula da Silva y Javier Milei estarán entre los líderes de los 20 países miembros del grupo - Créditos: @Archivo

La iniciativa, a la que ya adhirieron más de 40 países y organizaciones internacionales, busca acelerar los esfuerzos en la lucha contra el hambre y la desigualdad hasta 2030, y será uno de los principales hitos de la presidencia del G20.

“Hay una movilización de los países para lograr resultados efectivos”, explicó Mauricio Lyrio, sherpa brasileño, quien señaló que la alianza tendrá una estructura de secretaría con su sede principal en Roma.

La iniciativa funcionará como una plataforma para conectar países, instituciones financieras y organismos internacionales con el fin de implementar una canasta de políticas públicas de eficacia probada. Se espera que cuente, entre otros recursos, con fondos del Banco Mundial, socio de la alianza.

La administración se enorgullece de que, pese a las enormes diferencias entre las potencias y los conflictos geopolíticos, a lo largo del año consiguió aprobar más de 40 documentos a nivel ministerial. “Fue posible desbloquear el proceso de decisiones y obtener resultados”, afirmó Lyrio.

Lula da Silva y Joe Biden
Lula da Silva y Joe Biden - Créditos: @PRESIDENCIA BRASILEÑA

La expectativa del Palacio del Planalto es que también haya consenso para incluir el llamado “impuesto a la riqueza” en la declaración final, un impuesto universal del 2% sobre las mayores fortunas planetarias elaborado por el economista francés Gabriel Zucman, pese a la resistencia de algunos países, como la Argentina.

El lunes por la tarde, en la primera jornada del encuentro de líderes, habrá una segunda sesión para discutir la reforma de la gobernanza global, un tema espinoso sobre el que no se esperan grandes avances.

La propuesta brasileña consiste en debatir una modernización de las principales instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y las Naciones Unidas, donde Lula insiste en reformar el Consejo de Seguridad. El gobierno quiere buscar una gobernanza más “justa y eficiente”, ya que la composición actual fue ineficiente para evitar la guerra entre Rusia y Ucrania y el conflicto en Gaza.

El martes, en el segundo y último día, los jefes de Estado discutirán alternativas para el desarrollo sostenible y transiciones energéticas. Tras eso, habrá una sesión de clausura y transmisión de la presidencia del G20 de Brasil a Sudáfrica, que ocupará ese rol en 2025.

Vista de una reunión del Consejo de Seguridad en la sede de Naciones Unidas, el 2 de julio de 2024
Vista de una reunión del Consejo de Seguridad en la sede de Naciones Unidas, el 2 de julio de 2024 - Créditos: @Julia Nikhinson

Se espera que la declaración final de líderes, documento que consolidará los resultados de la presidencia brasileña, sea negociada hasta el último minuto. La cancillería brasileña advirtió que, aunque muy relevante, su presidencia ya ha “dado muchos resultados y decisiones a lo largo del año”, restándole al texto un carácter esencial.

En la declaración final se prevé un mensaje en favor de la promoción de la paz en los conflictos globales, sin menciones específicas a guerras ni protagonistas. “La negociación de paz no es un tema de la cumbre”, advirtió Lyrio.

Recuperación

El profesor del Instituto de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas (FGV), Pedro Brites, comentó a LA NACION que recibir el G20 tiene de por sí un “simbolismo muy grande” para Brasil, independiente de los resultados de la próxima semana.

“Una de las metas del gobierno de Lula era recuperar el prestigio internacional y, en cierta manera, solo recibir el G20 con la presencia de los presidentes de Estados Unidos y China habla de una recuperación del reconocimiento y credibilidad”, expresó Brites.

En política exterior, la tercera administración de Lula ha quedado hasta ahora marcada por más tropezones que aciertos, a diferencia de sus primeros dos períodos (2003-2011), en los que el presidente de Brasil se convirtió en una suerte de líder regional.

Esencialmente el gobierno de Lula se benefició en la comparación con su antecesor, Jair Bolsonaro (2019-2022), quien tuvo un canciller, Ernesto Araújo, que llegó a jactarse públicamente de que el país fuera considerado “paria” internacional, recordó Brites.

Pero Lula no encontró un discurso adecuado ni confiable para mediar en el conflicto de Rusia y Ucrania, en el que siempre fue visto con desconfianza por su condena tibia al gobierno de Vladimir Putin, y tampoco en la guerra en Gaza, donde comparó la acción israelí al Holocausto nazi.

Tampoco en el caso de Venezuela, donde el gobierno brasileño intercedió para intentar garantizar un proceso electoral transparente y terminó siendo engañado por el gobierno de Nicolás Maduro, a quien en un primer momento intentó defender al asegurar que era “víctima de una narrativa”.

“Brasil puso en la agenda del G20 y en la conferencia climática del año que viene en Belém sus dos grandes hitos de la política externa. A partir de estas dos reuniones sabremos el legado del tercer gobierno de Lula en política exterior”, agregó el profesor de la FGV.

Baja expectativa

Para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, la visita a América del Sur marcará una suerte de despedida internacional. No obstante, su condición de “pato rengo” disminuye el peso de la reunión, según Mauricio Santoro, politólogo y profesor del Centro de Estudios Político-Estratégicos de la Marina de Brasil.

Elon Musk y Javier Milei. Lula quiere un impuesto a los supermillonarios, como Musk. El gobierno argentino se opone.
Elon Musk y Javier Milei. Lula quiere un impuesto a los supermillonarios, como Musk. El gobierno argentino se opone. - Créditos: @Presidencia

“La expectativa con relación a resultados concretos es baja. La delegación de Estados Unidos representa un gobierno en sus semanas finales, Biden no tiene legitimidad para tomar ninguna gran decisión con impacto duradero”, señaló Santoro, quien advirtió que un eventual cambio de gobierno podría abandonar rápidamente los compromisos adoptados en Río.

Roberto Goulart, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia, aseguró que el saldo para Lula da Silva será positivo apenas con el lanzamiento de la alianza contra el hambre. “Es el principal resultado, Brasil está poniendo en primer plano la agenda social, que es muy importante y en un momento en que mejora en el mapa del hambre”, aseguró Goulart.

El profesor de la UNB alertó sobre la posibilidad de que la Argentina se oponga a los impuestos contra los “super millonarios” y los conflictos bélicos, factores que pueden dificultar la declaración final. Ese documento podría servir como medida del éxito de la presidencia brasileña, subrayó.

“Brasil ya garantizó la alianza contra el hambre, ahora tendrá que ver si consigue mantener los impuestos contra las grandes fortunas y que la crisis climática debe ser priorizada por todos los jefes de Estado”, concluyó el profesor.