Llega un momento imprescindible para el campeón: superarse

La filosofía de Scaloni para progresar:
La filosofía de Scaloni para progresar: "Lo pasado, pisado. Fue muy lindo, pero ya pasó y hay que pensar en lo que viene", advirtió antes del debut con Canadá - Créditos: @Bruna Prado

Los beneficios de ser campeón del mundo están a la vista, los distingue cualquiera: prestigio deportivo, adhesión popular y rentabilidad económica. Pero también son trascendentes las responsabilidades que trae el éxito: saber gestionar la victoria es el desafío que eleva la conquista. Al campeón se lo mira distinto y está obligado a evolucionar. Debe aprender a convivir con el favoritismo, debe ser más paciente que antes frente a algunos adversarios solo querrán refugiarse, debe tener astucia para no caer en ninguna trampa emocional. Debe variar su repertorio porque la partitura del mejor es una página que los demás enseguida se aprenden de memoria.

Desde la coronación en Qatar, la selección ha demostrado ser un equipo insoportable. Con la acepción más positiva que pueda encontrarse. Un plantel serio e intenso en la competencia, aunque la exigencia en varias ocasiones haya sido decorativa por amistosos casi ridículos por apetencias contractuales de la AFA. Pero los jugadores no cayeron en el sopor del facilismo, y si correspondía aplastar a esos oponentes de tercer y cuarto orden, los arrolló. Les marcó 21 goles a Panamá, Curazao, Indonesia, El Salvador, Costa Rica y Guatemala en seis victorias de jugosa recaudación.

Lionel Messi, frente a su séptima Copa América, en la que buscará nuevos récords: esta noche se convertirá en el jugador con más presencias en la historia del certamen, y saldrá a la caza del podio entre los máximos goleadores
Lionel Messi, frente a su séptima Copa América, en la que buscará nuevos récords: esta noche se convertirá en el jugador con más presencias en la historia del certamen, y saldrá a la caza del podio entre los máximos goleadores - Créditos: @Mike Stewart

Después de la tercera estrella, la tensión sólo bajó en el duelo rioplatense contra Uruguay, en la Bombonera, y la Argentina perdió. Lección aprendida: esa relajación es imperdonable. Siempre es inexcusable, y para el campeón del mundo se presenta hasta agraviante. Pero en la reacción estuvo la genética rabiosa de este grupo: cinco días más tarde viajó al Maracaná y le quitó a Brasil un invicto por las eliminatorias que ostentaba desde siempre. A esta base de futbolistas le sobra orgullo, tanto, que a veces se desborda. No puede graduar la pasión y los excesos también conforman su espíritu.

La Argentina abre la Copa América como el candidato indiscutido. Será favorita como desde hace tiempo no se registraba. Ni a Qatar 2022, ni a la Copa América de Brasil 2021 desembarcó con ese soplo. Ni a Brasil 2014, ni a la Copa América en casa en 2011, ni con Maradona/Messi en Sudáfrica 2010… Hay que retroceder hasta Corea-Japón 2002… buen ejemplo para estar prevenido. La selección es desconfiada, y se trata de otra virtud de un campeón.

La lógica, sarcástica en el fútbol, anuncia que la Argentina tendría un viaje placentero hasta la final, donde recién se encontraría con Brasil, o Uruguay, o Colombia. Un fixture despejado para el protagonista que aparece por encima de todos en las apuestas. Y en los análisis. Después, si pierde, no necesariamente será un fracaso. La crítica racional no es tan lineal; ese escenario tendría que contemplar las formas, los imponderables y las habilidades del oponente. Llega la hora más urticante para el campeón: superarse.