Lionel Messi y su encuentro con una leyenda de El Salvador: Jorge “Mágico” González
Un gran abrazo y una sonrisa. El respeto de los mejores no se consigue de un día para otro. En la noche salvadoreña, se iluminó de repente el rostro de Lionel Messi ante un hombre desgarbado y de pelo largo y blanco como la nieve, con más pinta de héroe del rock and roll que de antiguo crack de la pelota. La ovación del estadio Cuscatlan fue la banda de sonido para el encuentro entre el mejor futbolista del mundo y una figura que se inscribió como leyenda de culto de este deporte: Jorge “Mágico” González, un nombre que muchos debieron googlear para conocer su historia.
Todo ocurrió en la previa del encuentro amistoso que Inter Miami igualó sin goles frente a la selección de El Salvador. Messi jugó los primeros 45 minutos y fue reemplazado en el entretiempo de un partido que le sirvió al director técnico Gerardo Martino para dosificar energías en la previa a la exigente temporada del conjunto de Florida.
Después del saludo efusivo con Messi, llegaron al encuentro del Mágico González el uruguayo Luis Suárez, Jordi Alba y Sergio Busquets. Los mejores honraron a quien para El Salvador es su propio Maradona. Y justamente fue Diego uno de los que siempre más reivindicó la figura del Mágico, que llevó a su selección a disputar el único Mundial de su historia, el de España 1982. Allí, a pesar de haber perdido los tres partidos del Grupo, entre ellos un 0-2 contra la Argentina capitaneada por Maradona y un 1-10 frente a Hungría, la goleada más abultada en Copas del Mundo, el Mágico llamaría la atención del universo futbolero.
De aquel país sin tradición en este deporte y hundido en una guerra civil cruenta, surgió este flaco habilidoso al que varios clubes europeos quisieron tener. Su falta de disciplina para el entrenamiento y una personalidad especial lo privaron de una carrera a lo grande. Amagó con firmar con el PSV y fue a jugar a Cádiz, en una ciudad que hizo su hogar. Allí se enamoró de la noche y la bohemia, hasta llamar la atención de artistas e intelectuales. Uno de ellos, el italiano Marco Masullo, inmortalizó la historia del crack salvadoreño en el libro Mágico González. El genio que quería divertirse.
En sus tiempos de Barcelona, Maradona pidió por él para que se uniera a una gira del equipo culé por Estados Unidos. Pero su falta de compromiso con el entrenamiento le jugó en contra y fue desechado. Diego nunca lo olvidó y siempre lo reivindicó como uno de los mejores futbolistas con los que se cruzó.
Jugó en España hasta 1991. Salvo por un interregno en Valladolid, siempre vistió la camiseta de Cádiz. Héctor Bambino Veira fue uno de sus entrenadores y cada tanto lo recuerda en alguna hilarante anécdota: “Si el entrenamiento era a las 10, él venía a las 11. Si era a las 11 llegaba a las 12. Le regalé un despertador gigante del Pato Donald”, le contó hace un tiempo a TyC Sports.
A su regreso a El Salvador, ya con varios matrimonios en el camino, manejó un taxi. En 2013, FIFA lo introdujo al Salón de la Fama. Hoy, a los 65 años, enseña fútbol a niños en una escuelita en su país natal.
Cada tanto -como anoche- aparece en un estadio y la ovación del público le recuerda quién fue.