Luis Arce: del milagro boliviano como ministro de Economía a la crisis como presidente

Luis Arce, el ex ministro de Economía que sumó éxitos durante la presidencia de Evo Morales, enfrentaba el miércoles un intento de golpe de Estado en medio de una crisis política y económica, con protestas en las calles del país y un conflicto abierto con quien fuera su mentor por el control del partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS).

Economista pragmático, con estudios en Londres, Arce procede de la izquierda más tradicional boliviana y siempre se consideró anti-neoliberal. Era considerado un tecnócrata, conocedor del manejo de la administración pública pero sin carisma y sin un apoyo social, como el que tenía Evo Morales, explicó Julio Ascarrunz, profesor de la Universidad Mayor San Andrés, de La Paz.

Arce realizó gran parte de su carrera en el Banco Central de Bolivia (de 1987 a 2006). Posteriormente fue ministro de Evo Morales desde su llegada al poder en 2006 hasta 2017 y más tarde, por un corto período, en 2019. En noviembre de 2020, llegó a la presidencia después del polémico gobierno transitorio de Jeanine Añez.

Con Morales como presidente, Arce capitaneó lo que se llamó el “milagro boliviano”, un alto crecimiento económico del país gracias a los ingresos extraordinarios por las exportaciones de gas tras la nacionalización de los hidrocarburos en 2006.

Las reformas liberales de la década de 1990 habían colocado al país como potencia energética y Bolivia pasó de ser un país de ingresos bajos a uno de ingresos medios, según el Banco Mundial. La extrema pobreza cayó al 15%, se construyeron carreteras y teleféricos y las ciudades se expandieron. Pero estos ingresos comenzaron a caer en 2014.

Cuando Arce asumió el poder, Bolivia era un país fuertemente impactado por la pandemia y muy polarizado desde las elecciones de 2019, en las que Morales ganó pero que la oposición tachó de fraudulentas, lo que de desencadenó un estallido social que dejó 36 muertos, entre partidarios del exmandatario y opositores, y precipitó la renuncia de Morales presionado por los militares.

La senadora opositora Jeanine Áñez se autoproclamó entonces presidenta interina pero su mandato, que duró hasta noviembre de 2020, estuvo marcado por persecución judicial a partidarios de Morales y denuncias de organizaciones internacionales por la represión contra manifestantes. Arce no dudó en tachar este periodo de “brutal” y “golpista”-

Al llegar a la presidencia, en noviembre de 2020, su principal desafío era sacar al país de lo que él mismo tachó como la peor recesión en 40 años debido a los conflictos sociales, políticos y a la pandemia.

Tras un primer momento de relativos éxitos, hace más de un año comenzaron los problemas económicos por la falta de liquidez de dólares, un problema que comenzó a notarse en 2014 pero que se agudizó una década después, cuando ya Arce ocupaba la Presidencia y empezó a usar las reservas nacionales para mantener el tipo de cambio, explicó el académico Ascarrunz.

Arce dijo recientemente que la producción de gasolina y diésel cubrían la mitad del consumo interno en 2014 y que ahora se importa el 86% del diésel y el 56% de gasolina “por la falta de inversiones en exploración y el agotamiento de los campos”.

Mientras tanto, la población se queja de los precios altos de algunos alimentos, que el gobierno atribuye a factores climáticos y al contrabando hacia Perú y Argentina, y las protestas no solo se habían agudizado sino que iban a continuar algo que, según Ascarrunz, “podía poner en jaque no solo la estabilidad política y social y agudizar" los problemas económicos.

En el terreno político sus problemas habían comenzado al perder el control de la Asamblea Legislativa tras la fractura del oficialista MAS cuando Morales anunció en 2023 su intención de postularse de nuevo a la presidencia en las elecciones de 2025. Arce tenía las mismas expectativas y el aval constitucional para buscar la reelección.

En noviembre, Arce pronunció un discurso cargado de críticas a quienes se oponen a su gestión y “sueñan con nuevos golpes de Estado”. No se refirió directamente a ningún político con nombre pero aseguró que “hay quienes apuestan a la guerra contra el gobierno” y mencionó “sabotajes” de quienes “siembran odio y violencia”.