Kiev privatiza el Hotel Ucrania, testigo privilegiado de la historia reciente del país

Kiev, 19 sep (EFE).- Acuciado por las deudas de la guerra y la necesidad de seguir financiando al Ejército, el Gobierno de Kiev consumó esta semana la venta, por más de cincuenta millones de euros, del emblemático Hotel Ucrania, en un proceso más amplio de privatizaciones que busca llenar las arcas públicas y aligerar el peso del Estado.

Situado en el corazón de la capital ucraniana, este hotel de factura soviética inaugurado a principios de la década de 1960 ha sido, por su ubicación y popularidad entre periodistas, políticos y otras personalidades, un testigo privilegiado y único de los principales acontecimientos de la historia reciente de Ucrania.

De alojar a visitantes, el hotel pasó a convertirse en centro de prensa de los organizadores de las protestas, hospital para los heridos y morgue en la que depositar los cuerpos de los manifestantes muertos durante la rebelión del Maidán, que culminó en febrero de 2014 con el derrocamiento del último presidente prorruso de Ucrania, Víktor Yanukóvich.

Centro neurálgico de la revolución

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“Era uno de los centros neurálgicos de la movilización”, dice a EFE por teléfono un participante en aquellas protestas que ahora combate como voluntario en el frente y pide el anonimato por motivos de seguridad.

“En los alrededores del hotel ocurrieron los acontecimientos más dramáticos; murieron manifestantes a manos de los policías antidisturbios y se produjeron algunos de los choques más intensos con los manifestantes”, agrega aludiendo a la cercanía del establecimiento con la sede del Parlamento y con la zona, cerrada por motivos de seguridad durante esta guerra, en la que se encuentra la Administración Presidencial ucraniana.

Construido, como el resto del centro de Kiev, en estilo arquitectónico soviético sobre ruinas después de que la zona quedará completamente destruida en la Segunda Guerra Mundial, el Hotel Ucrania se llamó durante las primeras décadas de historia Hotel Moscú, un nombre que estaría hoy prohibido por las leyes ucranianas que impiden glorificar al país invasor.

Un lugar popular entre periodistas

Por sus precios bajos en relación a su excelente ubicación y su rica historia, el Hotel Ucrania sigue siendo popular entre reporteros, voluntarios y personalidades con presupuesto limitado que visitan el país en tiempos de guerra.

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“Es un lugar muy conveniente, especialmente para los extranjeros que vienen a Ucrania por primera o por segunda vez, porque está cerca de todos los sitios importantes”, dice a EFE el fotógrafo ‘freelance’ canadiense Sami Siva.

Siva se ha alojado frecuentemente en el hotel desde que empezó a visitar Ucrania por trabajo en 2015.

“Es también, de alguna forma, un lugar lleno de romanticismo, por el estilo soviético que conserva y porque es una institución de Kiev, un lugar legendario”, agrega el canadiense, que destaca el precio asequible comparado con otros hoteles de la misma solera de la zona.

“Es como entrar en una máquina del tiempo”, remacha Siva, que alude a sus desayunos de bufé libre con abundantes salamis y embutidos típicamente post-soviéticos y a un menú dominado por platos ucranianos como el borsch o el pollo a la Kiev.

Una subasta de éxito

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En el plano estrictamente financiero, el Gobierno ucraniano ha celebrado la venta del Hotel Ucrania como una primera victoria de la ronda de privatizaciones puesta en marcha recientemente.

Según escribió en sus redes sociales la ministra de Economía, Yulia Sviridenko, el hotel ha sido vendido por una cantidad 2,4 veces superior al precio de salida, lo que es visto por la política como un buen augurio para las subastas de otras propiedades y empresas públicas a través de internet que tiene previstas a corto plazo el Gobierno de Ucrania.

El Hotel Ucrania ha sido adquirido por el empresario ucraniano Maskim Krippa, que hizo su fortuna en el sector de los juegos de azar, el entretenimiento y la tecnología y ha hecho recientemente otras grandes inversiones inmobiliarias en Kiev.

El paso del Hotel Ucrania a manos privadas podría infundir vigor a un establecimiento que sigue caracterizándose por el aire mortecino propio de los negocios de la era comunista, lo que supondría también una subida del precio de las habitaciones y el adiós a la atmósfera decadente y romántica que en los últimos años han cautivado a muchos de los huéspedes de esta institución de Kiev.

Marcel Gascón

(c) Agencia EFE