Las chinches ya picaban a los dinosaurios

Las chinches ya picaban a los dinosaurios

Si pensamos en animales con los que compartir la cama, a pocos nos apetecerá hacerlo con las chinches. A fin de cuentas, se trata de un parásito bastante desagradable. Que curiosamente, es incluso más antiguo que nuestra propia especie; de hecho existen, y con el mismo modo de vida, desde hace 100 millones de años.

Este dato, que se explica en un artículo reciente, ha sorprendido mucho a los científicos. Se pensaba que las chinches evolucionaron hace aproximadamente 50 millones de años, y que empezaron alimentándose de murciélagos. Pero según los estudios de ADN, las chinches ya caminaban con los dinosaurios.

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Y casi con seguridad, también los parasitaban. Las chinches reciben un nombre muy descriptivo en inglés: bedbugs o “bichos de cama”. Porque realmente su modo de vida es así: colonizan la “cama” - o el nido o cubil – de otra especie, y desde ahí parasitan al animal.

Pero no había muchos dinosaurios con “cama”. Por lo que sabemos hasta el momento, la mayoría eran nómadas. Sin embargo, algunos sí lo hacían. Y eran la fauna dominante en aquel entonces, lo que convierte a los dinosaurios en claros candidatos para ser parasitados por las chinches.

Cuando llegó la extinción de los dinosaurios, las chinches sobrevivieron. Y fueron capaces de adaptarse a la nueva fauna que iba apareciendo sobre el planeta, manteniendo la misma forma de vida parásita.

Hace unos 50 millones de años, comenzaron a alimentarse de murciélagos. Se asentaron en cuevas, y aprendieron a emplear a estos mamíferos voladores como fuente de alimento. Con esto también llegó un problema, y es que los murciélagos son portadores de un sinfín de enfermedades.

Lo que no es bueno para un insecto picador con las chinches. Así que, poco a poco, dejaron las cuevas y buscaron nuevas víctimas.

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Entre ellas, encontraron a los descendientes de los dinosaurios. Las aves, que surgieron a partir de un grupo determinado de dinosaurios, les ofrecían todo lo que podían pedir: alimento, y una forma de vida que incluye – en un gran número de casos – un nido. Perfecto para los “bichos de cama”.

Otros, sin embargo, prefirieron seguir alimentándose de mamíferos. Y de ellos derivan las dos especies que hoy en día afectan a humanos. Miembros de un linaje de 100 millones de años, que se cuelan en nuestras camas para alimentarse de nosotros.