Luis Hernández y la jugada ajena que lo inspiró para hacer su gol más memorable en un Mundial

Luis Hernández durante uno de los festejos de la Selección Mexicana en Francia 98 (Foto de: Mark Thompson /Allsport)
Luis Hernández durante uno de los festejos de la Selección Mexicana en Francia 98 (Foto de: Mark Thompson /Allsport)

Luis Hernández se incrustó en la memoria de los aficionados mexicanos por sus destacadas actuaciones con Monterrey y Necaxa durante la década de los 90, una época totalmente productiva para la mayoría de los futbolistas que actualmente son considerados ídolos. El veracruzano de melena larga y güera, conocido como el “Matador”, poco a poco fue ganando popularidad y, con el tiempo, un lugar dentro de la Selección Nacional.

Su debut con el conjunto tricolor fue en 1995, durante un encuentro amistoso contra Uruguay y en ese mismo partido también debutó con el Tri quien sería uno de sus mejores compañeros en el ataque: Cuauhtémoc Blanco. Ambos son recordados como una de las mejores duplas de la historia de la Selección Mexicana. La mancuerna llegó hasta la Copa del Mundo de Francia 1998, donde Hernández se convirtió en el goleador del equipo y figuró como uno de los mejores de todo el certamen en su posición.

Detrás de las cuatro dianas que el atacante veracruzano pudo conseguir a lo largo del torneo, hay la historia de una jugada que, según él, lo acompañó en gran parte de su carrera. En el podcast Monstruo Azul, conducido por Miguel Ángel Briseño, el Matador habló de la fórmula con la cual pudo construir una carrera llena de buenas cuotas goleadoras. Durante la final de la temporada 1994-1995, Cruz Azul chocó por el título contra Necaxa, un equipo que necesitaba de ese campeonato para empezar a darle brillo a una década dorada. En ese momento, Luis militaba con los Rayos.

En ese mismo encuentro, Ivo Basay –ídolo de necaxista– anotó un segundo gol que puso el punto final de aquella contienda por el trofeo. El delantero chileno recibió un pase de Alberto García Aspe, de espaldas a la portería; se giró y definió hacia la parte inferior derecha, dejando sin ninguna oportunidad a Norberto Scoponi, el arquero de la Máquina. Esa jugada quedó estampada en la memoria del Matador y desde ese momento, la adoptó para que tres años después pudiera resultar efectiva en Francia.

“Él (Basay) la recibe y hace un control orientado y se la tira abajo a Scoponi. Esa jugada me acompañó toda la vida y la realicé en el Mundial de Francia 98 contra Corea. Cuando a mí me la pasa Cuauhtémoc (Blanco), la recibo de espaldas y me acordé de Ivo Basay. Me acordé de eso y esa forma fue como lo definí, como hizo unos años antes Ivo”, comentó.

En esa misma Copa del Mundo, el Matador realizó otro gol similar en Octavos de Final contra Alemania. Recibió el esférico de espaldas al marco y al darse la media vuelta, dribló a un par de futbolistas teutones y definió al poste más lejano. Aunque en ese mismo encuentro dejó escapar una clara oportunidad para poner el segundo gol contra la escuadra germana y todo desembocó en la eliminación de México. Aunque después de eso marcó otros 11 goles con el conjunto tricolor y algunos de ellos muy estéticos, no volvió a marcar de la misma forma que Basay en el conjunto nacional.

El Matador tenía la portería tatuada en la frente. Se distinguió a lo largo de su carrera por su coraje, profesionalismo y finura para determinar el destino del balón hacia las redes, a pesar de su limitada técnica individual. Incluso tuvo la fortuna de formar parte de Boca Juniors por mera petición de Diego Armando Maradona, aunque pasó de largo con el club argentino. El delantero veracruzano vive en la memoria colectiva por sus definiciones que hicieron soñar a todo México en el Mundial del 98 y ahora desmenuzó la clave para convertirse en uno de los goleadores de aquél certamen.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO

¿Montachoques o accidente vial? Lo que se capta en calles del México