Ledecky revalida título en 1.500 m y hace historia con su octavo oro olímpico

La norteamericana Katie Ledecky revalidó este miércoles su título de 1.500 m en los Juegos de París, tras dominar una carrera con la que batió su propio récord olímpico y se convirtió con ocho oros en la nadadora más laureada de la historia de las olimpiadas.

Ledecky no dio ninguna opción a sus rivales y encabezó la carrera de principio a fin, parando el crono en 15:30.02, lo que le permitió pulverizar por más de cinco segundos el anterior récord olímpico, que ella misma estableció en Tokio hace tres años (15:35.35).

La plata fue para la francesa Anastasiia Kirpichnikova, que llegó a 10.33, y el bronce para la alemana Isabel Gose, a 11.14.

Ledecky se convierte en la segunda deportista más laureada de la historia de los Juegos, ex aequo con su compatriota nadadora Jenny Thompson y sólo por detrás de la gimnasta soviética Larissa Latynina, que atesoró 9 oros entre 1956 y 1964.

Con su triunfo este miércoles noche ante un público francés rendido, la nadadora de Maryland se resarce del disgusto del sábado, cuando obtuvo apenas el bronce en la final de los 400 metros libre, donde se impuso la australiana Ariarne Titmus.

A sus 27 años, Katie Ledecky es desde 2018 la plusmarquista mundial de los 1.500 metros libre femenino, y suma ya 12 medallas olímpicas.

La felicidad de nadar

Tras los ocho oros olímpicos de Ledecky se esconde una clave de vida: un amor tan profundo a la natación que la hecho mantenerse en lo más alto sin sucumbir a la presión psicológica.

“Cada año que pasa tengo la impresión de disfrutar más”, decía en junio la reina del medio fondo durante las pruebas clasificatorias en Estados Unidos, poco antes de viajar a París para participar, a sus 27 años, en sus cuartos Juegos Olímpicos.

Con sus 21 títulos mundiales -de los cuales 16 individuales, uno más que Michael Phelps-, y ahora 12 medallas olímpicas, ocho de ellas de oro, la nadadora de Maryland agranda su lugar en la historia.

El 3 de agosto tendrá aún la ocasión de superar la marca de Thompson y convertirse en la atleta con más títulos olímpicos, nueve, como la gimnasta Latynina, si se impone en la final de los 800 metros.

Otro récord alcanzado este miércoles: con su nueva medalla es la primera nadadora que alcanza el oro en cuatro olimpíadas.

Una larga trayectoria

Ledecky saltó a la fama a los 15 años, cuando ganó los 800 metros libres en los Juegos de Londres-2012.

Luego sumó cuatro oros en Rio-2016 (200, 400 y 800 m libre y relevo 4x200 m libre). Y en Tokio-2020 superó la decepción de los 200 metros (quedó 5ª) y los 400 m (plata) para imponerse en los 800 m y los 1.500 m.

La australiana Ariarne Titmus la supera ahora en la corta distancia, y en esta edición parisina le ganó de nuevo el pulso en los 400 m libre, donde la norteamericana se quedó con el bronce y reconoció tras la carrera que “sabía que iba a ser duro”.

Pero la supremacía de Ledecky en la larga distancia sigue siendo bien real, al punto que posee los 19 mejores cronos de la historia en los 1.500 metros.

En la final de este miércoles, que dominó de principio a fin, hizo toda una demostración rebajando en más de cinco segundos su propio récord olímpico, que remontaba a Tokio-2020.

Precisión milimétrica

El estilo de la norteamericana es de una precisión milimétrica --es capaz de nadar con un vaso de chocolate con leche en el gorro sin volcar una sola gota--, y se caracteriza por un ‘crawl’ potente y ligeramente asimétrico.

Pero la clave definitiva está en su disciplina mental, que le ha permitido mantener la cabeza fría en un deporte marcado por la monotonía y la solitud de los entrenamientos, y que le costó depresiones a los más grandes, como Phelps, y Caeleb Dressel, que presume también de ocho oros olímpicos.

Tras los ocho oros olímpicos de Katie Ledecky se esconde una clave de vida: un amor tan profundo a la natación que la hecho mantenerse en lo más alto sin sucumbir a la presión psicológica.
Tras los ocho oros olímpicos de Katie Ledecky se esconde una clave de vida: un amor tan profundo a la natación que la hecho mantenerse en lo más alto sin sucumbir a la presión psicológica.

“Espero que mi tenacidad dure más que cualquier gloria deportiva”, escribía la nadadora en sus memorias, “Just add water”, publicadas en junio.

En el elemento líquido, esta hija de una nadadora iniciada en este deporte a los seis años encuentra el placer de “hacer piruetas, girar el cuerpo en todos los sentidos”, e incluso, a nivel más existencial, “poner a prueba” su psique, para sacar lo mejor.

“Katie intenta siempre maximizar sus rendimientos y no dejar nada en reserva”, contaba en 2021 en el LA Times True Sweetser, uno de sus compañeros de entrenamiento en Stanford.

Su voracidad en los entrenamientos, tanto en el agua como en la musculación, contrasta con la calma que muestra en competición, donde suele celebrar sobriamente sus triunfos y nunca olvida felicitar a sus rivales.

“Katie siempre quiere ganar con el mayor margen posible, pero no creo que tenga la intención de romperle el alma a nadie, como sí hacía Michael Jordan”, afirmaba al LA Times Matt Barbini, del equipo de natación de Estados Unidos.

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