La Liga MX y su absurda tradición de hacer pretemporada en invierno; sólo aquí pasa

Liga MX volverá el próximo 12 de enero. (Jaime López/Jam Media/Getty Images)
Liga MX volverá el próximo 12 de enero. (Jaime López/Jam Media/Getty Images)

La Liga MX se encuentra en etapa de receso. La tradición de los torneos cortos enmarca que, cada seis meses, debe haber una pausa para darle descanso a todos los equipos. A los que pelearon por el título en la Liguilla y también a aquellos que quedaron eliminados en la fase regular. En teoría, estos últimos tienen una ventaja inicial rumbo al nuevo torneo: tendrán más tiempo para prepararse y estar en mejor forma cuando el año futbolístico se reanude.

En los torneos de Clausura, el campeonato suele acabar en mayo y el nuevo comienza las semanas finales de julio. En ese receso, que empata con el que hay en todo el mundo, hay prácticamente dos meses de descanso. El año pasado hubo una modificación, y el torneo empezó en junio, por el nuevo formato de la Leagues Cup, que pausó al futbol mexicano durante un mes.

En diciembre, el periodo de descanso es mucho más corto. En esta ocasión, los equipos del futbol mexicano tuvieron un mes, que es poco tiempo, pero que fue mucho mayor que en otras ocasiones. El torneo empezará hasta el 12 de enero, cuando en los años anteriores ha empezado en la primera semana de enero. Hubo años, como 2016 y 2019, en los que no hubo ni diez días de distancia entre un torneo y otro.

Vaya, es lo natural, por el formato y por el tiempo. Sin embargo, en México se acostumbra de los equipos hagan pretemporada en época invernal. Al haber tan poco tiempo de distancia entre un torneo y otro lo normal sería que los clubes arrancaran su participación sin necesidad de pasar por el proceso de una pretemporada. Así es como se hace en casi todos lados, pues aunque en diciembre hay un periodo de descanso en todo el mundo (menos en Inglaterra), las competencias se reanudan como se quedaron.

Quizá el efecto de tener un campeón cada seis meses altere la visión de los equipos, que consideran necesaria una regeneración antes de empezar el nuevo torneo, aunque sea innecesaria y más en los parámetros actuales de competencia. Sí, los clubes que no clasifican al play-in no juegan más de 17 partidos y se van de vacaciones anticipadamente.

Esos equipos al menos tienen una justificación para hacer pretemporada, aunque ese tiempo, después de las vacaciones de sus jugadores, puede ser largo para ellos, en realidad es poco en cuanto a inactividad, contrario a lo que pasa a mitad del año. Por eso, al arrancar el torneo, los equipos entran otra vez desencanchados y ofrecen partidos aburridos (y más porque la preparación consiste en amistosos sin trascendencia alguna).

Sin embargo, en el formato actual, son diez equipos los que juegan al menos una fase extra al torneo regular. Más de la mitad. Y, pese a ello, se sigue con la anticuada idea de que invierno es buena etapa hasta para ir a la playa y apuntalar la nueva campaña. Es anticlimático en todo sentido. Si de todas formas los clubes que llegan a las instancias finales, y que tienen menos tiempo de descanso, son los mismos que volverán a dominar el siguiente torneo en su fase regular y también estarán peleando la Liguilla en el siguiente campeonato.

Porque es cierto que en México cualquiera le puede ganar a cualquiera, pero en el torneo normal, no en la Liguilla. Ahí ganan y destacan más o menos los mismos cada seis meses. ¿De qué sirven entonces las pretemporadas intermedias, los días de playa, si no se sacará ninguna ventaja ni física ni mucho menos futbolística? Es el modo de hacer las cosas de mucho clubes mexicanos: añorar resultados diferentes haciendo lo mismo de siempre y lo mismo que el resto hace.

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