El líder supremo talibán pide secretismo para evitar dar una imagen dividida

Kabul, 18 abr (EFE).- El líder supremo de los talibanes, el mulá Haibatullah Akhundzada, pidió este martes secretismo a los líderes del movimiento fundamentalista para evitar mostrar una imagen de división y disipar los temores de luchas intestinas entre los gobernantes de facto de Afganistán.

"Si alguien tiene que aconsejar al líder, le aconseja en secreto, porque los consejos secretos son útiles. No deis recomendaciones abiertamente, porque el efecto es negativo en vez de positivo", dijo Akhundzada en un comunicado antes de Aíd al Fitr, o Fiesta del Fin del Ayuno con la que termina el Ramadán, y que este año se prevé para el próximo viernes.

La advertencia llega tras las críticas públicas de altos cargos talibanes contra Akhundzada, nombrado en 2016 tercer líder supremo de los talibanes tras la muerte de su predecesor en un ataque con drones estadounidenses, y que desde que los fundamentalistas se hicieron con el control del país en agosto de 2021 dirige Afganistán desde la sureña Kandahar.

La centralización del líder supremo ha dado tímidas muestras de fragmentación, especialmente tras comentarios recientes contra el monopolio del poder de Sirajuddin Haqqani, ministro del Interior del Gobierno interino talibán y al mando de la temida red fundada por su padre, Jalaluddin, acusada de llevar a cabo los peores ataques en Kabul antes de la caída del anterior Gobierno.

Desde que capturaron Kabul en agosto de 2021, los talibanes se han encontrado aislados por la comunidad internacional y no han logrado el ansiado reconocimiento del resto del mundo.

Su vuelta al poder ha supuesto además una creciente limitación de los derechos de las afganas, desde la prohibición de la educación superior femenina pasando por el veto al trabajo de las mujeres en el país, así como la imposición del velo o la segregación por sexos en lugares públicos.

La realidad que viven las afganas a día de hoy se asemeja cada vez más a la época del primer régimen talibán de entre 1996 y 2001, cuando en base a una rígida interpretación del islam y su estricto código social conocido como pastunwali prohibieron la asistencia femenina a las escuelas y recluyeron a las mujeres en el hogar.

(c) Agencia EFE