Lecciones para perder el control, según Mel Robbins

(Tony Luong/The New York Times)
(Tony Luong/The New York Times)

Según cuenta Mel Robbins, el concepto de su nuevo libro de autoayuda, The Let Them Theory, se le ocurrió la noche del baile de graduación de su hijo Oakley. Abrumada por la idea de que su hijo menor pronto se iría de casa, Robbins se enfrentó a la situación microgestionando la escena. Presionó a Oakley para que le regalara un ramillete a su cita. Se preocupó por el tiempo. Le preocupaba que los adolescentes no hubieran hecho una reserva para cenar.

Harta, su hija Kendall estalló: “Mamá, si Oakley y sus amigos quieren ir a un bar de tacos antes del baile, DEJA QUE VAYAN”, escribe Robbins en el libro. ¿Y si tienen hambre? ¡Déjalos! ¿Se mojaron? ¡Déjalos! Déjalos, déjalos, déjalos.

Este mantra de aceptación radical tranquilizó al instante a Robbins, quien —a fuerza de su férrea voluntad y confianza innata— se ha convertido en una influyente figura motivacional en las redes sociales (término que, por cierto, detesta). Robbins empezó a repetirlo cada vez que se sentía estresada por los pensamientos o acciones de otras personas. En mayo de 2023, su video de un minuto de duración sobre el término arrasó en las redes sociales; algunos de sus seguidores incluso se tatuaron “déjalos”.

No es la primera vez que Robbins, de 56 años, convierte una frase en oro. Saltó a la fama hace más de una década con su “regla de los cinco segundos”, según la cual, siempre que sientas el impulso de cumplir un objetivo —ya sea algo pequeño, como levantarte de la cama cuando suene el despertador—, simplemente cuenta hacia atrás: 5, 4, 3, 2, 1, y ¡adelante! Hazlo. (La charla TEDx en la que Robbins estrenó esa regla ha sido vista más de 33 millones de veces, y ella la convirtió en su primer libro superventas).

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“Hay una obsesión por ser inteligente, creo, en el espacio del liderazgo de pensamiento”, dijo Robbins cuando nos reunimos en noviembre en la sede de su empresa de producción de medios de comunicación en el distrito portuario de Boston. “Y yo preferiría ser útil”.

Si Robbins te resulta familiar, con su pelo rubio brillante y sus características gafas de montura oscura, es posible que el algoritmo te haya enviado una de sus concisas reflexiones sobre los problemas de la vida como, por ejemplo, cómo dejar de intentar “arreglar” a tus padres, o su frecuente exhortación en forma de meme contra el gasto de dinero en… cosas estúpidas. Tal vez hayas visto un video reciente en el que se la ve —en sujetador deportivo y rulos de color rosa— llorando por su reciente entrevista con Oprah Winfrey, quien declaró que Let Them Theory es uno de los mejores libros de autoayuda que ha leído.

En persona, Robbins derrocha palabrotas, pero rara vez en el pódcast. No quiere que esa sea la razón por la que alguien deje de escucharle. (Tony Luong/The New York Times)
En persona, Robbins derrocha palabrotas, pero rara vez en el pódcast. No quiere que esa sea la razón por la que alguien deje de escucharle. (Tony Luong/The New York Times)

Reid Tracy, director ejecutivo de Hay House, la editorial de Robbins, dijo que el título, que salió a la venta el 24 de diciembre, tiene más de 100.000 pedidos anticipados listos para enviar la primera semana, un récord para la empresa.

¿La premisa del libro? Si dejas de intentar controlar las opiniones, acciones y estados de ánimo de los demás, tu bienestar y tus relaciones mejorarán. ¿Amigos que salen sin ti? ¡Déjalos! ¿Parientes quejándose de ti? ¡Déjalos! ¿Tu cita te ignora? ¡Déjala! No te estreses por lo que no puedes controlar; céntrate en lo que sí puedes.

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Si te parece un concepto poco convincente para un libro de más de 300 páginas —tan obvio que da risa—, bueno, de eso se trata.

“Sí, es un truco barato, y funciona”, dijo Robbins. “Así que puedes criticarlo o ser cínico todo lo que quieras, no me importa”.

¿Quién es Mel Robbins?

La mañana de mi visita, estaba claro que dejarse llevar por la corriente no es el modus operandi natural de Robbins. Me estaba esperando cuando entré en su despacho, con sus grandes ventanales y decoración milénial de color beige. Me dio un fuerte abrazo, antes de pedir a su personal que me diera un aplauso.

Robbins se tomó la molestia de presentarme a cada uno de los 17 empleados que trabajan en su oficina de Boston. En un momento dado, se preocupó brevemente por un colega que se negó a participar en un almuerzo servido por un servicio de cáterin. (“¡Déjalo!”, se recordó Robbins encogiéndose de hombros).

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En la actualidad, Robbins se centra principalmente en su creciente empresa de medios de comunicación. Su joya de la corona es El pódcast de Mel Robbins, una mezcla de entrevistas con médicos, terapeutas e investigadores, historias personales y tácticas de motivación. Debutó en 2022 y fue un éxito instantáneo. El año pasado, fue el sexto programa con más seguidores en los pódcast de Apple. Y tuvo el segundo episodio más compartido de 2024: una conversación con Mary Claire Haver, “la reina de la menopausia”.

A lo largo de los años, Robbins ha desempeñado muchas otras funciones, como abogada y analista jurídica de CNN, coach de vida y presentadora de programas de radio. Incluso tuvo un breve programa de entrevistas en TV. Pero no la llames influyente.

“Creo que todo el mundo es una persona influyente, porque tu comportamiento influye en los demás, al igual que tus palabras y tus emociones”, dijo. Pero dijo que la definición popular del término “influyente” la molestaba: “¿El hecho de que el 50 por ciento de los niños de hoy en día quieran serlo? Ojalá quisieran ser profesores”.

Sin embargo, Robbins nunca ha tenido reparos en compartir su punto de vista.

Criada en North Muskegon, Míchigan, Robbins estudió en Dartmouth, y luego fue al Boston College para estudiar Derecho. Intentó trabajar en una oficina de abogados de oficio, y luego en una gran empresa, antes de decidir que odiaba ejercer la abogacía. A los 31 años, contrató a un asesor vocacional quien le dijo que sería una buena coach de vida. Robbins no se sorprendió, dijo que siempre había sido el tipo de amiga a la que la gente acudía en busca de consejo. (En una entrevista de 2007 con Boston Magazine, Robbins se describió como “una guía brillante y dotada” a quien se le había “concedido una tremenda intuición”).

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“Creo que una de mis armas secretas, sinceramente, es que no soy terapeuta”, me dijo. “No soy una investigadora. Soy una persona que intenta hacerlo un poco mejor, y soy una persona que ha estado en lugares muy aterradores. Y creo que todos estamos equipados para ayudar a la persona que solíamos ser”.

A finales de sus 30, cuando Robbins estaba embarazada de su tercer hijo, su marido, Chris, fue despedido de su trabajo en el sector tecnológico. Entonces montó una cadena de pizzerías que fracasó durante la crisis económica de 2008. La pareja entró en una caída libre financiera, dijo Robbins, y ella empezó a beber en exceso. Se desmayaba con frecuencia porque mezclaba alcohol y Zoloft, un medicamento que tomaba desde hacía décadas para tratar la ansiedad. Pero dijo que estaba tratando el problema equivocado. A los 47 años, Robbins recibió un diagnóstico de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y dislexia (Oakley recibió el mismo diagnóstico por esas fechas). Eso fue un punto de inflexión emocional para Robbins.

“Cuando no recibes la intervención que necesitas, ¿cuál es el síntoma principal? La ansiedad”, dijo. Ahora confía en su terapeuta (“¡Me encanta la terapia!”) y en el fármaco Adderall. Ha hecho publicaciones sobre ambos, recordándole a su público que la medicación es una herramienta, no una muleta.

En el universo de Mel Robbins, cada experiencia y cada momento vulnerable ofrecen una lección. Y su máquina de contenidos se alimenta a sí misma. En Instagram (donde tiene siete millones de seguidores) o TikTok (2,7 millones de seguidores), su público va a recibir un rápido golpe de ánimo, dijo, algo que podrían compartir con un amigo. Si una publicación “se vuelve loca”, dijo, “la convertimos en un episodio del pódcast”. Y si ese episodio se vuelve viral, Robbins puede convertirlo en una serie o, en el caso de Let Them Theory, en un libro.

¿Qué sabe Mel Robbins?

La primera mitad de la idea de su libro más reciente consiste en liberarte de la carga de intentar dirigir a otras personas. En cuanto a la segunda mitad, Robbins recurre a otro concepto: “permíteme”.

Es así: después de soltar lo que no puedes controlar, dices “déjame a mí” y asumes la responsabilidad de tus próximos pasos. Sin esa idea, corres el riesgo de cerrarte y aislarte, advierte el libro.

Robbins cuenta, por ejemplo, lo angustiada que se sintió cuando vio que unos amigos publicaban en las redes sociales un viaje de fin de semana al que habían ido sin ella. En vez de entrar en una espiral, se recordó a sí misma que debía “dejarlos” hacer lo suyo. Luego se dijo: “déjame” ser más proactiva a la hora de hacer planes con amigos y establecer mejores límites con el trabajo para sacar tiempo para socializar.

Como aprendí durante nuestro tiempo juntas, el concepto va en contra de su tendencia a orquestar cualquier situación. Y Robbins sabe que puede volver locos a sus allegados. Las personas que más utilizan su principio de dejar de centrarse en los otros “son quienes trabajan conmigo y mi familia”, dijo. “Y me parece bien”.

A medida que ha crecido su popularidad, también lo ha hecho la exposición de su familia. Sus tres hijos han participado en el pódcast para hablar de sus vidas: Oakley habló de la ansiedad, Kendall de su síndrome del impostor y Sawyer, la hija de Robbins, del desamor. Chris, quien ahora es doula para la muerte y dirige un retiro espiritual para hombres, ha compartido historias sobre sus luchas contra la depresión. En su cuenta de Instagram, respondió a las críticas de que su esposa le había intimidado para que revelara su diagnóstico.

“Hay cosas que deben ser privadas mientras las trabajas con una persona”, dijo Robbins. “Y luego hay historias y experiencias que son extraordinariamente valiosas para que las oigan otras familias”.

Para que la máquina de Mel Robbins funcione, la implicación de la familia es esencial. Lo personal es profesional, y la estudiada franqueza de Robbins es vital para su funcionamiento.

“No dirijo ensayos clínicos”, dijo. “Ni siquiera conozco los tipos específicos de estilos de investigación”. En el libro, sin embargo, utiliza la palabra “investigación” con cierta liberalidad para referirse no solo al trabajo de otros, sino a sus propios datos anecdóticos. También dice que Let Them Theory es un “método probado”.

Varios psicólogos y psiquiatras me dijeron que el mundo de la autoayuda siempre ha estado lleno de personas que no tienen experiencia clínica, pero que ofrecen consejos de todos modos. Eso no es necesariamente descalificante, dijeron, pero una dosis saludable de escepticismo es algo bueno.

“Creo que lo que queremos es que esas personas influyentes sean responsables”, dijo Robert Waldinger, profesor de psiquiatría de la Facultad de Medicina de Harvard, quien ha participado en el pódcast de Robbins. “Y creo que ella intenta ser realmente responsable”.

La idea de “dejarles” no es una panacea, dijo, pero es un “principio rector bastante bueno para muchas cosas”.

“Creo que lo que Mel está diciendo es que, la mayoría de las veces, la vida va mejor si dejamos que la gente tome sus propias decisiones”, dijo Waldinger.

No es física cuántica. Pero a Robbins no le importa.

“Estoy tan abrumada la mitad del tiempo, y ocupada, y con TDAH, que no recuerdo algo que sea complicado”, dijo. “Si es sencillo, puedo recordarlo. Lo que significa que, si puedo recordarlo, puedo utilizarlo, y las herramientas solo funcionan si las utilizas. Creo que las soluciones complicadas son estúpidas”.

¿Y si a la gente no le gusta lo que tiene que decir? Pues, deja que lo digan.


Catherine Pearson
es reportera del Times y escribe sobre familias y relaciones. Más de Catherine Pearson

c. 2024 The New York Times Company