El lago de Texcoco: reflexionar sobre la relación de las urbes con el medio natural

CUENTA la historia que, hace varios siglos, existía un gran lago en lo que ahora es la Ciudad de México. Todo un sistema lacustre que servía como medio de comunicación y fuente de alimento de los pueblos de la zona del Valle de México. Los hispanos que llegaron en el siglo XVI lo comparaban con Venecia y crearon imágenes de ciudades medievales en medio del agua. Con su llegada se implantó la insistencia de construir una ciudad occidental en ese territorio, por lo que buscaron secar los lagos. El desarrollo moderno desde los Habsburgo hasta los gobiernos mexicanos actuales ha privilegiado la urbe frente a las condiciones naturales del territorio y pareciera como si todo rastro de ese gran sistema hidrológico del centro de México hubiera desaparecido.

Pero no. Enciclopedia de cosas vivas y muertas: el lago de Texcoco es una publicación impresa y digital de la artista Adriana Salazar Vélez que busca romper con la linealidad histórica con la que se ha entendido la zona lacustre de Texcoco y que ha fomentado la idea de su desaparición. La obra se presenta en un formato donde el alfabeto nos va llevando de la mano para explicar conceptos como abandono, bordo, ciudad…

“Usé la apropiación del formato de la Enciclopedia Moderna para permitir que las multiplicidades que componen el lago pudieran coexistir. Esto se muestra a partir de elementos humanos y no humanos que van conformando el lago y que registran desde un punto de vista extranjero, que se acerca para especular y fabular los muchos lagos posibles”, cuenta Adriana Salazar.
Cuando la artista habla sobre fabular se refiere a una metodología proveniente de Donna Haraway que plantea que la ficcionalidad permite jugar con las supuestas verdades históricas y visibilizar que también son construcciones escritas desde diferentes puntos de vista e intereses. Así, la artista plantea:

“Desde lo que yo hago en la Enciclopedia me permito imaginar junto con otros que no solo los humanos tengan voz en lo que el lago es, sino incluir también las demás vidas que configuran ese lago, incluyendo los minerales y la propia agua. Esto no debe tomarse como algo literal, sino como un ejercicio de imaginación política”.

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Cuando el pasado inamovible te dice que la zona lacustre ya no existe se coarta la voluntad y el anhelo de ver ese espacio. Por ello, la imaginación política es un ejercicio de posibilidades a futuro. El primer paso a lo imposible es imaginarlo.

Mapa de Tenochtitlán impreso en 1524 en Núremberg, Sacro Imperio Romano y Germánico, hoy Alemania. (Imagen: Wikipedia)


“Lo que quisiera hacer es remover que eso que consideramos inerte en realidad no lo es, el agua es un ejemplo muy claro en la región del valle de México. El agua ha sido tratada como algo aprovechable como recurso, considerada inerte porque es algo de lo que podemos disponer, redirigir, canalizar, desaguar y contaminar a voluntad. La consideramos como muerta sin agencia, pero, si la consideráramos como algo vivo, la relación que entablamos con ella sería desde el cuidado, la escucha […] esto los pueblos lo han comprendido muy bien”, cuenta la artista.

Salazar se refiere a las diferentes articulaciones y organizaciones políticas de los pueblos lacustres, sobresaliendo el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco y la Coordinadora de #YoPrefieroElLago, los cuales se han movilizado frente a los diferentes megaproyectos propuestos para la región como el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM) y, ahora, el Parque Ecológico del Lago de Texcoco (PELT).

Dichas organizaciones no solo se resisten, sino que contradicen la narrativa gubernamental de decir que el lago ya no existe, pues enuncian que sus modos de vida continúan conectados a las condiciones hidrológicas del territorio y denuncian los estragos socioambientales de proyectos como el NAIM y las expropiaciones de tierra que se dieron desde 2001 con Vicente Fox en el primer intento de construir un aeropuerto en dicha zona.

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Mapa del Lago de Texcoco hacia 2016. (Imagen: Adriana Salazar)


Así, la artista ha decidido enunciarse desde las visiones de estos pueblos que aún se llaman lacustres y utiliza su práctica artística para reflexionar sobre lo que significa territorio, más allá de la noción utilitarista promovida desde una visión occidental desde el siglo XVI y, más bien, desde la escucha y la imaginación política de “otros lagos posibles”.

Enciclopedia de cosas vivas y muertas: el lago de Texcoco será parte del ciclo de lectura del Museo Jumex para este mes de octubre, por lo que es una gran oportunidad para charlar con la autora sobre metodologías de exploración desde la práctica artística, así como reflexionar sobre la relación de las urbes con el medio natural.

Si quieres saber sobre el ciclo de lectura puedes dar clic aquí. Y para leer la Enciclopedia de cosas vivas y muertas: el lago de Texcoco visita este sitio. N