Lionel Messi eligió Miami y la ciudad lo adora por ello

Seguidores de Lionel Messi vitorean afuera del estadio DRV PNK en Fort Lauderdale, Florida, el 16 de julio de 2023. (Saúl Martínez/The New York Times)
Seguidores de Lionel Messi vitorean afuera del estadio DRV PNK en Fort Lauderdale, Florida, el 16 de julio de 2023. (Saúl Martínez/The New York Times)

La locura de Miami por Messi —por la llegada de la superestrella del fútbol Lionel Messi, uno de los seres humanos más famosos del planeta— alcanzó su punto máximo la semana pasada cuando se le vio en un supermercado Publix cerca de Fort Lauderdale, comprando Lucky Charms y Froot Loops.

Los compradores miraban boquiabiertos y tomaban fotos con sus teléfonos celulares. ¿Un paseo casual? ¿Un truco publicitario? ¿A quién le importa? Messi y su familia joven y fotogénica habían aterrizado en una región enloquecida con el fútbol que había esperado años para echarle el guante. Messi ya parecía un lugareño más, vestido con pantalones cortos y chanclas.

El sur de Florida se ha convertido en una frenética comunidad aficionada a Messi. El fichaje del argentino de 36 años el sábado representó un golpe maestro para el Inter de Miami de la Major League Soccer (MLS) y para la propia Miami, la capital no oficial de Latinoamérica con afición por las celebridades. El domingo por la noche, después de una violenta tormenta eléctrica, cuando el equipo presentó a Messi ante un estadio a reventar en Fort Lauderdale, el futbolista le agradeció al público en español y dijo: “Quiero dar las gracias por hacernos sentir en casa tan rápido”.

“Estoy muy feliz de haber elegido venir a esta ciudad con mi familia”, declaró. Se espera que debute en un partido el viernes.

El equipo reprodujo un montaje de video con celebridades de Miami que le daban la bienvenida a Messi —Marc Anthony, DJ Khaled, Gloria Estefan— y, luego, presentó un concierto con los cantantes de pop latino Camilo y Ozuna.

Desde que LeBron James declaró en 2010 que iba a “llevar mi talento a South Beach” (en realidad, al centro de Miami) para jugar al baloncesto con el Heat de Miami, la región no se había obsesionado tanto con la presencia inminente de una figura del deporte. En las semanas posteriores al anuncio que hizo Messi el mes pasado sobre la firma de su contrato con el Inter de Miami, los artistas se apresuraron a pintar murales de él por toda la ciudad. Los restaurantes han replanteado sus menús para ofrecer versiones de lo que se dice que es su platillo favorito, una carne empanada conocida como milanesa.

El futbolista Lionel Messi, en el centro a la izquierda, sostiene su nueva camiseta del equipo Inter de Miami mientras posa con los copropietarios del equipo Jorge Mas, a la izquierda, José Mas, segundo a la derecha, y David Beckham, a la derecha, en un evento para presentarlo a los aficionados en el estadio DRV PNK en Fort Lauderdale, Florida (Saúl Martínez/The New York Times).

Durante años, los futbolistas europeos y latinoamericanos, incluido Messi, han comprado propiedades y han vacacionado en el sur de Florida, en parte porque pueden disfrutar de un nivel de anonimato imposible en otros lugares. Sin embargo, pocos esperaban que, a estas alturas, Messi, quien jugó en clubes de Barcelona, España, y París, viniera en última instancia al Inter de Miami, en vez de a Arabia Saudita, donde le ofrecieron un contrato más lucrativo para cerrar su célebre carrera.

Su llegada provocó un artículo de siete páginas en The Miami Herald el domingo. En una ciudad que alguna vez fue famosa por sus paparazis de medio tiempo —el actor Matt Damon, un antiguo residente en Miami Beach que está casado con una argentina, señaló en 2009 que los fotógrafos solo lo molestaban los fines de semana—, las cámaras han perseguido a Messi.

Aparece como una cabra rosa —una referencia a los colores del Inter de Miami y a las siglas en inglés (GOAT) que señalan su estatus como “el más grande de todos los tiempos” (o “the greatest of all time”)— en un anuncio de Apple TV+, el socio de emisión en continuo de la MLS con el que firmó un acuerdo de reparto de ingresos. En una valla publicitaria de Hard Rock Cafe aparece anunciando un nuevo emparedado de pollo de Messi.

La comunidad argentina del sur de Florida, la más grande de Estados Unidos, se ha llenado de alegría de que el hombre más reconocido del país sudamericano ahora sea uno de los suyos.

“Los argentinos sienten un inmenso orgullo por Argentina, a pesar de décadas de agitación política y económica”, opinó Gabriel Groisman, exalcalde de Bal Harbour, cuyos padres emigraron de Argentina a finales de la década de 1970. “En la casa solo hablábamos español. Comíamos asados al estilo argentino en el patio trasero literalmente cinco veces a la semana”.

Cuando Argentina, con Messi como su líder, ganó el año pasado su primera Copa del Mundo en 36 años, caravanas decoradas con banderas azules y blancas del país celebraron en un vecindario de Miami Beach al que a veces se le llama Pequeña Buenos Aires. La semana pasada, Messi cenó en el Café Prima Pasta, un restaurante del vecindario con dueños argentinos donde el plato más caro, un corte de res, cuesta 36,95 dólares. Los aficionados se presentaron en la puerta trasera para pedir autógrafos y tomarse selfis.

La federación nacional de fútbol de Argentina planea construir unas instalaciones de entrenamiento de 10 millones de dólares en North Bay Village, entre Miami y Miami Beach. Se rumora que Messi posee un apartamento de un costo multimillonario en una torre de ultralujo, cuyos puntos de venta incluyen un ascensor para coches, en Sunny Isles Beach, una ciudad cercana.

Para los argentinos, el fútbol es “como ir a la iglesia”, comentó Carlos Delfino, quien cambió Argentina por South Beach hace más de 20 años. Es propietario de Parrilla Liberty, un restaurante especializado en carnes que es un santuario dedicado a Messi y Diego Maradona, quien llevó a Argentina al campeonato del mundo de 1986.

“Sin duda, Messi buscaba seguridad, tranquilidad... y la playa”, opinó Delfino, quien voló a Catar en diciembre para la final del Mundial. “Y gente cálida. A los argentinos nos gusta ir a tomar un café, saludar a la gente”.

“Aquí se respira nuestra cultura: sabemos dónde comprar dulce de leche, yerba mate, facturas (panes dulces argentinos)”, mencionó Maximiliano Álvarez, quien encargó un mural de Messi en 2018 para su restaurante, Fiorito, en el vecindario de Pequeña Haití en Miami. La llegada de Messi ya ha atraído a más clientes.

“El sueño es que Messi venga aquí algún día”, comentó Álvarez.

c.2023 The New York Times Company