La caída en desgracia de Marcelo Ebrard: de súper canciller a exiliado de la 4T

Marcelo Ebrard, aspirante a la cndidatura presidencial de Morena, al momento de anunciar que no acudiría al evento del partido donde se dio el resultado de las encuestas que dieron por ganadora a Claudia Sheinbaum |  REUTERS/Raquel Cunha
Marcelo Ebrard, aspirante a la cndidatura presidencial de Morena, al momento de anunciar que no acudiría al evento del partido donde se dio el resultado de las encuestas que dieron por ganadora a Claudia Sheinbaum | REUTERS/Raquel Cunha

El diseño de la sucesión presidencial adelantada por Andrés Manuel López Obrador llegó a su término con la designación de su candidata Claudia Sheinbaum, como suprema defensora de la transformación. El modelo funcionó conforme a lo previsto, a excepción de la inconformidad de Marcelo Ebrard con los resultados de la encuesta que no lo favoreció y en consecuencia, perdió la oportunidad de ser el coordinador de la defensa de la 4T y posteriormente, candidato de Morena a la presidencia.

El resultado final de la encuesta de Morena indicó que Marcelo Ebrard obtuvo el 26.6% de preferencias y Claudia Sheinbaum el 39.4%, una diferencia de 13 puntos, que en términos estadísticos significa un resultado irreversible. El desenlace no fue sorpresa para nadie, mucho menos para Ebrard que desde que inició la sucesión reclamó piso parejo, reglas claras e impuso condiciones para el proceso de disputa por la candidatura.

El presidente López Obrador aceptó las condiciones planteadas por Ebrard, pero se reservó el control del proceso cerrando las opciones en la contienda que hubieran perjudicado a su favorita, como descartar los debates, entrevistas a medios de comunicación, discrecionalidad en el uso de recursos financieros y estructurales y otros.

La derrota de Marcelo Ebrard no sucedió durante el levantamiento de las encuestas. Se construyó desde que inició el sexenio. La preferida de López Obrador siempre fue Claudia Sheinbaum. El excanciller se aferró a su idea de que le sería correspondido el “sacrificio” que realizó en 2012, cuando declinó a favor de AMLO, como si la lealtad existiera en el escenario de la disputa por el poder y la búsqueda de la impunidad, cuando se pierden los privilegios.

En el proceso de las giras por el país para posicionarse como opción en las encuestas, Marcelo Ebrard denunció la campaña en medios y los apoyos institucionales que favorecían a Claudia Sheinbaum. No pasó nada. Los dirigentes de Morena relativizaron los reclamos y la presencia de la opción presidencial avanzó hasta obtener el mejor resultado en la encuesta que, según Ebrard, tuvo muchas “incidencias” durante su levantamiento, como no respetar la metodología acordada, insuficientes encuestadores, formatos incorrectamente respondidos, encuestadores coludidos con funcionarios de Morena y demás.

 REUTERS/Quetzalli Nicte-Ha
REUTERS/Quetzalli Nicte-Ha

Los dirigentes de Morena hicieron público el resultado final de las encuestas. Asistieron los aspirantes, alcanzó el triunfo a Sheinbaum, pero no asistió Marcelo Ebrard que desconoció el proceso y demandó que se anule y reponga porque considera que está plagado de irregularidades. Sus colaboradores se retiraron del cómputo de las encuestas y cuando quisieron reingresar la policía lo impidió. Su ausencia fue interpretada como sabotaje al acto de Morena.

Todos los aspirantes a la coordinación de defensa de la 4T recordaron que aceptaron las reglas del juego y acordaron respetar el resultado. Ricardo Monreal calificó en penúltimo lugar con el 6.5 por ciento, lo asumió y aceptó. El mensaje para él es que no es competitivo para contender por la Jefatura de Gobierno de la CDMX. La ausencia de Marcelo Ebrard y su expresión pública de rechazo, en los hechos lo excluye de la estructura de Morena, lo que tampoco debe extrañar porque en su narrativa de los meses recientes lo había insinuado, pero no fue explícito, tal vez por mantener una esperanza cercana a la fe y lejana de la realidad política.

Marcelo Ebrard dice que el próximo lunes realizará una reunión con sus seguidores para definir el camino que seguirá, cualquiera que sea no será en Morena. Se ha especulado que podría ser candidato de Movimiento Ciudadano y al respecto se comenta que sería indicador de haber pactado con López Obrador para quitarle votos al Frente Amplio por México, en específico a Xóchitl Gálvez. Parece un sendero en el que, frente a la historia, quedaría como esquirol. No parece congruente con su biografía.

El desenlace del proceso interno de Morena para nombrar a Claudia Sheinbaum fue “manchado” por Ebrard con su protesta. La respuesta a su actitud fue inmediata, mediante un desplegado de prensa, funcionarios del partido y 22 gobernadores de Morena apoyaron el proceso y en redes sociales, rápidamente, se presentaron ataques en su contra. Lo que significa la instrumentación de una indicación presidencial, e implica la ruptura de la relación entre Ebrard y López Obrador.

Hoy Marcelo Ebrard sabe que perdió su lugar en Morena, insultó a los dirigentes, deslegitimó el proceso interno y desafió al poder presidencial actual y posible del futuro. Su margen de maniobra es limitado y para algunos su valor político disminuyó o es nulo.

En su mañanera de hoy López Obrador lo llamó a apoyar la transformación y le recordó que el segundo lugar en las encuestas podría ser coordinador de Morena en el Senado. No parece que Ebrard acepte subordinarse a Claudia.

En el escenario actual de la política, Marcelo Ebrard es el gran perdedor, que al ejercer su “derecho al pataleo” se hunde más en la desgracia. La rebeldía que hoy muestra debería haberla realizado mucho antes. La compañía de los políticos en desgracia es la soledad. La tibieza pasa factura.

La simulación democrática de López Obrador, actuada por los aspirantes que designó no aportó nada nuevo a la cultura política. Solo fue el refrendo del amplio y discrecional poder del presidencialismo para designar a su sucesor y entregar el poder, más la creatividad del calor tropical.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO

Viva México: sufre aparatoso accidente pero se va caminando con tal de no ir al hospital