La historia detrás de la foto de la madre que huye con sus hijas de los gases lacrimógenos en la frontera

María Mesa, una madre migrante, huye con sus dos hijas de los gases lacrimógenos lanzados por los agentes estadodunidenses en la frontera en México. (Foto: Reuters/Kim Kyung-Hoon)
María Mesa, una madre migrante, huye con sus dos hijas de los gases lacrimógenos lanzados por los agentes estadodunidenses en la frontera en México. (Foto: Reuters/Kim Kyung-Hoon)

Es quizás una de las imágenes más desgarradoras que ha dejado la travesía de la caravana migrante que partió desde Centroamérica hace más de un mes.

La fotografía que dio la vuelta al mundo este domingo no deja a nadie insensible ante la crisis humanitaria que se vive en Tijuana desde que llegaron los miles de migrantes que buscan asilo en Estados Unidos.

Esta vez, las protagonistas son una madre y sus hijas gemelas de cinco años. Ellas fueron captadas por el lente del fotógrafo coreano Kim Kyung-Hoon mientras huían de los gases lacrimógenos lanzados por las autoridades estadounidenses para dispersar a los migrantes que intentaban cruzar la frontera de manera ilegal.

“Cuando comenzaron a lanzar los gases, algunas personas gritaban y otras huían del lugar”, dijo Kim, quien ha estado junto a la caravana desde el 14 de noviembre.

En la fotografía se ve cómo la madre que viste una camiseta de la famosa película de Disney, Frozen, agarra a sus dos hijas, una de cada mano, para salvarlas de los gases. Ambas pequeñas, que apenas están cubiertas con camisetas y una de ellas sin zapatos, corren también despavoridas y asustadas hacia donde las guían.

“Vi a la mujer y a las dos niñas corriendo. Una de las pequeñas estaba descalza desde el principio, y la otra traía unas sandalias de playa que perdió en el caos”, aseguró el fotógrafo quien a lo largo de su carrera ha documentado hechos como este.

Según relata Kim, había estado siguiendo a un grupo de migrantes que trataba de burlar el cerco entre la frontera de El Chaparral y Estados Unidos hasta que fueron arrestados. Otras dos personas intentaban cavar un hueco por debajo de la cerca para pasar.

“No vi quién lanzó el contenedor [de gas], pero oí que el sonido provenía de la cerca y comencé a correr también. Fue uno de los primeros recipientes de gas lacrimógeno que usaron. En ese momento, no había visto a ninguno de los migrantes lanzar proyectiles, pero era un área grande y las cosas estaban sucediendo en diferentes lugares”, reveló Kim en un artículo sobre su experiencia en la frontera.

Fue entonces cuando las vio mientras trataban de cruzar un río poco profundo. “Una lata cayó junto a ellas y huyeron”, dijo.

“Agarré a mis hijas y corrí”, recordó luego María Mesa, la madre de 39 años que huyó desde Honduras. Cuando comenzaron los gases, Mesa también se encontraba con su hijo de tres años que se desmayó después de inhalar el gas.

“Uno de ellos podría haber muerto”, agregó.

El llanto y la tos de las niñas llamaron la atención de Kim. De inmediato apuntó con su lente hacia el lugar en el que se encontraban y captó la instantánea que ha causado la indignación de miles de personas y se ha convertido en una contraposición a los comentarios del presidente Donald Trump. Pero también está siendo usada por medios de extrema derecha para propagar información falsa al insinuar que todo fue una puesta en escena.

“México debería mover la bandera que agita a los migrantes, muchos de los cuales son delincuentes de carrera, de vuelta a sus países. Háganlo en avión, háganlo en autobús, háganlo de la manera que desee, pero NO van a ingresar a los EEUU. Si es necesario, cerraremos la frontera de forma permanente. Congreso, financia el MURO!”, escribió Trump en Twitter.

El mandatario ha reiterado constantemente que la caravana migrante está llena de criminales y de miembros de pandillas violentas, pero la realidad es que entre los miles de centroamericanos que partieron hace más de un mes de sus países hay niños, mujeres y hasta ancianos que buscan una oportunidad para comenzar de nuevo.

Los migrantes, entre los que las autoridades han contado a 1,000 niños, incluyendo a un recién nacido de apenas 12 días, están albergados en el estadio Benito Juárez en la ciudad de Tijuana mientras que esperan una mediación con las autoridades de Estados Unidos.

El hacinamiento, la falta de comida y la incertidumbre están presentes en las vidas de los casi 5,000 migrantes que esperan bajo la mira de más de 6,000 soldados estadounidenses que vigilan la frontera y tienen la autoridad para disparar a matar si se sienten amenazados.