La llegada de El Niño: cómo impacta la crecida del Río Uruguay y qué pasará con la sequía
Tras tres años y medio de sequía y ríos con niveles muy bajos, el agua volvió con fuerza a formar parte del paisaje del Litoral argentino, con escenas de evacuación de pobladores de zonas ribereñas, islas y campos anegados y lluvias furiosas sobre centros urbanos como las ciudades de Santa Fe y Formosa.
En Concordia, el desborde del río Uruguay a mediados de esta semana obligó al traslado de casi 500 familias asentadas sobre todo en la zona costanera de esa ciudad entrerriana a diferentes centros de evacuación, a la espera de un descenso de las aguas de ese curso fluvial que forma parte del enorme sistema de la cuenca del Plata.
Por el momento, la situación es complicada: según el reporte operativo del pasado miércoles 29 de noviembre elaborado por el Instituto Nacional del Agua (INA), como consecuencia del “importante volumen” aportado por las últimas crecidas producto de lluvias abundantes y sostenidas en la cuenca alta “el tramo inferior continuaría oscilante en aguas altas, por encima de las referencias de alerta o evacuación, al menos durante los próximos siete días”.
Según explicó Juan Borus, experto de ese organismo, “es probable que sobren lluvias sobre la cuenca baja del Uruguay” y lo que se espera es –en líneas generales– “un escenario húmedo para todo el Litoral hasta finales del verano y principios del otoño del año próximo”.
“Debemos estar muy atentos al pronóstico meteorológico, una cosa es si hay descargas sobre la cuenca media o alta que pueden medianamente regularse por la presa de Salto Grande, pero si esas descargan ocurren sobre la cuenca baja, lo que incluye al propio embalse, la cosa pinta mal y eso puede afectar a los pobladores en primer lugar, y al turismo también”.
Cronología reciente
El río Uruguay, que atraviesa partes de Brasil, Argentina y Uruguay con un caudal medio de 4500 metros cúbicos por segundo, tiene una longitud de 1800 kilómetros desde su naciente en la Sierra do Mar (Brasil) hasta su desembocadura en el Río de la Plata, con una cuenca asociada que tiene una extensión de aproximadamente 339 mil kilómetros cuadrados.
Según relató Borus, el actual escenario de excesos hídricos comenzó a gestarse ya a finales de agosto con la declaración de un fenómeno de El Niño “como pocas veces direccionado en su impacto hacia la cuenca media del Uruguay”.
“Todos los modelos coincidían con esto”, puntualizó el experto, quien recordó que ya en septiembre se produjo una primera crecida que no tuvo mayor impacto gracias a la regulación que hizo la represa de Salto Grande.
Ya en octubre vino otra crecida tras fuertes lluvias en la zona de la cuenca brasileño-misionera, que es la que mayor aporte hace al río y que reacciona de forma muy rápida. “En octubre, además de llover, cayó mucha agua sobre el Iguazú que terminó con una crecida brutal con 12 veces el caudal promedio. Todo octubre fue muy por encima de los valores normales de lluvias”.
Un escenario de alerta
Desde el INA explicaron que la persistencia del fenómeno El Niño Oscilación Sur (ENOS), cuya chance de permanecer activo al menos hasta enero es del 100%, “promoverá mayores lluvias en los tramos medios y bajos de los ríos Paraná y Uruguay”.
Con respecto al pronóstico trimestral, se prevé un trimestre (desde noviembre hasta enero) con precipitaciones superiores a las normales para la Mesopotamia y el este de Buenos Aires, y normal o superior a lo normal sobre el centro-oeste de Formosa y Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, oeste de Santa Fe, La Pampa, oeste de Buenos Aires y noreste de Patagonia.
Siempre en relación al río Uruguay, Borus agregó que la crecida de la cuenca en octubre “duplicó el aporte respecto a septiembre”, lo que hizo que Salto Grande tuviera caudales de hasta 28.000 metros cúbicos por segundo. Esto empeoró durante noviembre tras grandes lluvias en la parte alta de la cuenca, lo que elevó el caudal a la altura de la represa a 32.000 metros cúbicos por segundo.
¿Qué puede pasar durante los meses del verano entrante? Borus puntualizó que existen riesgos de mucha agua para la cuenca baja del Uruguay, con potenciales crecidas en ríos como el Gualeguaychú o, “peor aún”, con lluvias sobre el propio embalse de Salto Grande. “Con esta perspectiva climática surgen dudas que molestan sobre lo que podría pasar en la cuenca baja, como en la margen izquierda de Salto Grande, en el río Mocoretá y en el Gualeguay”.
Si a eso se suman los pronósticos de lluvias probablemente superiores a las normales sobre Corrientes y Entre Ríos “todo recuerdo de la sequía quedará rápidamente en el olvido”.
Problemas para las ciudades y para el turismo
Además de afectar en primer lugar a los pobladores ubicados en zonas ribereñas, las lluvias y las crecidas de los ríos como el Uruguay también impactan en actividades importantes para esa zona de Entre Ríos y Corrientes como el turismo. En ese punto Borus dijo que localidades como Colón y Gualeguaychú pueden verse perjudicadas, y lanzó una advertencia importante: además de los problemas que los excesos hídricos traen en ríos y áreas rurales, hay un tercer punto y es que este verano puede ser crítico por lluvias muy abundantes en zonas urbanas.
“Ya lo vimos en Santa Fe capital hace unos días y esta semana en Formosa, donde llovieron 220 milímetros en pocas horas. Son lluvias con impactos severos porque se cortan servicios, hay problemas de electrocución y otros. Hay que estar muy atentos a los pronósticos de corto plazo, porque son eventos concentrados que pueden activarse violentamente y generar escenarios complicados”, dijo el especialista.