El legado y las vidas hechas añicos de los residentes desplazados de Mariúpol

Por Rostyslav Averchuk

Leópolis (Ucrania), 7 mar (EFE).- Con sus casas en ruinas y ocupadas y la ciudad tal y como la conocían desaparecida para siempre, los residentes desplazados de Mariúpol intentan preservar su legado y mantener unida a su gente mientras sueñan con una reconstrucción tras su regreso bajo control ucraniano.

"Los meses de bloqueo ruso mataron la ciudad", afirma la página web 'Mariúpol Reborn' (Mariúpol Renacida), una plataforma que aspira a forjar una visión para la resurrección de la ciudad.

Según sus datos, al menos 22.000 vecinos de la ciudad a orillas del mar de Azov murieron durante el asedio ruso al inicio de la invasión rusa, mientras que más de 2.000 bloques de apartamentos y casi 40.000 viviendas particulares fueron destruidas por completo o sufrieron daños significativos.

Una docena de frágiles vidrieras que formaban parte del patrimonio de la ciudad también están ahora destruidas, dice a EFE el fotógrafo y periodista Iván Stanislavski.

Todo lo que queda de ellas son las fotografías que tomó Stanislavski en los años previos a la invasión y que se exponen ahora en Leópolis (oeste), en un espacio de la plataforma 'Mariúpol Reborn'.

Perdidas para siempre

"Han sido destruidas de forma irrevocable y su carácter único se ha perdido", afirma Stanislavski. Las fotografías apenas pueden hacer justicia a las toneladas de cristal y metal y al escrupuloso trabajo de los creadores que conformaban este patrimonio, subraya.

Las vidrieras, creadas en las últimas cinco décadas en varias instituciones educativas y culturales, reflejaban de cerca la vida de la ciudad y sus ricas tradiciones metalúrgicas y marítimas.

Un gran ventanal que estaba situado en la Filarmónica de Mariúpol representaba a personas en trajes tradicionales de diversas partes del país, un testimonio de los estrechos lazos de la ciudad con el resto de Ucrania.

Stanislavski tenía previsto exhibir las imágenes en marzo de 2022 para atraer atención sobre su importancia cultural, pero la invasión rusa dio al traste con sus planes.

"La muestra actual trata de la pérdida, de arte perdido, de personas perdidas", dijo y señaló que uno de los creadores de una de las vidrieras murió durante el asedio de hambre y por falta de medicinas.

"Dedico esta exhibición a toda la gente de Mariúpol, a aquellos que murieron y a los que no. Sus vidas quedaron destruidas en un millón de añicos, como las vidrieras destruidas por los rusos, y ahora están intentando recomponerlas", enfatiza Stanislavski.

Esperanzas de reconstrucción

Este tipo de eventos ayuda a juntar a los residentes desplazados, explica la co-organizadora Alevtina Shvetsova, que siempre ha sentido una profunda conexión con Mariúpol y perdió a su propia abuela durante el asedio.

"El tiempo pasa y la gente rehace sus vidas lo mejor que pueden en sitios nuevos. Pero para muchos su vínculo con la ciudad es demasiado fuerte para que Rusia pueda romperlo", dice a EFE.

Mientras Rusia intenta convencer al mundo de que la ciudad está siendo reconstruida, sus residentes desplazados observan con ira los vídeos alegres de rusos que se hacen fotos delante de los muchos edificios dañados.

La mayoría de los que no tienen planes de regresar no tienen ningún sitio al que volver precisamente porque sus hogares fueron completamente destruidos, dice Shvetsova.

Ella se mantiene en contacto con amigos que han permanecido en Mariúpol. Algunos no pueden abandonar a sus familiares ancianos o enfermos, otros no han pasado todavía la "filtración", como se conoce a las pruebas de seguridad de las autoridades rusas, explica.

"Están esperando a la liberación y no cooperan en ningún modo con los rusos, aunque estos últimos intenten convencer a todo el mundo de lo contrario", subraya Shvetsova.

Entretanto, muchos residentes desplazados y personas de otras ciudades están dispuestas a tomar parte en la eventual reconstrucción de la ciudad, y desarrollando proyectos arquitectónicos, urbanísticos y educativos para su futuro.

"Nuestra tarea principal ahora mismo es formar una comunidad que trabaje en la resurrección de la ciudad después de su liberación", señala Shvetsova. Pero la invasión en curso implica que estas perspectivas son inciertas, por el momento.

(c) Agencia EFE