La reacción de AMLO sobre un video del narco es peor de lo que se podía esperar

Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México | FOTO: ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO.COM
Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México | FOTO: ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO.COM

El pasado fin de semana habitantes de San Gregorio Chamic y Frontera Comalapa, Chiapas, observaron y aplaudieron el paso, por la carretera Panamericana, de diversos vehículos en los que viajaban hombres con armamento de alto poder identificados como integrantes del Cartel de Sinaloa. La gente, en ambos lados de la carretera, los ovacionó y gritaba cuando pasaban "¡Puro Sinaloa!" y “Arriba el Cártel de Sinaloa”. Desde los autos, todo terreno, respondían con el claxon.

La “alegría” de la población fue explicada como una celebración por haber sido “liberados” por el Cartel de Sinaloa, del dominio del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que disputa el dominio de esos municipios para la introducción y trasiego de drogas provenientes del sur. Desde hace algunas semanas el CJNG mantuvo cercados esos y otros municipios, cortó el suministro de agua, luz, impidió el tránsito de vehículos, lo que provoco desabasto de alimentos y gasolina.

Los videos publicados sobre este evento fueron interpretados como el apoyo del pueblo al Cartel de Sinaloa. Otra versión dice que la celebración fue un montaje impuesto por el Cartel para simular el apoyo popular. No importa. Lo relevante es observar el grado de penetración, dominio e impunidad que disfrutan estos y otros grupos de delincuencia organizada que con sus armas son capaces de someter a poblaciones enteras sin que las autoridades estatal y federal actúen en consecuencia.

El estado de Chiapas tiene casi tres décadas sin paz. Desde que irrumpió en 1994 el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, (EZLN) que declaró la guerra al Ejército Mexicano, hasta el presente que los grupos delincuenciales que se disputan en este estado y en otros, el “negocio” del tráfico de drogas, personas, huachicol, armas, extorsión, secuestros y demás, corrompiendo a las autoridades o imponiendo en los puestos de seguridad pública a sus incondicionales.

Hoy en Chiapas se enfrentan los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. Pero no es esa la única confrontación. En otros estados esos cárteles y otros luchan por imponer su dominio. En Guerrero diferentes grupos dedicados al cultivo y trasiego de drogas se disputan el territorio de Tierra Caliente con los grupos de Michoacán. En Zacatecas, por meses lucharon por controlar las rutas que van hacia el norte. Aparentemente el cártel de Sinaloa se impuso. Chihuahua sigue padeciendo la acción y crímenes del cartel de la Línea. Jalisco está bajo el dominio del CJNG. El cartel del Golfo actúa con impunidad en Veracruz.

En Sonora, Sinaloa y Tamaulipas la violencia es frecuente, lo mismo que en Colima. Guanajuato tiene regiones donde el dominio de la delincuencia es absoluto, igualmente sucede en el Estado de México. En Tabasco y la zona turística de Quintana Roo, la delincuencia avanza con sigilo, también va penetrando en la CDMX. En estas entidades y otras la delincuencia organizada realiza el tráfico de drogas, estimula el narcomenudeo, realiza el cobro de piso a comerciantes y prestadores de servicios, a los que se niegan a pagar les quema el negocio o los ejecuta.

Los sucesos de Chiapas fueron comentados por el presidente López Obrador en su mañanera. Es evidente que ese evento es grave, pero fiel a su práctica, lo minimizó. Reconoció que grupos de la delincuencia se disputan el territorio, pero dijo que es un “asunto muy limitado a una región”. Sobre los aplausos de la gente, en la carretera, al cartel de Sinaloa, comentó que podrían ser bases de apoyo que se explicaban porque reciben despensas o van amenazados.

Para López Obrador la difusión del evento de bienvenida al cartel de Sinaloa, en Chiapas, está relacionado con una campaña en contra de su gobierno. "La noticia fue reproducida por la derecha y por quienes están contra el movimiento de transformación". Afirma que este tipo de información va a continuar “porque es parte del proceso electoral del 24 donde vamos a tener que estar respondiendo, pero al mismo tiempo ayuda a que se entienda el porqué de esta difusión que llega a millones de vistas en redes sociales”.

Para restablecer el orden y garantizar el libre tránsito, 800 elemento del Ejército, la Guardia Nacional y policías estatales fueron desplazados a Frontera Comalapa, Chiapas, para ayudar al gobernador Rutilio Escandón a quien la seguridad del estado se le fue entre las manos. Según testimonios locales es inútil la presencia de las fuerzas armadas, pues evaden enfrentarse con los cárteles. Los observan y los dejan hacer, hasta que en sus enfrentamientos alguno de los grupos extermina al adversario, hasta entonces se presenta la Guardia Nacional.

Los que sucede en Chiapas es evidencia del vacío de poder del Estado que, con su armamento, han llenado los grupos de la delincuencia organizada. En esa entidad y otras en el país, el Estado ha sido rebasado por los delincuentes. Es un hecho que la política de seguridad López Obrador estimuló el avance de la delincuencia. La percepción para muchos es que el Estado falla en garantizar seguridad a los ciudadanos.

Para los habitantes de San Gregorio Chamic y Frontera Comalapa, su realidad seguirá igual. Solo cambiaron de verdugo. Como dijo el presidente “afortunadamente no ha habido muchos asesinatos en Chiapas”.


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