La famosa playa Venice se ha convertido en un campamento de indigentes afectado por la inseguridad y las drogas

La playa de Venice, en Los Ángeles, California, es famosa por su vida cultural, sus lujosos comercios y su espíritu libre bajo el plácido influjo del sol, el mar y los cielos. Pero también es ahora el foco de un conflicto entre los residentes de esa singular localidad y los muy numerosos indigentes que se han instalado, en tiendas de campaña y otros medios precarios, en esa playa.

Algunos, como narra el Daily Mail, plantean la situación en términos de una aguda crisis y acusan a las personas sin hogar de desatar la inseguridad y la zozobra en Venice Beach.

Un campamento de tiendas de indigentes en la playa Venice, en Los Ángeles, California. (Reuters)
Un campamento de tiendas de indigentes en la playa Venice, en Los Ángeles, California. (Reuters)

Ese periódico dice que en la arena donde juegan niños se hallan jeringas con la aguja aún colocada, quizás usadas por un adicto a las drogas, y afirma que algunos de esos indigentes agreden a las personas y turistas en esa zona.

"Ni siquiera puedo sacar a caminar a mi perro o andar en bicicleta por la ruta ciclista de Venice Beach… Es muy atemorizante y muy violento", dijo un entrevistado por el Daily Mail.

"Hemos tenido muchos robos de perros y es descorazonador, muchos animales en esos campamentos no son bien tratados", añade.

Otra persona dijo a ese periódico que "hay violencia, gritos, peleas y abierto uso de drogas con agujas arrojadas al suelo… Yo llamo a la policía probablemente dos veces al día. Es como un empleo de tiempo completo".

Ciertamente, la presencia de los indigentes y sus campamentos precarios provoca allí tensión en muchas personas, aunque no todos piensan igual.

"Los indigentes no son problema. Son personas. Nosotros no combatimos a los indigentes. Los alimentamos, los atendemos, los escuchamos, les preguntamos lo que necesitan", dijo a Fox News la activista Lydia Ponce.

Al parecer, indigentes que vivían en las calles en el centro de Los Ángeles y otros lugares optaron por instalarse en la playa Venice y las autoridades no aplican rigurosamente las normas en relación a campamentos precarios. Eso ha propiciado que una cantidad considerable de personas sin hogar vivan hoy allí, lo que ha provocado un aumento de los incendios y el crimen, de acuerdo a Fox News.

Muchos residentes lo resienten y se han quejado. Pero los indigentes no tienen intención de irse.

Vincent Digaetano, de 52 años, vive en una tienda en la playa Venice, en Los Ángeles. (Reuters)
Vincent Digaetano, de 52 años, vive en una tienda en la playa Venice, en Los Ángeles. (Reuters)

Uno de los indigentes que allí viven, Dave, de 57 años, dijo a Fox News: "quiero estar aquí por la diferencia de la gente de aquí… Yo soy del Bronx [Nueva York], a gente es mucho más ruda allí. Pero aquí la gente de California es relajada, de estilo más fácil. Tienes millonarios viviendo en la casa de al lado".

Para Robert, de 76 años, mudarse a un albergue no es una opción pues él, que padece artritis y diabetes, dijo a esa televisora: "prefiero estar aquí. Ellos [los albergues] tienen toque de queda, restringen cuántas cosas puedes tener, quieren decirte cuándo puedes ir y volver y yo realmente no necesito eso".

Hay muchos residentes que ven a los indigentes como una molestia o incluso una amenaza, tanto para su seguridad personal como de su patrimonio (el valor de las casas en Venice Beach, de acuerdo a reportes, ha descendido recientemente), pero otros también consideran que mantener esos campamentos es ominoso para las propias personas sin hogar.

"La idea de que estas personas puedan seguir viviendo afuera, en condiciones subnormales, sin vivienda apropiada, sin cuidado médico apropiado, sin entrenamiento laboral, sin rehabilitación no es en su mejor interés. Y ellos están muy equivocados al demandar quedarse como están", dijo a Fox News Mark Ryavec, de una asociación de Venice.

Al parecer, las condiciones en esa localidad se han ido deteriorando, pero las autoridades de Los Ángeles no han hecho nada, pese a que existen ideas y planes al respecto. La pandemia de covid-19 ha vuelto a esos campamentos de indigentes en una situación aún más dramática.

El gobernador de California ha planteado un plan de 12,000 millones de dólares para abatir el problema de la indigencia, pero la realidad es que el asunto es complejo y difícil, y con razones humanas y estructurales de peso.

Por ejemplo, según el Daily Mail, muchos de los indigentes que viven en Venice Beach sufren enfermedades, adicciones o discapacidades físicas o intelectuales que les impiden trabajar o llevar una vida diferente.

"Esto es como una sala psiquiátrica al aire libre", dijo Ian, uno de los indigentes que vive en Venice Beach, al Daily Mail.

Y aunque muchos residentes deploran la inseguridad, el crimen y las tensiones que, afirman, provocan los indigentes, otros son más amables. Por ejemplo, según el citado periódico, los voluntarios del grupo Drive-By Do-Gooders han llevado agua, comida y productos de higiene personal a los indigentes.

En todo caso, la situación ha crecido de modo inquietante. Según ese periódico, en 2014 un conteo registró 175 personas viviendo en la calle en Venice Beach. Esa cifra subió a 1,200 en 2019 y desde meses recientes la situación sería aún más crítica.

Policías recorren la zona de venice, donde se ha asentado un considerable campamento de indigentes. (Reuters)
Policías recorren la zona de venice, donde se ha asentado un considerable campamento de indigentes. (Reuters)

Así, la cuestión es compleja y la gran interrogante es cómo lograr una solución en que se proteja la seguridad, la propiedad y las actividades de los residentes y los turistas de Venice Beach, que son el motor de su economía y su cultura, y se ofrezca también a los indigentes opciones dignas que les permitan no solo obtener una alejamiento temporal, sino opciones de largo plazo en el plano de la vivienda, la salud y el empleo.

Algunos ven la fuerza pública y el retiro de los indigentes como una respuesta, otros la solidaridad y planteamientos humanitarios. El dinero prometido por el gobernador Newsom puede ser un primer paso, pero la solución a la indigencia debe darse de modo integral, una labor que, además, ha de darse de modo continuo pues, aunque Estados Unidos es un país de inmensa riqueza, muchos de sus habitantes viven en una situación de fragilidad y presión que puede arrojarlos a la indigencia.

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