La disputa por los terrenos del Aeropuerto de la Cuidad de México

Desde que en el sexenio de Vicente Fox se planteó el proyecto de construcción de un Nuevo Aeropuerto para la Ciudad de México debido a que el actual ya es insuficiente, hemos sido testigos de la enorme cantidad de intereses que giran alrededor de este tema.

Con Vicente Fox el problema estalló cuando los habitantes de San Salvador Atenco se sintieron excluidos del proyecto y sus beneficios, a pesar de que se iba a construir sobre sus terrenos que, al ser expropiados, les daba acceso a un pago de pocos pesos. El valor del terreno se multiplicaba cuando otro lo adquiría cotizado en miles de dólares. Desde luego que no les pareció justo y se opusieron al proyecto que ya anunciaba el gobernador del estado de México, Arturo Montiel en las placas de los automóviles de la entidad, y lucían un pequeño avión despegando.

Hace dos años el presidente Enrique Peña Nieto anunció la determinación del gobierno federal de construir el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y presentó el proyecto arquitectónico que ganó un concurso internacional. Casi de inmediato se plantearon diversas posiciones sobre el futuro del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que pasan desde la propuesta de dejarlo como un aeropuerto local, hasta aprovechar las instalaciones como base para el desarrollo urbano de la ciudad.

Hoy la discusión sobre el futuro del aeropuerto esta cancelada y el tema es sobre quien decide sobre el uso que se le dará a las 710 hectáreas de ese terreno

Si la planeación no sufre retrasos será el 20 de octubre de 2020 cuando aterrice el primer avión en el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y aunque faltan más de cuatro años, el Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera afirma que cuando el terreno deje de ser usado como aeropuerto pasará a ser reserva territorial, es decir, el predio podrá ser utilizado para el crecimiento y beneficio de la ciudad. “En el momento en que desaparezca esa concesión, es decir, que no sea aeropuerto, esa concesión se acabó”.

El Jefe de Gobierno considera que es competencia de la Ciudad de México decidir el proyecto que se desarrollará en el terreno que ocupa el AICM que le fue otorgado en concesión a la federación para que los utilizara para el aeropuerto, así que “lo que quiera hacer ahí se lo tiene que preguntar a la Ciudad”.

Por su parte el secretario de Desarrollo Económico del gobierno de la ciudad, Salomón Chertorivski, comentó en entrevista de radio con el periodista Ciro Gómez Leyva, que sí hay prisa por saber qué proyecto se llevará a cabo en el terreno que todavía ocupa el AICM y aunque faltan cuatro años para que deje de operar, se debe trabajar desde hoy para que los habitantes de la ciudad no tengan consecuencias.

“De entrada, 2020 que está a cuatro años y medio, tenemos que pensar qué va a pasar con el agua, con las inundaciones, con la gente que hoy vive, de alguna manera, o mal vive, pero subsiste de la economía que genera el aeropuerto en las colonias de alrededor, esa es una visión que tenemos que ir trabajando desde hoy".

En concordancia con el jefe de Gobierno, el secretario Chertorivski plantea que no hay duda de que el gobierno federal tiene la propiedad de los terrenos, pero cuando deje de operar el aeropuerto, el plan urbanístico debe realizarlo la ciudad y por eso tiene la preeminencia.

El secretario de Comunicaciones y Transportes del Gobierno federal, Gerardo Ruiz Esparza, tiene otro punto de vista sobre el destino de las 710 hectáreas, al respecto dice: “No hay duda de que los terrenos y las terminales del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México son propiedad del gobierno federal, y será el que decida qué ocurrirá con ellos cuando entre en operación la nueva terminal aérea.”

Al respecto el secretario Ruiz Esparza señaló que cuando llegue el momento la decisión sobre el futuro de terreno e instalaciones, será tomada en coordinación con el gobierno de la ciudad y se buscará que sea en beneficio de la sociedad, tal vez para construir terminales intermodales o universidades, lo cierto es que se trata de una infraestructura muy valiosa que no se puede destruir.

Parece que el destino de los terrenos del AICM será fuente de discordia entre el gobierno de la ciudad y el federal que se abrogan como los dictaminadores únicos sobre el futuro de esta parte de la capital. Difícilmente se les puede acreditar genuina preocupación social y urbana, se percibe el interés por los negocios que puede atraer la construcción de los proyectos que se propongan, cualquiera que estos sean.

Lo único que es cierto de esta tensión que empieza, es que los que la promueven no van a estar en el poder cuando llegue el 2020. Ni Mancera, ni Peña, van a decidir en el momento final el futuro de esos terrenos, no sabemos en estos momentos las alianzas y compromisos que van a tener que establecer los que se van y los que quieren subir, pero pueden quedarse en el camino. Lo que si pueden hacer en este momento son compromisos a futuro “por si” se mantienen en el juego político para el cercano 2020. El negocio y el poder mandan. El futuro de la ciudad no les importa.