Cleveland reclamó el pago de la ambulancia a la familia del niño que murió baleado por un policía

La muerte del niño Tamir Rice, de 12 años, a manos de un policía en Cleveland, Ohio, en noviembre de 2014 suscitó tremenda consternación e indignación social. No solo era un nuevo y grave incidente de brutalidad policiaca –en un año en que se dieron otras muertes y protestas civiles como las vinculadas a Michael Brown en Ferguson, Missouri, o Eric Garner en Nueva York– sino porque todo el caso ha estado cargado de absurdo, tragedia e injusticia.

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Manifestantes piden justicia para el niño Tamir Rice, abatido por un policía en Cleveland en 2014. (AP)

El niño Rice fue abatido con dos disparos porque portaba una supuesta arma en un centro recreativo, pero la pistola era solo una réplica (era en realidad una pistola de aire de juguete, pero de aspecto realista) y el oficial que hizo los disparos letales la habría creído una verdadera arma de fuego, pese a que la policía tenía información de que la pistola era “probablemente falsa” y de que quien la portaba era presumiblemente un adolescente. Por añadidura, tras balear a Tamir, ninguno de los dos oficiales implicados en el incidente le dio asistencia al niño herido, que murió al día siguiente en el hospital.

El incidente fue registrado en un video que se volvió viral y avivó la indignación.

Para ahondar la tragedia, se reveló después que el policía que disparó contra el niño tenía antecedentes de inestabilidad emocional y llegó en algún momento a ser considerado no apto para el servicio. Un Gran Jurado determinó que no había causa para aplicarle cargos a los dos oficiales, pues aunque se aceptó que todo el trágico incidente aunque estuvo lleno de errores ello no implicaría conducta criminal.

Esa decisión sentó mal en la comunidad de Cleveland y marchas y protestas en repudio a la exculpación de los oficiales se han desatado en esa ciudad. En enero pasado manifestantes incluso se plantaron frente a la casa del fiscal del caso, demandando su renuncia.

Pero no sería el último golpe para la familia y la comunidad que han exigido justicia para el niño Tamir Rice. Como informó el periódico The Washington Post, la municipalidad de Cleveland le reclamó a la familia el pago de 500 dólares por el costo de la ambulancia que trasladó al pequeño herido al hospital. El concepto es un escueto pero ominoso “último gasto del moribundo” y está separado en 450 dólares por servicios de apoyo vital de la ambulancia y 50 dólares por las millas recorridas.

Aunque es cierto que todo tiene su costo, el abogado de la familia indicó que la actitud del municipio de Cleveland resulta ofensiva e insensible, pues enviar esa factura cuando fue un oficial de esa misma ciudad quien disparó y mató al niño es “añadir un insulto al homicidio”. Máxime cuando en su momento los dos oficiales implicados no dieron ninguna asistencia al pequeño herido.

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Un detalle de la factura de $500 enviada a la familia del niño Tamir Rice.

El reclamo de 500 dólares fue hecho oficialmente ante una corte y tenía fecha de pago para el próximo 11 de marzo. Sin embargo, el alcalde de la ciudad Frank Jackson, declaró en conferencia de prensa que todo ha sido una confusión.

Jackson ofreció disculpas diciendo que los supervisores debieron ser alertados y el reclamo nunca debió hacerse. "Pero no fue un error en cuanto al proceso legal”, precisó.

No sería la primera vez que el gobierno de Cleveland, por torpeza o, como algunos afirman, con premeditación, se comporta de modo rudo e insensible ante la tragedia del niño Tamir Rice. De acuerdo al portal Cleveland Scene, en marzo de 2015 el propio alcalde de esa ciudad debió pedir una disculpa por que su administración en algún momento afirmó que Tamir había causado su propia muerte.

A la familia del niño, no solo se le ha negado justicia (aún está pendiente una demanda civil en contra de la ciudad de Cleveland y los dos oficiales, de acuerdo al portal Vice y se exige la intervención del Departamento de Justicia federal), sino que además se les demandó pagar el costo de la ambulancia.

Para la familia, esto es pura crueldad institucionalizada.