Las razones del vertiginoso repunte de la campaña de Michael Bloomberg

Entró de modo tardío a la contienda presidencial estadounidense, no ha participado aún en ningún debate y ni siquiera se postuló como una opción para los votantes en los estados que abren el proceso primario (Iowa, New Hampshire, Nevada). Pero es un coloso que ha sacudido la contienda por la candidatura presidencial del Partido Demócrata, apuntalado en un gasto de campaña inmenso.

El magnate y exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg ha avanzado a grandes zancadas en el proceso primario y es ya el #2 en las preferencias rumbo a la nominación presidencial del Partido Demócrata. (Getty Images)
El magnate y exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg ha avanzado a grandes zancadas en el proceso primario y es ya el #2 en las preferencias rumbo a la nominación presidencial del Partido Demócrata. (Getty Images)

Es el exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, que gracias a sus empresas de comunicación e información bursátil es la novena persona más rica del mundo. Su fortuna ha sido valorada en 64.000 millones de dólares.

Y ya se ha gastado más de 300 millones de dólares de su bolsillo para promover su candidatura presidencial, que él plantea como la mejor capacitada para sacar de la Casa Blanca a Donald Trump.

Así, de acuerdo a las últimas encuestas, Bloomberg ocuparía ya la segunda posición en la intención de voto a escala nacional entre los aspirantes demócratas, por encima del exvicepresidente Joe Biden y solo detrás de Bernie Sanders, quien ha tenido un notable auge y es ya el puntero en las preferencias electorales.

En esos posicionamientos se encuentra gran parte de las razones por las que Bloomberg decidió contender por la presidencia y echar literalmente la casa por la ventana en ello.

Bloomberg es un político de corte pragmático, que se identifica como centrista moderado aunque, a lo largo de su carrera, ha saltado de ser demócrata a republicano a independiente y de vuelta, actualmente, a demócrata.

Michael Bloomberg tuvo cercanía con el entonces presidente Barack Obama en cuestiones como la lucha contra el cambio climático, el control de armas y el libre comercio internacional. (Getty Images)
Michael Bloomberg tuvo cercanía con el entonces presidente Barack Obama en cuestiones como la lucha contra el cambio climático, el control de armas y el libre comercio internacional. (Getty Images)

A ello añade su intenso trabajo filantrópico, al que ha dedicado muchos millones de dólares en asuntos, por ejemplo, como el impulso al control de armas o la lucha contra el cambio climático, si bien ha sido muy criticado por su política de acoso policial, conocida como ‘Stop and Frisk’, que fue tildada de racista y arbitraria y afectó de manera sustantiva a las comunidades afroamericana y latina en Nueva York cuando él fue su alcalde.

El rudo legado del ‘Stop and Frisk’ le ha pesado a Bloomberg en su afán de lograr la nominación presidencial demócrata y también se le ha criticado que, con el mayúsculo gasto en publicidad que ha realizado en semanas recientes, estaría tratando de “comprar la candidatura”.

Su gasto es ciertamente impresionante: hasta ahora ha desembolsado 338.7 millones de dólares en anuncios en televisión, radio y medios en línea, de acuerdo a Business Insider, una cifra que es más que todo lo que gastó Barack Obama en su campaña de reelección en 2012.

En comparación, Sanders ha gastado, de acuerdo a ese periódico, 18 millones de dólares en anuncios y Biden solo unos 4 millones.

Gracias al resultado de esa ingente inversión y otros factores es que Bloomberg se ha ubicado en el segundo lugar entre los aspirantes demócratas en la reciente encuesta de NPR/PBS/Marist, en la que alcanzó el 19% de las preferencias, solo superado por Sanders, que con 31% tiene aún amplia ventaja. En esa encuesta, Biden cayó al 15%.

El peso de ese 19% de Bloomberg puede dimensionarse con mayor claridad si se compara con los números de otros candidatos que llevan meses en campaña, debatiendo y recorriendo estados: Elizabeth Warren solo suma 12%, Amy Klobuchar 9% y Pete Buttigieg 8%.

En los promedios de encuestas de RealClearPolitics, Bloomberg está aún en tercer lugar, detrás de Sanders y Biden, pero el exvicepresidente ha mostrado una caída continua en meses recientes y su campaña, tras dar pobres resultados en Iowa y New Hampshire, está en entredicho, mientras que la de Sanders ha subido sustancialmente.

Y en ello reside uno de los motores de la campaña de Bloomberg: su objetivo es derrotar a Trump en noviembre pero, desde su perspectiva, solo un candidato de centro que concite el apoyo de demócratas progresistas y moderados, de independientes e incluso de republicanos inconformes podrá evitarse la reelección presidencial. A ojos de Bloomberg, si Sanders, el demócrata socialista, es el candidato sus posturas de izquierda y amplio progresismo ahuyentarían a esos moderados, independientes y republicanos que se requieren para desbancar a Trump, y el resultado serían cuatro años más de la presente administración.

Otros discrepan, y desde el ala de Sanders se afirma que es más bien él quien con su progresismo y su afán de transformación radical puede movilizar el voto a la enorme escala, sobre todo el de los jóvenes y el de votantes en estados indecisos clave, que se requiere para ganar la presidencia.

Sanders ha sido un crítico punzante del establishment político, de la influencia del dinero de Wall Street y del lucro voraz de las grandes corporaciones, en detrimento de las clases media y trabajadora. Y sus propuestas como un sistema de salud universal y gratuito, universidad pública gratuita para todos, freno a las grandes corporaciones de la industria petrolera, farmacéutica, armamentista y de los seguros médicos, entre otras, son puntales de su plataforma.

Pero ese énfasis de izquierda resulta problemático para Bloomberg (cuyos opositores más progresistas lo asocian con el establishment corporativo-político que critica Sanders), tanto porque en cierto modo va en contra de su propia trayectoria vital como un individuo que se hizo a sí mismo hasta convertirse en un multimillonario como porque representa un reto al esquema de capitalismo vigente del que él es uno de sus mayores exponentes.

Bernie Sanders se ha convertido en el #1 en las tendencias de la primaria demócrata gracias a su plataforma de amplio progresismo y a su muy dinámico movimiento de base y de recaudación de fondos de pequeños donantes. (Getty Images)
Bernie Sanders se ha convertido en el #1 en las tendencias de la primaria demócrata gracias a su plataforma de amplio progresismo y a su muy dinámico movimiento de base y de recaudación de fondos de pequeños donantes. (Getty Images)

La colosal campaña de Bloomberg ciertamente ha ejercido, y seguirá ejerciendo, una atracción muy poderosa, algo en lo que solo Sanders tendría un nivel similar. Sanders tiene también un gran cofre de campaña gracias a su muy efectiva y multimillonaria maquinaria de recaudación de fondos de pequeños donantes y su equipo de campo es el más entusiasta.

Bloomberg no pensaba postularse inicialmente, pues existía una candidatura de centro, la de Biden, que parecía capaz de lograr la confluencia de grupos diversos en torno a una opción moderada para derrotar a Trump. Pero cuando Biden flaqueó, como ahora es evidente, y con Sanders al alza, Bloomberg optó por buscar la presidencia para ser él esa figura aglutinadora de centro.

Y gracias a su enorme aparato de campaña y al gasto monumental de su propio dinero, ha logrado en poco tiempo lo que otros candidatos no han conseguido en meses, pese a que han realizado constantes actividades de proselitismo y recaudación de fondos en multitud de estados y ciudades.

Con todo, Bloomberg aún tiene frente a sí inmensos retos: su primer debate ante sus rivales demócratas, en Nevada, el supermartes del 3 de marzo. Ese día habrá elecciones primarias en 14 estados y estarán en disputa 1,357 delegados (se requieren 1991 para ganar la nominación demócrata), por lo que será una jornada en la que se decantarán de modo muy importante las candidaturas y quedará claro quién es o no viable.

Hasta el momento, de acuerdo al pronóstico de FiveThirtyEight, Sanders sería quien gane más delegados (el pronóstico actual le da el equivalente a los de Bloomberg y Biden sumados), pero no lograría los suficientes para ganar la candidatura de modo directo en la primera votación en la Convención Demócrata.

En su etapa como alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg tuvo colaboración con el entonces magnate inmobiliario Donald Trump, si bien era Bloomberg quien gozaba del favor privilegiado de las élites neoyorquinas. (Getty Images)
En su etapa como alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg tuvo colaboración con el entonces magnate inmobiliario Donald Trump, si bien era Bloomberg quien gozaba del favor privilegiado de las élites neoyorquinas. (Getty Images)

Es allí donde Bloomberg, de lograr un desempeño importante en las primarias, jugaría su carta, pues en segunda votación los delegados pueden ya elegir un candidato distinto al que originalmente representan. Así, en lo que se ha denominado una ‘convención abierta’ o ‘negociada’, Bloomberg podría atraerse los delegados de otros candidatos de centro (Biden, Buttigieg, Klobuchar) más una parte sustantiva de los llamados superdelegados (líderes o funcionarios del partido) y hacerse de la candidatura.

Ciertamente, a estas alturas, cuando Sanders es el puntero pero los pronósticos sugieren que es probable que nadie logre los 1991 delegados para ganar y se dé una convención negociada, todos los candidatos se ven a sí mismos como el factor que aglutinará los apoyos en una posible convención abierta.

Lo cierto es que Bloomberg está opacando a los otros candidatos del centro moderado y, de continuar su tendencia al alza, sería visto cada vez más como la alternativa al auge de Sanders. Los ataques que Trump le ha lanzado a Bloomberg son, en el otro extremo, indicadores de que lo ven como una importante amenaza a su reeleción.