Líderes políticos y cívicos de Haití discrepan sobre quién debe participar en la transición

Mientras las pandillas armadas de Haití, que ya controlan algunos de los activos estratégicos del país, amenazan con tomar el Palacio Nacional para instalar a su propio presidente, líderes caribeños se preparan para reunirse el lunes en Jamaica en una sesión de emergencia de un día de duración sobre la escalada de la crisis.

Enfrentarán la dura realidad de un país asediado y de una sociedad profundamente dividida y polarizada que enfrenta un estancamiento político. Y tendrán que abordar un asunto clave: ¿Puede un acuerdo político detener la ola de violencia de las pandillas que amenaza con derribar lo que queda del Estado haitiano? ¿Y sería viable dicho acuerdo si excluyera a los líderes de las pandillas?

Líderes de la Comunidad del Caribe en Jamaica el lunes 11 de marzo de 2024 para una reunión de emergencia de un día sobre la crisis en Haití. Los jefes de gobierno de los países miembros de la CARICOM (Bahamas, Barbados, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica y San Vicente y las Granadinas) estuvieron presentes en la sala.
Líderes de la Comunidad del Caribe en Jamaica el lunes 11 de marzo de 2024 para una reunión de emergencia de un día sobre la crisis en Haití. Los jefes de gobierno de los países miembros de la CARICOM (Bahamas, Barbados, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica y San Vicente y las Granadinas) estuvieron presentes en la sala.

Siete líderes caribeños asistirán a la reunión de Jamaica, junto con ocho países socios y Naciones Unidas. Estados Unidos estará representado por el secretario de Estado, Antony J. Blinken. Según el Departamento de Estado, Blinken debatirá una propuesta para crear un grupo presidencial haitiano que ayude a Haití a avanzar hacia la celebración de elecciones, así como el despliegue de una misión multinacional de apoyo a la seguridad para ayudar a la policía a combatir a las pandillas.

Líderes políticos y cívicos de Haití han presentado al menos cuatro propuestas al bloque caribeño de 15 miembros conocido como CARICOM. Ninguna de las propuestas aboga por un lugar para alguna de los cientos de pandillas armadas que causan estragos en Puerto Príncipe, ni para el ex golpista Guy Philippe, el hombre al que algunas de las pandillas quieren instalar como presidente. Pero personas cercanas a los debates afirman que ambos temas se han planteado durante las discusiones sobre si el panel presidencial debe reflejar la realidad política y de seguridad actual de las calles.

Durante el fin de semana, un jefe pandillero conocido como Krisla advirtió a través de las redes sociales a policías y empleados del Palacio Nacional que el lunes la población estará en las calles. Ocuparán los alrededores del Palacio Nacional, dijo, para “instalar el poder en el palacio, el senador Guy Philippe”.

El líder político Liné Balthazar dijo que, aunque no está cabildeando para que Philippe, quien ha estado recabando apoyos desde que regresó a Haití de una estancia de seis años en una prisión estadounidense por cargos relacionados con drogas, o cualquier líder de las pandillas tenga un asiento en la mesa de negociaciones, cualquier transición tiene que reflejar a la población, de cuyos sentimientos se hacen eco las pandillas.

“No podemos reducir el país a una pequeña minoría de personas sin tener en cuenta las voces de la mayoría”, afirmó Balthazar, jefe del Partido Haitiano Tèt Kale, PHTK. “Tenemos que prestar atención a lo que ocurre en las calles y en las provincias”.

El PHTK, el partido del ex presidente Michel Martelly, participó inicialmente en las negociaciones con un grupo que incluía a los partidos políticos En Avant, dirigido por el ex legislador Jerry Tardieu, y Fanmi Lavalas, el partido político del ex presidente Jean-Bertrand Aristide. También participaron en esas conversaciones miembros de un grupo conocido como el Acuerdo de Montana, una coalición de grupos cívicos y partidos políticos que ha estado librando una campaña de casi tres años en Estados Unidos y Canadá para destituir al primer ministro Ariel Henry tras cuestionar su legitimidad y gobierno.

Tras el fracaso de las conversaciones, el PHTK se alió con otros líderes políticos y presentó su propia propuesta por separado a la CARICOM bajo el nombre de Colectivo 30 de Enero.

“Hay una masa de gente, gente pobre, que está desalentada. ... Nos corresponde a nosotros aportar una perspectiva política para evitar que esas masas salgan a la calle y sigan a cualquiera”, declaró Balthazar.

Otra propuesta, conocida como el Consenso Político del 9 de marzo, ha sido firmada por representantes del Acuerdo de Montana, la comunidad empresarial, un líder religioso y un miembro de la diáspora.

Pandillas de Haití pudieran convertirse en árbitros

Funcionarios estadounidenses han pedido a CARICOM que tome la iniciativa para animar a los haitianos a encontrar un consenso para salir del caos.

Entre bastidores, Washington ha estado presionando discretamente a algunos políticos haitianos ante la creciente preocupación de que, si las fuerzas políticas de Haití no logran alcanzar rápidamente un consenso, las pandillas, cada vez más poderosas, pudieran erigirse en árbitros del futuro del país.

La propuesta del 9 de marzo respaldada por el Acuerdo de Montana, que cuenta con el apoyo de varios personajes de alto nivel y de la administración de Biden, incluye la creación de un consejo de cinco miembros para dirigir la transición hacia las elecciones. La propuesta dice que los miembros de ese consejo tienen que cumplir ciertos requisitos: No haber sido nunca acusados de un delito penal o sancionados por fraude o corrupción, y nunca haber apoyado o incitado a la violencia.

Dadas las propuestas contrapuestas y la incapacidad de los haitianos para decidirse por un camino a seguir, un partidario de la propuesta del 9 de marzo dijo que cree que “al final, dependerá de la comunidad internacional hacer algo”.

Estados Unidos, Canadá y otros países han insistido en una solución liderada por Haití. Pero no está claro que tal solución sea posible, dadas las diferencias filosóficas y la desconfianza.

Claude Joseph, ex primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores del presidente Jovenel Moïse, dijo que lo que surja debe ser dirigido por haitianos y que cualquier transición debe ser inclusiva. Joseph propone un panel presidencial de siete miembros con representación de miembros de varias alianzas, el Acuerdo de Montana/Fanmi Lavalas y un grupo encabezado por el primer ministro conocido como el Acuerdo del 21 de Diciembre, que actualmente queda fuera de la propuesta de Montana del 9 de marzo. También hay un escaño para Petit Dessalines, el partido político del ex senador y candidato presidencial Jean Charles Moïse. También conocido como Moïse Jean-Charles, el político ha creado una alianza con Philippe, que cuenta con el respaldo de su partido para liderar una transición presidencial.

“La nuestra es una propuesta muy integradora”, dijo Joseph, que dirige el partido Comprometidos por el Desarrollo (EDE). “Si la propuesta es lo más inclusiva posible, puede detener la violencia. Pero no puede ser un pequeño grupo de personas sin apoyo popular. Sin embargo, no debemos recompensar a los líderes de las pandillas. Las pandillas son fuertes porque el Estado es débil”.

Las pandillas han exigido la dimisión de Henry y han amenazado con una guerra civil si no dimite. Hasta ahora, Henry, quien está en Puerto Rico y no ha podido regresar a Haití, no ha presentado su renuncia y sigue sin estar claro si irá a Jamaica. Estados Unidos ha instado a Henry a renunciar.

Miembros de la coalición del 21 de diciembre que lidera Henry dicen estar dispuestos a llegar a un compromiso y han pedido a la comunidad internacional que ayude a Henry a regresar a Haití. Han ofrecido dos propuestas diferentes a la CARICOM, dijo el abogado y líder político Andre Michel. Si no se puede llegar a un acuerdo sobre un colegio presidencial, entonces el jefe de la Corte Suprema debería ser investido presidente, dijo.

Entre los líderes caribeños que viajaron a Jamaica para asistir a la reunión está Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas. Gonsalves afirmó que, en última instancia, corresponde a los haitianos decidir cuál será su camino a seguir. CARICOM es solo un facilitador de las conversaciones. Pero no está claro cómo la comunidad internacional se pondrá de acuerdo en un plan, dadas las diferencias filosóficas sobre cómo tratar a las pandillas y a los grupos de la oposición, y la falta general de confianza que las partes albergan entre sí.

“No creo que nadie piense que vaya a haber una solución mágica. Es una situación complicada, muy complicada”, declaró Gonsalves tras llegar a Kingston el domingo. “Pero la dimensión política es importante, al igual que la seguridad. Tienen que ir en tándem, y están las necesidades humanitarias y de desarrollo”.

Las divisiones entre el espectro de las fuerzas políticas de Haití han dificultado el logro de un consenso, dijo Gonsalves, añadiendo que no se puede ignorar la terrible realidad del país bajo el mandato de Henry. La ONU documentó 8,400 víctimas de la violencia de las pandillas el año pasado, un aumento del 122% desde 2022, y el número de pandillas ha aumentado.

Algunos líderes caribeños han sugerido que los haitianos deberían negociar con las pandillas, y otros se han preguntado si hay un papel para Philippe, una línea de conversación que algunos diplomáticos familiarizados con Haití consideran preocupante.

“Si es cierto que las pandillas controlan el 80% de la capital, seguramente es de sentido común mantener alguna conversación con ellas”, dijo Gonsalves, quien añadió que no aboga por ese enfoque. “Adónde llevaría esa conversación es otra historia. Pero, ¿cree que tiene sentido no hablar con las personas que pueden controlar el 80% de la ciudad?”

La realidad es compleja. A pesar del frente unido de las pandillas en los últimos tiempos, no están verdaderamente unificadas, afirman varios observadores haitianos, que predicen que los líderes pronto lucharán entre sí por el territorio.

Los grupos que promueven diferentes versiones de un acuerdo admiten que, aunque se unieran, no hay garantías de que un acuerdo político haga mella en la crisis de seguridad. Para ello, según un líder político que respalda una de las propuestas del 9 de marzo, Estados Unidos tendría que aportar su fuerza, en forma de tropas.

“Sea lo que sea lo que firmemos, tiene que haber una fuerza que lo haga realidad”, dijo. “A lo único que temen las pandillas son las tropas estadounidenses”.