La excusa más absurda entre los estadounidenses no vacunados, aunque la hipercontagiosa variante Delta ya circule entre ellos

Cuando les preguntaron qué representa un riesgo mayor para su salud, un mayor número de estadounidenses no vacunados afirmó que las vacunas contra la COVID-19 son más peligrosas que el virus, según una nueva encuesta por Yahoo News/YouGov.

Una partidaria del presidente Donald Trump sosteniendo un cartel contra las vacunas, el 5 de enero en una protesta en la Freedom Plaza en Washington, D.C. (Erin Scott/Bloomberg vía Getty Images)
Una partidaria del presidente Donald Trump sosteniendo un cartel contra las vacunas, el 5 de enero en una protesta en la Freedom Plaza en Washington, D.C. (Erin Scott/Bloomberg vía Getty Images)

Esta es una opinión que contradice tanto a la ciencia como a los datos disponibles, y subraya el reto que Estados Unidos tendrá que superar en su lucha por detener una creciente “pandemia de no vacunados” impulsada por la variante hipercontagiosa Delta.

La encuesta realizada a 1 715 estadounidensesadultos se llevó a cabo del 13 al 15 de julio y reveló que solo el 29 % de los estadounidenses no vacunados cree que el virus representa un riesgo mayor para su salud que las vacunas, un número significativamente menor en comparación con quienes creen que las vacunas representan el mayor riesgo para la salud (37 %) o dicen no estar seguros (34 %).

Durante los últimos 18 meses, la COVID-19 se ha cobrado la vida de más de 4,1 millones de personas en todo el mundo, incluyendo la de más de 600 000 estadounidenses. Al mismo tiempo, más de 2 mil millones de personas en todo el mundo y más de 186 millones de estadounidenses se han vacunado al menos parcialmente contra el virus. Los científicos que estudian los datos sobre los efectos secundarios que se han reportado afirman que las vacunas son extraordinariamente seguras.

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Sin embargo, el 93 % de los estadounidenses adultos no vacunados, el equivalente a 76 millones de personas, dicen que “nunca” se vacunará (51 %), que seguirán esperando “para ver qué les pasa a los demás antes de tomar una decisión” (20 %) o que no están seguros (22 %).

Con la variante Delta convirtiéndose rápidamente en la dominante en todo el país, los casos de COVID-19 en Estados Unidos han aumentado un140 % en las dos últimas semanas. Las hospitalizaciones y muertes, dosindicadores rezagados, aumentaron en un tercio durante ese mismo período. Misuri, Arkansas, Nevada y Florida están siendoparticularmente afectados, con unas tasas de hospitalización disparadas que representan 2 o 3 veces el promedio nacional.

Se estima que casi todos los estadounidenses (99 %) que están enfermando, requieren hospitalización o mueren no están vacunados. Todavía más de la mitad de lapoblación estadounidense (52 %) no ha completado la pauta vacunal.

Propagación express

Mientras la variante Delta se propaga entre las personas no vacunadas y condados como Los Ángeles reinstauran la obligatoriedad de usar mascarillas en los interiores para intentar contenerla, Yahoo News y YouGov han intentadocomprender por qué tantos estadounidenses siguen postergando la vacunación y si el aumento de la variante Delta podría cambiar su mentalidad.

Los resultados son complejos. Algunos estadounidenses no vacunados reconocen la creciente amenaza de Delta. La proporción de quienes dicen estar preocupados por la variante ha aumentado 9 puntos porcentuales (del 25 al 34 %) desde el mes pasado. Sin embargo, la proporción de estadounidenses no vacunados que dicen no estar preocupados por Delta es mayor y ha aumentado casi al mismo nivel(del 31 al 39 %).

Por tanto, solo la mitad de los no vacunados dicen que Delta representa “un riesgo grave” para “todos los estadounidenses” (33 %) o los “estadounidenses no vacunados” (17 %), la otra mitad afirman que esa variante no representa un riesgo serio para nadie (30 %) o que no están seguros (20 %). En cambio, un 85 % de los estadounidenses vacunados y el 72 % de todos los estadounidenses reconocen que Delta representa un riesgo grave.

Sin embargo, aunque los estadounidenses no vacunados muestran una actitud relativamente desdeñosa respecto a los peligros que encierra Delta –los cuales han sido ampliamente probados en los brotes masivos que se han producido en India y otros lugares– tienden a aplicar un listón mucho más bajo a las vacunas contra la COVID.

Cuando se les pide que elijan la “razón más importante” por la que no se han vacunado, por ejemplo, pocos dicen que carecen de “fácil acceso a las vacunas” (4 %), “no tienen días libres en el trabajo” (3 %) o “ya pasé la COVID” (9 %). Un número mayor reconoce que no le preocupa contraer la COVID (12 %) o, con más frecuencia, que no se fían de las vacunas contra la COVID (45 %).

Manifestantes contra las vacunas reunidos en la Sample Gates de la Universidad de Indiana durante una manifestación. (Jeremy Hogan/SOPA Images/LightRocket vía Getty Images)
Manifestantes contra las vacunas reunidos en la Sample Gates de la Universidad de Indiana durante una manifestación. (Jeremy Hogan/SOPA Images/LightRocket vía Getty Images)

¿Por qué? La razón más importante, según el 37 % de los estadounidenses no vacunados, es que están “preocupados por los efectos secundarios a largo plazo”. A esta le siguen motivos como “no confío en el gobierno” (17 %), “las vacunas son demasiado nuevas” (16 %), “la FDA aún no ha aprobado completamente las vacunas” (11 %) y “no confío en ninguna vacuna” (6 %).

Dos problemas

Los funcionarios de salud pública se enfrentan a dos problemas. Primero, a pesar del hecho de que no existen precedentes en la historia de las vacunas de efectos secundarios graves que surjanvarios meses después de aplicar ladosis, y mucho menos años después –y no hayningún mecanismo que haga pensar que las vacunas contra la COVID desencadenarían tales efectos secundarios– es difícil convencer a los escépticos de que esta vez no será diferente. Mientras tanto, la pandemia sigue su curso y el tiempo corre.

En segundo lugar, cuando a los escépticos no vacunados se les pide que seleccionen “todas” las razones por las que no confían en las vacunas contra la COVID, no solo las “más importantes”, muchos las seleccionan todas. Al 70 % le preocupan los efectos secundarios a largo plazo, el 60 % afirma que las vacunas son demasiado nuevas, el 55 % reconoce no confiar en el gobierno, el 50 % dice estar preocupado por los efectos secundarios a corto plazo, el 45 % indica que la FDA aún no ha aprobado completamente las vacunas, el 45 % señala que no se fía de las compañías farmacéuticas y el 26 % dice que no confía en ninguna vacuna.

En otras palabras, la vacilación podría convertirse en una especie de Hidra de Lerna, de manera que cada vez que se aborda una preocupación, surge otra que ocupa su lugar.

Y sin embargo

Aún queda por ver si el impacto de la variante Delta reduce esa resistencia. El 15 % de los estadounidenses no vacunados dice que la propagación de la variante Delta está haciendo que sean más propensos a vacunarse, particularmente los demócratas (34 %) y los latinos (34 %). Sin embargo, otro 12 % de los estadounidenses no vacunados afirma que la variante Delta los hace menos propensos a inyectarse y el 73 % afirma que “no hay diferencia”.

Profundizando, el 20 % de los estadounidenses no vacunados dicen que tendrían “muchas más” (10 %) o “algo más” (10 %) de probabilidades de vacunarse “si los casos de COVID comenzaran a aumentar entre las personas no vacunadas en su área”. Lo mismo vale para el aumento de las hospitalizaciones y muertes locales. Asimismo, el 27 % de los estadounidenses no vacunados afirman que tendrían muchas más probabilidades (12 %) o algo más (15 %) de vacunarse cuando la FDA apruebe completamente las vacunas contra la COVID, que actualmente están autorizadas para uso de emergencia para combatir la pandemia.

En realidad, no se espera que la FDA dé su aprobación total hasta el próximo año. Sin embargo, los casos de COVID, las hospitalizaciones y las muertes ya están aumentando. Veremos si alguno de esos indicadores marca la diferencia.

Andrew Romano

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