"Que Kimberly descanse en paz"

TORREÓN, Coah., junio 3 (EL UNIVERSAL).- Lorena Sánchez, la mamá de Kimberly Kasumi Narro Sánchez, únicamente quiere que se haga justicia para su hija, quien fue asesinada presuntamente por Simrri "N", su pareja sentimental.

El hombre roció gasolina y prendió fuego a la joven el pasado 19 de mayo en Torreón, Coahuila.

Kimberly de 19 años era la más pequeña de cinco hermanos y soñaba con enlistarse en la Marina.

"No sé por qué se le metió eso, en Mazatlán estuvo en un colegio militar. Se quería preparar, pero nos venimos para acá y todo cambió", cuenta la madre desde su casa en un ejido del municipio de Lerdo, en Durango.

La señora Lorena platica que su hija no se metía con nadie, tenía un corazón noble y siempre andaba con un libro en la mano.

Kimberly tenía tres gustos particulares: leer, la moda surcoreana y coleccionar peluches de Winnie Pooh. Su cuarto permanece intacto y allí están todavía los Winnie Pooh, los libros que más le gustaban y las fotografías y la música de sus bandas surcoreanas favoritas.

"Le fascinaban los coreanos, yo bromeaba y le decía ‘tú y tus chinitos’", recuerda Leticia, su hermana mayor, que viajó de Puebla a Saltillo y después a La Laguna cuando se enteró de la noticia del asesinato de su hermana.

Leticia la recuerda como una chica dulce, que acostumbraba a acudir a las marchas feministas y de protección de animales.

"Mi hermana no tenía maldad. Creía que todo el mundo era bueno y no es así", expresa su hermana Leticia.

Kimberly solía vender ropa u objetos a través de Facebook y quería ser independiente. También quería terminar la preparatoria.

Según su madre y su hermana, Kimberly salía poco, le gustaba maquillarse cuando estaba en casa, y prefería desmaquillarse cuando salía a la calle.

"Le gustaba estar bonita en la casa y salir cómoda a la calle", describe Leticia.

Ni hermana ni madre se hacen a la idea de ya no volver a ver a Kimberly. "Queremos justicia para que mi hermana descanse en paz, tenemos que enfrentar la realidad", comenta Leticia.

Lorena, la madre, aún tiene el dolor de la pérdida a flor de piel. Dice que quisiera estar encerrada en su cuarto, con la luz apagada y llorar hasta que termine por desahogarse. Siente que no le ha llorado lo suficiente a su hija.

"Todo por un vestidito"

En la audiencia en la que se vinculó a proceso al presunto feminicida, la madre estuvo presente, pero se retiró porque no aguantó ver al hombre que le quitó a su hija.

"Lo tuve a un metro y cómo se puede ver tan tranquila una persona así", cuestiona Lorena.

No soportó y abandonó la sala. Pero ganas no le faltaron por hacer justicia con sus propias manos, confiesa la señora.

"Ya no voy a tener a mi hija", se repite. "Todo por un vestidito", se lamenta.

La tarde del sábado 18 de mayo, horas antes de que le quitaran la vida a su hija, Kimberly le envió una fotografía a su mamá. "Te amo mucho mami", le escribió. En ella le enseñaba cómo estaba vestida y Lorena se llena de rabia de recordar que esa fue la razón del enojo del presunto feminicida.

"No era un vestido muy rabón, ni escotado. Se veía muy bonita… no se veía mal".

La madrugada del domingo, su hija y el presunto feminicida —a quien la familia no conocía— tuvieron una discusión supuestamente por la forma como Kimberly estaba vestida. Simrri roció gasolina e incendió el cuarto donde estaba Kimberly.

La chica de 19 años alcanzó a salir entre las llamas y todavía pudo declarar ante las autoridades lo que había pasado. Pero falleció el domingo por la tarde a consecuencia de una falla cardiopulmonar aguda irreversible, derivado de una tromboembolia.

Kimberly tuvo quemaduras de segundo y tercer grado y obstrucción de vías aéreas superiores e inferiores por material de combustión, según reveló la necropsia dada a conocer por la Fiscalía de Coahuila.

Lorena quiere echarse a llorar y no saber de nadie. Pero en estos momentos, dice, siente que tiene que ser fuerte para poder exigir justicia para su hija menor.

"Quiero la pena máxima", exige la madre. "Pedimos justicia".