¿El límite de alcohol para manejar en EE. UU. es demasiado alto?

(Michelle Gustafson/The New York Times)
(Michelle Gustafson/The New York Times)

Hay evidencia de que reducir el límite de alcohol en la sangre al manejar puede disminuir el número de accidentes mortales sin afectar la industria de la hospitalidad.

[Estamos en WhatsApp.
Empieza a seguirnos ahora
]

A finales de 2018, Utah redujo su límite de alcoholemia (contenido de alcohol en sangre) de 0,08 a 0,05.

Un año después de la implementación de la ley, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras encontró que los accidentes automovilísticos fatales en el estado habían disminuido casi un 20 por ciento.

“Créame, nunca pensé que veríamos un efecto significativo en Utah”, dijo James Fell, investigador científico principal que estudia la seguridad del tráfico en la organización independiente de investigación NORC, de la Universidad de Chicago. Para empezar, el estado tenía uno de los índices de conducción bajo los efectos del alcohol más bajos de Estados Unidos, añadió.

Utah es actualmente el único estado del país con un límite de 0,05 de alcoholemia; en el resto, el límite sigue siendo de 0,08. Pero a escala internacional, Utah no está para nada solo. Australia, Francia, Tailandia y otros 50 países tienen un límite de alcoholemia de 0,05, y en más de otros 30 países el límite es incluso inferior.

Con el aumento de las muertes por conducir ebrio en EE. UU. en los últimos años (alrededor del 33 por ciento entre 2019 y 2022, según los datos más recientes), varios otros estados —incluidos Nueva York, Washington, Hawái y Connecticut— ahora están considerando una legislación similar para reducir el límite legal al conducir.

“Estamos perdiendo, en las carreteras en estos días, más de 13.000 personas al año”, dijo Thomas Chapman, miembro de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte. “Es una cifra impactante”. En 2022, los accidentes por conducir ebrio representaron el 32 por ciento de todas las muertes de tráfico.

El actual límite nacional de alcoholemia no se estableció hasta el año 2000, cuando el Congreso aprobó una ley que obligaba a todos los estados a fijar su límite de alcoholemia en 0,08 para seguir recibiendo fondos federales para autopistas. Antes de eso, algunos estados utilizaban 0,08, mientras que otros utilizaban 0,10.

Incluso en aquella época, algunos investigadores y promotores pensaban que el límite debía ser de 0,05, según Linda Degutis, profesora de la Facultad de Salud Pública de Yale y exdirectora de prevención de lesiones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. “La tasa de 0,08 fue más bien una concesión”, afirmó.

Los expertos afirman que la ciencia apoya firmemente un límite de alcoholemia más bajo. Múltiples estudios sobre las facultades cognitivas de las personas que beben han revelado que tanto la atención sostenida como la multitarea se ven afectadas a partir de 0,05. Las personas se vuelven somnolientas incluso a niveles más bajos de intoxicación. Y en los simuladores de conducción utilizados en laboratorio, las personas tienen peor rendimiento con cualquier cantidad de alcohol en el organismo.

Si analizamos cómo afectan estas alteraciones a la conducción en el mundo real, un estudio reveló que las personas con una tasa de alcoholemia de 0,05 tenían un 38 por ciento más de riesgo de sufrir un accidente de tráfico que las que no tenían alcohol en el organismo; con 0,08, el riesgo aumentaba hasta el 169 por ciento. Y un análisis que Fell realizó en 2017 estimó que reducir el límite legal a nivel nacional a 0,05 podría reducir los accidentes mortales relacionados con el alcohol en un 11 por ciento, salvando casi 1800 vidas al año.

A grandes rasgos, una alcoholemia de 0,05 resulta de consumir dos bebidas en dos horas para una mujer de 68 kilogramos, y tres bebidas en dos horas para un hombre de 90 kilogramos. El peso corporal, el tiempo transcurrido desde el primer trago y el hecho de tener comida en el estómago influyen en la alcoholemia. Y recuerda: “un trago” significa una cerveza de 355 ml con un 5 por ciento de alcohol, una copa de vino de 147 ml o un shot de licor de 44 ml. Las cervezas más fuertes, las copas generosas de vino y los combinados con varios shots aumentan la alcoholemia.

Una serie de grupos, como la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, el Consejo Nacional de Seguridad, las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina y grupos de presión como Madres contra los Conductores Borrachos, apoyan la reducción del límite de alcoholemia. Incluso AB InBev, la empresa cervecera propietaria de marcas como Budweiser, Corona y Stella Artois, no está en contra de reducir el límite.

Según los expertos entrevistados para este artículo, uno de los principales opositores es la industria de la hospitalidad, que argumenta que un límite de 0,05 en la tasa de alcoholemia perjudicaría a restaurantes y bares. (Los grupos nacionales y estatales de alcohol y restaurantes no respondieron a las múltiples peticiones de comentarios). Durante la campaña a favor de un límite nacional en 2000, los representantes del sector argumentaron que si el límite era demasiado bajo, la gente no podría salir a tomar una copa de vino o un cóctel con la cena.

“Sabemos que se necesita algo más que una copa de vino o un cóctel para llegar a una tasa de alcoholemia de 0,05”, explicó Degutis. “Pero, ya se sabe, éste era el argumento: que esto iba a perjudicar realmente su economía, dañar su capacidad para atraer a la gente”.

En Utah, hubo poca evidencia de que esto ocurriera. El informe de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras encontró que las ventas de alcohol en el estado continuaron en una trayectoria ascendente constante desde 2012 hasta 2020 y no se vieron interrumpidas por la aprobación o implementación de la ley. Ese estudio proporcionó evidencias “importantes” de que un límite más bajo de alcoholemia no tuvo un “impacto negativo en las ventas de alcohol o los ingresos fiscales o el turismo”, dijo Chapman.

Según el informe, en lugar de beber menos, es más probable que la gente buscara otra forma de llegar a casa.

En aproximadamente la mitad de los accidentes mortales en los que está implicado el alcohol, los conductores tienen una alcoholemia igual o superior a 0,15, por lo que es posible que un límite más bajo no disuada a los peores infractores más de lo que lo hacen las leyes actuales. Sin embargo, podría influir en quien tiene en cuenta el límite pero no reconoce cuando sus capacidades están afectadas.

“La razón por la que el límite funciona es que sirve como elemento disuasorio general contra la conducción bajo los efectos del alcohol”, afirmó Fell. “La gente no sabe exactamente qué significa 0,05; lo único que sabe es que se ha bajado el límite de alcoholemia y que más vale tener cuidado”.


Dana G. Smith
es reportera del Times que cubre la salud personal, en particular el envejecimiento y la salud del cerebro. Más de Dana G. Smith

c. 2024 The New York Times Company