Las ardillas ayudaron a propagar la lepra en la Edad Media
Es la primera reconstrucción del genoma de una bacteria leprótica a partir de restos de animales antiguos
La enfermedad de la lepra ha acompañado al ser humano durante miles de años. Los textos más antiguos, incluyendo la Biblia, la solían describir como un castigo divino que alcanzaba a los impuros de corazón y en ocasiones se la llamaba “el mal de Lázaro”, a pesar de que no está claro si se trataba específicamente de lepra o de otras afecciones de la piel. En la actualidad sabemos que la lepra es una enfermedad infecciosa crónica que afecta a la piel, las vías respiratorias o los nervios periféricos, pudiendo causar diferentes lesiones así como pérdida de olfato y vista. Su causa, lejos de ser divina, se encuentra principalmente en una bacteria denominada Mycobacterium leprae, descubierta en 1874 por el médico noruego Gerhard Hansen, por lo que a menudo se conoce esta enfermedad como el “mal de Hansen”.
La lepra se transmite a través de las gotículas expulsadas por boca y nariz. Para contraerla hay que mantener contacto estrecho y prolongado con una persona afectada que no reciba tratamiento. Afortunadamente este es un punto clave ya que, en nuestros días, la lepra es una enfermedad curable y contamos con un tratamiento eficaz y seguro que consiste en un coctel de tres fármacos: dapsona, rifampicina y clofazimina. Pero que tengamos un tratamiento para la lepra no significa que ya lo sepamos todo sobre la enfermedad, las posibles bacterias que la desencadenan o las diferentes formas de contagio y propagación.
De hecho, esta misma semana se ha publicado un interesante estudio en la revista Current Biology en el que se describe un caso de zoonosis que desconocíamos. El artículo, realizado por investigadores de la Universidad suiza de Basilea, llega a la conclusión de que la lepra no solo ha afectado durante siglos a seres humanos sino que otras especies, como la ardilla roja, (Sciurus vulgaris) también portaban esa bacteria al menos desde la Edad Media.
Nos trasladamos a Winchester, al sur de Inglaterra, donde hace unos años se lograron recoger en un pozo doce huesos de ardilla roja datados entre los siglos X y XIII. Los restos parecían hinchados, ásperos o dañados por algún tipo de infección o inflamación, marcadores típicos de lepra. Al triturar estos huesos y extraer fragmentos de ADN del polvo resultante, los investigadores lograron aislar y reconstruir el genoma de una cepa de la bacteria M. leprae. "Es la primera vez que podemos identificar patógenos en restos de animales antiguos a un nivel concluyente", explica en Science la experta en genética Maria Spyrou.
La sorpresa para los investigadores llegó al comprobar que la cepa de lepra de aquellas ardillas rojas tenía una relación más cercana con las cepas humanas medievales, recolectadas en una leprosería cercana, que con las tomadas de ardillas rojas modernas. “Encontramos que estas criaturas portaban una cepa de bacteria sorprendentemente similar a la que muchos británicos contagiados de lepra albergaban hace siglos”.
En la Inglaterra de la Edad Media se pusieron muy de moda las ardillas. La gente las tenía como mascotas y usaba sus pieles para forrar prendas de ropa. Durante esos siglos, en Winchester florecieron los sastres y peleteros que la usaban con frecuencia. Pero no sabemos con certeza cómo ocurrió esta zoonosis, es decir, cómo la enfermedad pudo haber saltado de ardillas a humanos o viceversa a lo largo de la historia. “Es posible que la lepra circulara entre ambas especies durante siglos, aunque la frecuencia sigue siendo incierta y tampoco está claro dónde y cómo ocurrió esta transferencia”, explica Spyrou.
En la actualidad, no se han registrado casos de ardillas rojas infectando a personas pero “definir el contexto histórico donde sí ocurrió en el pasado, puede ayudarnos a anticipar riesgos futuros, tanto con las ardillas como con otras especies portadoras no humanas”.
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Referencias científicas y más información:
C. Urban, A. Blom, et al. “Ancient Mycobacterium leprae genome reveals medieval English red squirrels as animal leprosy host” Current Biology (2024) DOI:10.1016/j.cub.2024.04.006
Sean Cummings “In medieval England, leprosy bounced between humans and squirrels” Science (2024) DOI:10.1126/science.za3c4ys