Los cuatro empresarios que concentran la riqueza de México

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El debate planteado por Carlos Marx en su obra El Capital, publicada en 1867, en la que analizó la concentración de la riqueza y la explotación de los que solo tienen su fuerza de trabajo como única “mercancía” para participar en la dinámica del mercado dominado por las leyes de la oferta y la demanda, es una discusión vigente después de casi de ciento cincuenta años y una Guerra Fría que por más de 50 años mantuvo la tensión en el planeta, por la confrontación de dos modelos antagónicos, el Capitalismo contra el Socialismo, cuyo resultado explica que hoy, como nunca antes en el mundo, unos cuantos hombres concentren la mayoría de la riqueza existente y que miles de millones apenas subsistan con una renta diaria de menos de dos dólares.

La organización no gubernamental internacional Oxfam, con presencia en algunos continentes, publicó (Milenio 18 enero 2016) por estos días un reporte en el que informa que cuatro empresarios mexicanos concentran el 9% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Ellos son Germán Larrea, Alberto Bailléres, Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego, quienes, según esta organización, fueron beneficiados por las políticas de privatización realizadas por el gobierno en diferentes momentos, lo que les permitió acceder a las condiciones para incrementar la fortuna que hoy detentan.

Dice en su informe Oxfam que “Germán Larrea y Alberto Bailléres, por ejemplo, son los dueños de empresas mineras que se aprovecharon del auge de los precios de las materias primas básicas.

Las concesiones mineras otorgadas por el gobierno beneficiaron con amplitud a compañías como Grupo México, propiedad de Larrea, que administra a Buenavista del Cobre, en Sonora, así como a la empresa Peñoles, de Bailléres, que explota la mina de Fresnillo en Zacatecas, uno de los yacimientos más ricos en plata.”

También fueron beneficiados con la privatización de bienes públicos Carlos Slim, con Telmex, y Ricardo Salinas Pliego con el sistema Imevisión que ahora se denomina TV Azteca.

Los cuatro empresarios beneficiarios de la política de privatización del Estado no siempre fueron ricos. Según la publicación norteamericana Bloomberg Billionaires, Carlos Slim tiene una fortuna de 46 mil 400 millones de dólares, que lo hace el segundo hombre más rico del mundo, aunque cuando se inició fue el dependiente en la mercería de su familia.

Alberto Bailléres cuenta con una fortuna de 8 mil 600 millones de dólares, pero en su pasado llegó a ser gerente de una sucursal bancaria. Germán Larrea tiene 7 mil 440 millones de dólares y empezó su fortuna a partir una pequeña empresa constructora que recibió en herencia. Por último, Ricardo Salinas Pliego tiene unos 4 mil 600 millones de dólares y se inició en el pasado vendiendo televisiones y neveras.

En contraste, según Oxfam, los pueblos indígenas en México son perjudicados por la desigualdad ya que la destrucción de recursos naturales, en muchas ocasiones provocada por la minería, afecta su calidad de vida y el medio ambiente en el que viven. “Los niveles actuales de desigualdad económica extrema son asombrosos y su crecimiento ha llegado a un estado crítico. No hay forma de obviar el hecho de que los grandes ganadores en la economía global son las personas más ricas”.

Señala la organización no gubernamental que “Desde el inicio del presente siglo, la mitad más pobre de la población mundial solo ha recibido 1 por ciento del incremento de la riqueza mundial, mientras que 50 por ciento de esa nueva riqueza ha ido a parar a los bolsillos del 1 por ciento más rico”.

En su informe, Iguales: Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas, de octubre de 2014, Oxfam señala que, “de acuerdo con la ONU, más de mil 200 millones de personas en el mundo sobreviven con menos de 1.25 dólares diarios y 2 mil 400 millones con menos de dos dólares; un problema agravado por el hecho de que siete de cada 10 personas viven actualmente en un país donde la desigualdad entre ricos y pobres es mayor que hace 30 años.”

México es un país de enormes contrastes y la concentración de la riqueza es uno de ellos. Al respecto es preciso tener presente que si existen pocos que concentran mucho y muchos que carecen de casi todo es porque antes se tomaron determinaciones políticas deliberadas con las que se beneficiaron los empresarios, pero también los políticos que propiciaron la acumulación de riqueza en pocas manos.

Es el Estado el responsable de crear las condiciones para que disminuya la desigualdad. La aplicación de las normas y la modificación de sistemas que han creado la desigualdad deben cambiar. Es recomendable crear nuevos equilibrios sociales y políticos para beneficio de todos, no con la idea de despojar a los que tienen, sino para crear mecanismos que fortalezcan el mercado interno por la vía de mejores salarios y oportunidades de educación y acceso a los bienes que eleven la calidad de vida de las comunidades, mediante la redistribución de la riqueza y el poder. Las elites tienen la riqueza y el poder y deben compartir para evitar que se los arrebaten.